La noticia no es que el cine realizado en Euskal Herria viva uno de sus mejores momentos, ni siquiera el hecho de que cope candidaturas a los Premios de la Academia Estatal de Cine. Eso ya ha dejado de ser noticia, por habitual. Lo extraordinario que dicha presencia ya no se reduzca a una o dos especialidades sino que se produzca en casi todas las categorías.
«Es que en el norte hay mucho talento, igual también tiene que ver con ese carácter terco y esa disciplina de trabajo que tenemos allí, pero los resultados, año tras año, hablan por sí solos», comenta Nerea Torrijos, nominada en la categoría de Mejor Vestuario por “Irati”, una de las cinco candidaturas que atesora el filme, aunque la figurinista de Bilbo eche en falta «nominaciones para la fotografía de nuestra peli, para el sonido o para Edurne Azkarate como actriz revelación».
En el caso de obtener su Goya, sería el segundo premio que lograría Nerea Torrijos quien ya fue galardonada por “Akelarre”: «La verdad es que este año me pilló un poco por sorpresa la nominación porque como “Irati” aún no se ha estrenado en salas y ha tenido un recorrido limitado, pensé que igual no nos tendrían en cuenta».
A su lado, Paul Urkijo, director de “Irati”, comenta: «los que hemos logrado nominación vamos a defender la peli conscientes de estar representando a todos los miembros del equipo». Para el cineasta gasteiztarra, el buen momento que atraviesa el cine vasco «se debe a todos aquellos que hicieron cine en Euskadi y en euskera antes de que llegáramos nosotros. Gracias a ellos, la industria del cine vasco está más fuerte que nunca, ya no solo por todos los profesionales que están surgiendo últimamente sino por todos los rodajes que acogemos all».
Apelando a la jerga deportiva, lo que parece claro es que en Euskal Herria hay cantera de cineastas. Buena prueba de ello es la debutante Alauda Ruiz de Azúa quien con su ópera prima, “Cinco lobitos”, atesora once nominaciones a los Goya: «Aparte de la alegría por la dimensión que ha cogido la película, me siento una privilegiada porque un reconocimiento así para una ópera prima es muy difícil que ocurra. Estoy intentando digerirlo y, sobre todo, disfrutarlo, sobre todo ahora que ya ha pasado un poco toda la vorágine de festivales y de promoción».
Junto a ella, su productora Nahikari Ipiña, no duda en poner a Alauda de ejemplo a la hora de evidenciar el buen momento que atraviesa el cine realizado en Euskal Herria: «En Euskadi hay unos equipazos tremendos y por eso surgen las películas que surgen. Yo estoy feliz de que mi primera nominación a los Goya sea por una película como “Cinco lobitos”.
Caso parecido al del veterano Ramón Barea que también ha obtenido su primera nominación a los Goya por esta película. La suya parece la opción más clara de Premio junto a la de la propia Alauda Ruiz de Azúa como directora novel aunque ella prefiere rehuir de su condición de favorita: «Da mucho yuyu eso, más en un año como éste donde hay tan buenos trabajos y películas de gente con una voz muy especial. Me da mucho miedo eso de ir de favorita».
Veteranos y revelaciones
Frente a quienes se enfrentan por primera vez a las ceremonia de los Goya, entre la delegación de cineastas vascos que comparecieron anoche en Madrid, hay muchos para los que este tipo de eventos es una rutina, como Raúl de la Fuente y Amaia Ramírez, que tras lograr el Goya al Mejor Corto Documental con “Minerita” y el de Mejor Largometraje de Animación con “Un año más con vida”, vuelven a competir por la estatuilla con el cortometraje documental
“Maldita”: «Cuando veníamos para acá comentaba con Amaia que en los diez últimos años hemos estado aquí un año sí y un año no. Que nuestro trabajo se vea reconocido con tanta frecuencia es una satisfacción enorme, más en este caso porque “Maldita” es una obra muy diferente a las que nos trajeron aquí anteriormente, un filme muy delicado que nos habla del proceso de nacimiento de una canción. Pocas cosas tan poéticas como esa».
También es habitual ver presencia vasca en la categoría de largometraje de animación. Carlos Juárez, productor de BasqueFilms, aspira a repetir el éxito logrado hace cinco años con “Psiconautas” con su nueva película, “Los demonios de barro”, coproducción galego-vasco portuguesa: «Yo creo que el tiempo que hemos invertido en Euskadi en el cine de animación es tiempo ganado y es muy difícil que nos coman ese espacio».
Otro veterano en estas lides es Gaizka Urresti, ganador del Goya al mejor cortometraje en 2011 por “Abstenerse agencias” y que tras lograr una candidatura al mejor documental hace tres años con “Aute Retrato”, repite en la categoría con “Labordeta, un hombre sin más”: «Los premios te hacen feliz pero no te garantizan nada. Con o sin Goya vas a tener que seguir peleando cada nuevo proyecto que emprendas, buscando financiación, negociando con las televisiones…».
Urresti llegó a la fiesta de nominados con el sorpresivo Premio Forqué que obtuvo el sábado pasado bajo el brazo: «La verdad es que fue un sorpresón porque no partíamos como favoritos y abre una posibilidad con la que no contábamos para ganar el Goya.
Pero más allá de eso y de las felicitaciones que recibí por el Forqué, para mi lo más importante es que vean nuestro documental, que lo premien, pero tras haberlo visto».
Urresti no fue el único en dejar caer esta pulla contra los miembros de la Academia, quienes año tras año, a tenor de las múltiples candidaturas recibidas por un ramillete selecto de títulos, son acusados de votar las nominaciones sin haber visto las distintas películas que concurren a los Goya. Una idea en la que también incidió la actriz catalana Valeria Sorolla, protagonista junto a Telmo Irureta de “La consagración de la primavera”.
La producción de Koldo Zuazua, dirigida por Fernando Franco, es una de esas películas que quizá hubiera merecido mejor suerte y que comparecerá en los Goya representada por sus dos protagonistas, nominados como actor y actriz revelación. Valeria Sorolla fue clara al declarar: «Yo solo deseo que los académicos vean todas las películas porque es un privilegio elegir hacia donde se dirige la mirada. Ojalá todas las películas tuvieran las mismas oportunidades, más allá de que sean grandes producciones u obras más modestas. Entiendo que el gran público se deje arrastrar por los grandes nombres pero los premios deberían ser una excusa para dar visibilidad a otro tipo de cine».
De entre todos los nominados vascos en esta edición de los Goya, una de las que tiene más posibilidades de triunfar es Estibaliz Urresola con su cortometraje “Cuerdas”, que viene de arrasar en todas las ceremonias de entrega de premios tras su paso por la Semana de la Crítica en Cannes: «El recorrido que va llevando el corto es un motivo de satisfacción y de alegría para todas las mujeres que hemos participado en él. Ese recorrido genera, a su vez una expectativa, que nos mete mucha presión. Pero lo mejor es olvidarse un poco de esa condición de favoritas e ir disfrutando de cada pequeño reconocimiento que vamos teniendo».