Ion Salgado

Gargantúa, cien años devorando a los más pequeños en Gasteiz

Este sábado, el 6 de enero, Día de Reyes, el Gargantúa de Gasteiz cumple cien años. Un siglo de historia devorando y expulsando por el culo a aquellos menores que se atreven a asomarse a sus fauces.

Gargantua por las calles de Gasteiz en la década de 1920.
Gargantua por las calles de Gasteiz en la década de 1920. (Enrique GUINEA | ARCHIVO MUNICIPAL DE VITORIA-GASTEIZ)

Gargantúa se presentó ante los y las gasteiztarra el 6 de enero de 1923, en la cabalgata organizada con motivo del Día de Reyes. Llegó sobre un carro, arrastrado por dos bueyes, con la boca abierta, lista para engullir y expulsar a los más pequeños. O, mejor dicho, a los más valientes, a aquellos que se atreven a mirar dentro de su boca.

Con motivo del cumpleaños, el Ayuntamiento de Gasteiz ha encargado a Jimmy Bidaurreta, profesor de la Academia Municipal de Folklore, la composición de una canción que estará disponible en la web municipal este viernes y ha anunciado la adquisición de nueva indumentaria, que estará lista para las fiestas de La Blanca.

Imagen antigua de Gargantua. (Enrique GUINEA-ARCHIVO MUNICIPAL DE VITORIA-GASTEIZ)
Imagen antigua de Gargantua. (Enrique GUINEA-ARCHIVO MUNICIPAL DE VITORIA-GASTEIZ)

«Como regalo centenario de toda la ciudadanía vitoriana, a lo largo de 2023 vamos a renovar toda la ropa del personaje», ha apuntado la teniente de alcalde, Maider Etxeberria, que espera que Gargantúa siga brindando a los niños y niñas «otros cien años de alegría y fiesta».

Cabe señalar que, pese a que a lo largo siglo XX Gargantúa ha sido objeto de mejoras, las modificaciones no han alterado su imagen original. Guarda el mismo aspecto que le dieron los artesanos de Casa Basterra, que ejecutaron el encargo a cambio de 4.915 pesetas. Una cantidad a la que hay que sumar las 1.100 pesetas destinadas al carruaje.

Imagen reciente de Gargantua en Gasteiz. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)
Imagen reciente de Gargantua en Gasteiz. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)

Para tener cien años se conserva bien, al igual que su hermano de Bilbo, que tiene unos cuantos años más. 68 años más para ser exactos. Y el de Gernika también tiene más de un siglo de historia a sus espaldas. Hay otros más recientes al otro lado del Atlántico, en Mar del Plata y Necoechea, en Argentina.