El que el nombre y la foto de Mel Gibson figuren en el cartel ya no sirve de reclamo como antaño, tras años condenado al ostracismo en Hollywood. Esta producción independiente canadiense le brinda la oportunidad de seguir en activo, con un rol secundario como gángster que se asocia con el verdadero protagonista de la película, al que encarna con mucho acierto Josh Duhamel.
Su composición actoral es de mérito, porque consiste en dotar de simpatía a un delincuente, al que se le sigue la pista de sus actividades ilegales de un modo muy entretenido. Se basa en la figura real de Flying Bandit, un recluso evadido de un penal de Michigan en 1985, que se refugió en Canadá bajo una identidad falsa, cometiendo una sesentena de atracos a bancos y joyerías. No empleaba la violencia, llevaba el arma descargada y era amable con las personas a las que atracaba. Utilizaba vuelos nacionales para no pasar los controles, y de ahí lo de volador.