El barco humanitario alemán Rise Above atracó en la noche del lunes en el sur de Italia y pudo desembarcar a 89 migrantes rescatados en el mar Mediterráneo tras recibir autorización de las autoridades del país, según ha informado la ONG Lifeline, que fleta esta nave.
«El desembarco de los 89 rescatados se terminó», ha certificado el fundador de la ONG, Axel Steier, en el puerto de Reggio Calabria, en el lado peninsular del estrecho de Mesina. NAIZ ha tenido acceso a imágenes de la nave antes de llegar a puerto.
Cuatro migrantes ya fueron evacuados por motivos médicos el domingo de este buque, de pequeñas dimensiones en comparación con los otros tres barcos humanitarios que operan actualmente en esta zona y que se encuentran con obstáculos del nuevo Gobierno italiano de Giorgia Meloni para desembarcar a sus pasajeros.
Esto ha llevado al barco vasco Aita Mari a aplazar «temporalmente» su próxima misión de rescate, «debido a la incertidumbre que hay en Italia respecto a las medidas que pueda toma el nuevo gobierno de extrema derecha».
«Que se busquen la vida»
El catalán Marco Antonio Martínez, capitán del Rise Above, ha atendido la llamada de NAIZ desde su propia nave para recordar que «hay aún casi 500 hermanos y hermanas bloqueados» en otros barcos que no pueden desembarcar a sus pasajeros. «Las autoridades italianas les dicen a los capitanes que se vayan y se busquen la vida, y les amenazan con multas de 50.000 euros, pero no pueden irse con esa gente a alta mar».
Martínez recuerda que Italia ha suscrito convenios internacionales contra las devoluciones en caliente. «Esto es lo que pasa cuando eres tolerante con los intolerantes», ha apuntado, en referencia al Ejecutivo de Roma. «Hoy en el puerto de Reggio Calabria había policías avergonzados que me decían que ellos no son fascistas», ha añadido.
El Rise Above volverá a hacerse a la mar en diciembre para otra misión de rescate. Su capitán ha denunciado que en esta última «nos hemos comido un marrón del copón, íbamos 95 personas en un barco con capacidad para 80. Se dio el aviso de que estaban a la deriva, pero no fue nadie a rescatarles».
Solo los «vulnerables»
El Ejecutivo de Roma ha decretado que solo se permita desembarcar a migrantes «vulnerables» y únicamente después de una evaluación técnica a bordo, mientras que el resto debe seguir en los barcos para ser luego devueltos a aguas internacionales. A su juicio, los migrantes rescatados son responsabilidad del Estado bajo cuya bandera navega el barco, y pide más solidaridad europea para la acogida.
Giulia Tranchina, de Human Rights Watch (HRW), ha instado al Gobierno italiano a garantizar el desembarco sin trabas, porque «dejar a las personas atrapadas en barcos o varadas en el mar no es una política migratoria seria, es simplemente un teatro inhumano e ilegal».
No obstante, ha reconocido la necesidad de un mecanismo de solidaridad europeo y de un sistema común de asilo, algo que llevan años reclamando los países del sur de Europa. Tranchina también ha abogado por la reactivación del sistema de rescate de la UE en el Mediterráneo, ya que ahora la responsabilidad de salvar vidas recae en la actividad de las ONG.
Otras naves
El Ocean Viking, de la ONG SOS Méditerranée y también con bandera noruega, no recibió autorización para entrar a puerto y tras permanecer navegando frente a las costas de Siracusa (Sicilia) ha decidido poner rumbo hacia un puerto francés. «La situación a bordo se ha vuelto insoportable para los 234 rescatados. Después de 18 días a bordo, su salud mental está gravemente afectada, muchos sufren insomnio y muestran síntomas importantes de ansiedad y depresión», ha alertado un fotógrafo que viaja a bordo.
Después de semanas en el mar, el navío con bandera alemana Humanity 1, de la ONG SOS Humanity, recibió autorización para atracar el domingo en Catania y desembarcar a 144 personas, en su mayoría mujeres y menores, pero no a otros 35 hombres adultos.
El Geo Barents, barco con pabellón noruego de Médicos Sin Fronteras, atracó también el domingo en Catania pero las autoridades solo permitieron desembarcar a 357 personas y rechazaron la entrada a otras 215.
De ellas, dos sirios se lanzaron el lunes al agua del puerto y una tercera persona se arrojó para socorrerlos. Actualmente están sanos y salvos y, tras dormir en una furgoneta en el muelle, podrán pedir asilo, según aseguró el senador demócrata Antonio Nicita.
Italia ha registrado un importante aumento de personas llegadas por mar este año, con 88.100 desde el 1 de enero, frente a las 56.000 y las 30.400 en el mismo periodo de los años anteriores, marcados por la pandemia, según el Ministerio de Interior. Solo un 14% fueron rescatadas y desembarcadas por barcos humanitarios, según la misma fuente.