El presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, han reafirmado este lunes su voluntad de trabajar juntos y rebajar las tensiones que han llevado la relación bilateral de las dos grandes potencias mundiales a uno de sus momentos más bajos.
Así se han expresado al inicio de su primera reunión como jefes de Estado en la isla indonesia de Bali, donde este martes arrancará la cumbre de los líderes del G20.
Tras un apretón de manos, Biden ha mostrado su deseo de mantener abiertas las líneas de comunicación entre China y EEUU debido a la «responsabilidad» que comparten las dos potencias.
«Debemos evitar que la competición se convierta en algo parecido al conflicto. Debemos encontrar formas de trabajar juntos en asuntos globales urgentes que requieren nuestra cooperación», ha añadido.
Xi, por su parte, ha coincidido en que «no hay sustituto a los encuentros cara a cara», y ha expresado su deseo de mantener una «conversación franca y en profundidad» sobre los temas de importancia estratégica para la relación de China y EEUU en el ámbito regional y global.
«El mundo se halla en una encrucijada. ¿A dónde vamos? Esta es una pregunta que no solo está en nuestra mente, sino en la de todos los países. El mundo espera que China y EEUU manejen de forma adecuada su relación», ha sentenciado.
Meses de negociaciones
El encuentro llega tras meses de negociaciones secretas y empezó a gestarse en una llamada telefónica entre los dos líderes en julio, según han desvelado funcionarios estadounidenses.
Biden y Xi hablaron durante horas, en medio de la tensión por la inminente visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara Baja de EEUU, Nancy Pelosi, y ambos destacaron el «valor» de un encuentro cara a cara, ha explicado la Casa Blanca.
Lo que siguió fueron «docenas de horas de diplomacia discreta entre bambalinas» y meses de negociaciones en las que los equipos respectivos intentaron llegar a acuerdos sobre el formato del encuentro y los temas a abordar, «desde los asuntos de política exterior hasta la logística».
Uno de los momentos clave que aceleró el proceso fue el encuentro que el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, tuvo en setiembre en Nueva York en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas con su homólogo chino, Wang Yi.
Ese cara a cara sirvió para constatar que, después de un periodo contencioso entre las dos potencias, era necesario y «natural» que los dos líderes conversaran, aprovechando que iban a coincidir en el G20 en Bali, han detallado los funcionarios.
Pese a salir a la superficie muchas de las diferencias entre ambas potencias, el proceso negociador fue «serio, sostenido y profesional», ejemplo de la «tradición» de la diplomacia entre Estados Unidos y China.
Ambos equipos consideraron, además, que esos intercambios, en sí mismos, ya tienen un valor muy importante para la relación bilateral.
Como fruto de las negociaciones, se ha acordado que los dos líderes se reúnan cara a cara acompañados por «un pequeño» grupo de asesores.
El intercambio cuenta con traducción simultánea y durará unas dos horas, según la Casa Blanca.
Sobre la mesa estarán las tensiones en torno a Taiwán y el Mar de la China meridional, así como los misiles de Corea del Norte y las tensiones comerciales, especialmente los aranceles que el expresidente Donald Trump (2017-2021) impuso a las importaciones chinas y que Biden ha mantenido.
Será el primer encuentro en persona entre Biden y Xi desde que el estadounidense llegara a la Casa Blanca en enero de 2021, aunque ambos han mantenido cinco llamadas telefónicas en los últimos 20 meses.
La última vez que se vieron en persona fue en enero de 2017, cuando ambos coincidieron en el Foro Económico Mundial de Davos y Biden ejercía como vicepresidente de Barack Obama (2009-2017).