Hace diez días saltaba la liebre, y diferentes medios daban por segura la designación de Mikel Garciandia, capellán de Aralar, como nuevo obispo de Donostia. Falsa alarma.

Este lunes, la web especializada Religión Digital adelantaba que el elegido era el sacerdote claretiano Fernando Prado (Bilbo, 1969). Prado, que es también licenciado en Periodismo por la UPV-EHU, es actualmente editor de Publicaciones Claretianas y profesor en el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid.

Al mediodía se ha confirmado la noticia, con la publicación del nombramiento en el boletín oficial del Vaticano. Religión Digital apunta que Prado fue siempre el nombre que estaba en la cabeza del Papa Francisco para sustituir a José Ignacio Munilla, que a principios del año tomaba posesión de su nuevo cargo como obispo de Orihuela-Alicante. Añade que la designación «levantará ampollas entre los sectores rigoristas» y «pone las bases para la sucesión de Francisco Pérez» en Iruñea. Desde la marcha de Munilla, Pérez ha estado como administrador apostólico en la diócesis de Donostia.

Prado se ordenó sacerdote en Donostia, donde vivió entre finales de los 90 y comienzos de los 2000 y donde su orden tenía el colegio Mariaren Bihotza, junto a la playa de Gros.

Es un hombre que tiene estrecha relación con el Papa Francisco. En 2018 publicó un libro titulado ‘La fuerza de la vocación’, basado en una entrevista que mantuvo con el Pontífice y que ha sido traducido a 17 idiomas; y hace unos meses vio la luz 'Praedicate Evangelium. Una nueva curia para un tiempo nuevo’, una obra que pretende desentrañar y hacer más accesible la nueva Constitución apostólica, con la colaboración del cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del Consejo de Cardenales.

«Hacer camino entre todos»

«Con vosotros tengo que hacer el camino y no haré nada sin vosotros. Todo lo que queramos hacer en la Iglesia lo tenemos que hacer entre todos», ha dicho este lunes el nuevo prelado en su presentación a los medios de comunicación, que él ha aprovechado para dirigirse a todos sus diocesanos.

En su primera comparecencia como obispo ha tenido palabras de reconocimiento y agradecimiento para sus predecesores en la diócesis, el controvertido José María Setién, criticado por sus posiciones nacionalistas, el también cuestionado José Ignacio Munilla por sus posturas conservadores y Juan María Uriarte, que fue quien le ordenó sacerdote.

Elogios para los tres, aunque quizás haya quien lea entre líneas las alabanzas que ha prodigado a quienes ocuparon un puesto al que él accede ahora con la esperanza de ser bien recibido por sus fieles, con los que quiere abordar «juntos» los «desafíos» presentes y futuros.

«El Papa dice que todos por el bautismo somos discípulos y misioneros. En la misión de la Iglesia está todo, también el gobierno de la Iglesia y también las decisiones que hay que tomar en la Iglesia, que tendremos que tomar entre todos. Yo, con una autoridad que me dará el ministerio, que en algunos casos tendrá que ejercerse de manera especial, pero cuanto menos mejor, cuanto más hagamos todos juntos mucho mejor», ha enfatizado.

«Eso digo ahora, igual luego soy un cacique, espero que no me lo dejéis ser», ha bromeado Prado.