Cuando aún no se han apagado los ecos del discutido documental sobre Joaquín Sabina ‘Sintiéndolo mucho’ (2022), nos llega ‘Kepa Junkera Berpiztu’ (2022), dos trabajos que partiendo de circunstancias vitales parecidas resultan totalmente opuestos. Mientras Sabina se recuperaba de un accidente para volver a girar por los escenarios, Junkera ha vuelto a nacer después de sufrir un ictus, por lo que su lucha personal consiste en reaprender prácticamente desde cero con el fin de reencontrarse con su vida y obra musicales.
Lo que hace diferente también al documental del trikitilari es su entorno familiar y de hogar, porque el largometraje nació como una propuesta de su familia para el documentalista Fermin Aio, que ha grabado al músico en su baserri Oliene de Busturia, dentro de un ámbito que le es tan próximo e identificativo, y del que ha surgido la mayor parte del material documental, incluso con archivos inéditos hallados en uno de sus armarios.
‘Kepa Junkera Berpiztu’ (2022) se presentó en el SSIFF con motivo de la Gala de EITB, y para su estreno en salas se ha preparado a la vez el lanzamiento de un libro que recoge la esencia colaborativa del proyecto. Una pléyade de artistas reunida en torno al trikitilari, como una muestra de apoyo y de agradecimiento por los grandes momentos compartidos sobre un escenario o en un estudio de grabación. Su presencia va más allá de los simbólico, ya que refleja la realidad del éxito internacional de Junkera, admirado y respetado por colegas procedentes de todas las culturas, y que se sienten identificados con su obra.
Es el pasado y presente de alguien que se enfrenta a un nuevo día a día, a una etapa existencial con retos diferentes, al tener que recuperar el habla, la movilidad del cuerpo, de esos dedos que fueron tan ágiles, o de un simple giro de cabeza o del acto elemental de comer.