Mariona Borrull
CRíTICA SECCIóN OFICIAL

‘Sparta’: El hombre y el monstruo

Austria – Estado francés – Alemania, 2022. 99’. Dirección: Ulrich Seidl. Guion: Ulrich Seidl, Veronika Franz. Intérpretes: Georg Friedrich, Florentina Elena Pop, Hans-Michael Rehberg, Marius Ignat, Octavian-Nicolae Cocis.

Fotograma de la película ‘Sparta’.
Fotograma de la película ‘Sparta’. (ZINEMALDIA)

En tiempos de sana hipersensibilidad, resulta natural acercarse a una película como ‘Sparta’ con la ceja bien erecta, como si la cinta pudiera darnos prueba o respuesta alguna para con la condición moral de su director, acusado de abusos a los menores rumanos que participaron en el rodaje. Sin embargo, pensándola (y a falta de ver ‘Rimini’, que la antecede), ‘Sparta’ se me aparece como crónica, dura e inteligente, de una invasión en toda regla; una auténtica película de monstruos. Ewald (Georg Friedrich), ojitos negros y cejas peladas, vive a imagen del Nosferatu de Murnau. También el vampiro encarnaba el mal que crece en los márgenes de la sociedad, allá donde la negligencia impera. Ewald es forastero perpetuo, un ser patético que deambula entre parques infantiles y desalmados bares de carretera.

Imberbe y simple como un crío, el hombre funda una escuela de judo en un pueblo transilvano, apenas un puñado de casas. Pero el cobijo que dé a sus pocos alumnos, niños maltratados por unos padres en situación de pobreza, irá tiñéndose de una violencia mucho más discreta y venenosa. Ulrich Seidl mira a su monstruo de frente e, impasible, nos exige sostener en nuestras manos los abismos del horror que queda fuera de plano. No lo redime: ¿cómo perdonar la amoralidad de un enfermo? Qué hagamos con los remanentes de la piedad que hayamos sentido debería ser asunto nuestro, debate privado... Una excusa perfecta para observar con detenimiento por qué pedimos empatizar con todo lo que vemos.