Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
DESDE LA BUTACA

El Ghibli Park de Miyazaki

Imagen de una de las zonas de Ghibli Park.
Imagen de una de las zonas de Ghibli Park. (Yuichi YAMAZAKI | AFP)

No me seducen los parques de atracciones temáticos, y hasta la fecha no sentía envidia por no haber podido visitar ninguno. Comprendo que Disneyland, la Warner, el de Harry Potter o el de Ásterix y Óbelix, por nombrar los más famosos, son para disfrutarlos en familia. Pero por fin se ha creado uno, tan diferente a los demás, que va a atraer  a todo tipo de viajeros y viajeras, también a la soltería o a las parejas sin hijos. Este mismo mes se ha abierto por fin Ghibli Park, y merece la pena ponerse a ahorrar para poder hacerse en el futuro con alguna reserva, porque primero ha de pasar por él la populosa polbación nipona.

Ghibli Park ha sido construido, con total implicación en el proyecto del maestro Miyazaki, en las afueras de Nagoya, aprovechando las instalaciones del parque conmemorativo de la expo de Aichi. Está en plena naturaleza, y no se ha talado un solo árbol para albergar el nuevo universo inspirado en las películas del estudio de animación que le da nombre.

No dispone de atracciones convencionales, de ferias, por así decirlo. Propone un recorrido por las películas más emblemáticas a través de cinco zonas. El gran almacén Ghibli es el centro neurálgico, y dispone de salas de proyecciones y exposiciones, tiendas o restauración.

El resto lo conforman La Colina de la Juventud, El Bosque Dondoko, El pueblo de Mononoke y El Valle de las Brujas.