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La costa labortana y el área de influencia de Baiona siguen sumando habitantes

Las cifras de censo que emite a escala hexagonal el instituto de estadística o Insee ponen de manifiesto que Ipar Euskal Herria, tanto por su litoral como por sus ciudades, sigue siendo un territorio apetecible para vivir. Entre 2019 y 2020 ganó más de 3.000 habitantes.

Terrazas llenas en los muelles de Baiona durante las festividades de fin de año.
Terrazas llenas en los muelles de Baiona durante las festividades de fin de año. (Guillaume FAUVEAU)

La atractividad de Ipar Euskal Herria, ya sea en la costa como en zonas urbanas, sigue reivindicándose a cada nuevo censo.

Con los datos del Insee para el periodo 2014-2020 en la mano pueden extraerse algunos resultados, que hablan de un aumento constante de habitantes.

A primero de enero de 2020 los tres territorios vascos contaban con 318.709 residentes, exactamente 3.514 más que a primeros del año precedente. En 2019, el territorio que cubre la Manconunidad Vasca contaba, según el Insee, con 315.195 habitantes.

La zona del BAB (Biarritz-Angelu-Baiona) llegaba incluso a superar barreras simbólicas. Así, Baiona tenía censadas a 52.000 personas, Angelu a 40.000 y Biarritz superaba las 25.000. La franja del litoral sigue siendo la preferida a la hora de fijar residencia.

De Bokale a Hendaia, la tasa de variación anual de población es positiva en todas las localidades. Ello pese a ser la zona de mayor tensión en cuanto al precio de alquileres y para adquirir una propiedad. Solo Ziburu pierde unos 500 habitantes en el censo de 2014-2020.

Conforme nos adentramos en el interior, las tendencias se van matizando. Las localidades situadas en el área de influencia de Baiona, ciudad que aparece de manera ya habitual en puestos de cabeza de las diferentes clasificaciones que se realizan en el Hexágono para medir la calidad de vida, asisten a un aumento constante de su población.

Hiriburu, Mugerre, Bokale y Basusarri reflejan tendencias muy similares, con un aumento anual de la densidad demográfica estimado en un 3,7%.

En zonas más rurales

Aunque en zonas con un parque de terreno rural todavía importante se siente ya la presión inmobiliaria, como lo demuestran conflictos como el que se vive en Kanbo por un proyecto para consruir cerca de un centenar de viviendas, la evolución del número de habitantes no es todavía tan destacada.

Sí hay un aumento del censo en localidades medias como Hazparne o Urketa, pero Zuberoa no consigue romper la tendencia a la pérdida sostenida de población.

Hazparne superó de hecho la barrera de los 7.500 habitantes en 2020, pero Maule confirmó su estancamiento, con incluso una pérdida ligera de población. La curva de la capital zuberotarra dibuja un declive demográfico sostenido. En 2019 Maule tenía 2.947 habitantes. En 2006 contaba con 3.255 vecinos.

Las cifras del Insee ponen de manifiesto la tendencia a buscar residencia en zonas del litoral, lo que ahonda en los desequilibrios territoriales, también en el norte de Euskal Herria.

Los tres territorios vascos se engloban administrativamente en la macroregión de Nueva Aquitania. Por segundo año consecutivo, a 1 de enero de 2020 esa demarcación y sus seis millones de habitantes fuguraba como la tercera región más poblada del Estado francés.