Chocar contra un jabalí adulto, las más de las ocasiones, provoca unos desperfectos en el coche que suelen acabar en siniestro total. Lo contrario es tener suerte. Y solo este fin de semana, ha habido 12 atropellos a estos animales, además de otros seis corzos arrollados y una cierva.
Afortunadamente, la mayoría de las veces impactar contra animales no acaba con personas heridas de gravedad o con decesos. Este fin de semana ha sido la excepción. Hay un motorista herido por chocar con un animal en Las Bardenas.
«Sé que son fracciones de segundo, que se reacciona por instinto, pero nuestra experiencia nos dice que casi es mejor impactar contra el animal que dar un volantazo para esquivarlo», comenta Mikel Santamaría, jefe de prensa de Policía Foral. En su mente sobrevuela la muerte de un joven que, por esquivar a un animal que saltó a la carretera, salió del carril y chocó contra un árbol. Ocurrió hace dos años.
Pisar el freno a fondo, pero nunca girar. Esa es la diferencia básica entre toparnos de frente con una especie cinegética o con una persona. Entonces sí que hay que dar el volantazo.
Fuera de la cobertura ordinaria
Como los atropellos de corzos y jabalíes derivan en un problema económico, se convierten enseguida en un asunto de aseguradoras. Y lo primero a tener en cuenta aquí es que, de partida, los seguros de automóvil han dejado de incluir a los accidentes con fauna dentro del listado de siniestros que cubren. Incluirlo conlleva un pequeño sobrecoste.
«Cuando sucede algo así, enseguida tenemos que hablar con los seguros. Mucha gente se lleva un disgusto. La culpa de atropellar a un animal prácticamente siempre es del conductor. Da igual que haya señal o no, da igual que se te eche encima. La ley es así. Si la gente supiera realmente la frecuencia de estos siniestros, pienso que se lo harían todos. A día de hoy, es el accidente más común», prosigue el portavoz de la Policía.
Las excepciones son principalmente dos. Cuando ese animal con el que chocamos ha saltado a la carretera por culpa de una batida de caza (se tiene en cuenta el lugar del accidente y el tiempo que ha transcurrido desde que se batió el monte para sacar a los animales) y cuando el atropello tiene lugar en la autopista, pues son vías de alta velocidad que deben de estar valladas. Si un animal cruza una autopista, la culpa es de la autopista.
Para el resto de los casos, lo único que existe es el citado añadido a la póliza del seguro, pese a que en buena parte de las ocasiones no cubra totalmente la reparación real o tenga alguna franquicia.
Pruebas de lo sucedido
Hay que demostrar, además, que el accidente sucedió por culpa de un animal. No siempre el animal acaba muerto en el impacto, sino que logra escapar. «Basta, entonces, con muy poca prueba. Que se vea sangre, o restos de pelo en el lugar del impacto. Ahora bien, siempre debe de haber algo que corrobore la versión. Un testimonio de que alguien se salió de la carretera por culpa de un animal no es suficiente como para que el seguro o la policía le crea», confiesa Santamaría.
El aumento de accidentes por fauna cinegética se están dando en todas las zonas de Nafarroa, si bien quizá el repunte sea algo mayor en Erribera, donde algunas de estas especies han encontrado nuevas oportunidades de alimento en determinados cultivos. La recta de Arguedas o Cintruénigo son puntos calientes para este tipo de siniestros.
De habitual, los atropellos a estos animales suceden al amanecer o al atardecer, cosa que se achaca a los momentos de mayor actividad de estas especies. El pico de accidentes de este fin de semana, por lo que ha podido saber NAIZ, sería fruto de la casualidad estadística (hay muchos accidentes, son diarios, de hecho, pero no distribuidos uniformemente). No habría, pues, relación con la época del año en la que se está.
Ya en el rango de la anécdota, si el animal resulta muerto en el choque pasa a ser propiedad, si así lo desea, de quien lo atropelló. Según Policía Foral no es extraño que, si el accidente es leve, algunos tengan el cuajo de echarse un corzo al maletero.