Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Keum Suk Gendry-Kim aborda la herida de las dos Coreas en ‘La espera’

Keum Suk Gendry-Kim ya impactó con ‘Hierba’, un demoledor relato sobre las mujeres coreanas que fueron utilizadas como esclavas sexuales por el Ejército japonés. Este 12 de enero, la autora surcoreana ha presentado su nueva novela gráfica, ‘La espera’ (Reservoir Books).

Keum Suk Gendry-Kim, autora de la novela gráfica 'La espera'.
Keum Suk Gendry-Kim, autora de la novela gráfica 'La espera'. (LAIA COLLET)

Todo cambió para la ilustradora y traductora surcoreana Keum Suk Gendry-Kim cuando en 2017 publicó en el Estado francés su novela gráfica ‘Mauvaises herbes: D'après le témoignage d'une esclave sexuelle de l'armée japonaise’, un título que fue traducido en el Estado español como ‘Hierba’.

Un relato abrumador e impactante a través del cual la dibujante tomó como referencia el testimonio real de una anciana llamada Ok-Sun para relatar la tragedia de las esclavas sexuales de Corea que fueron llamadas, de manera eufemística por el Ejército japonés y durante la Segunda Guerra Mundial, ‘mujeres de consuelo’. Esta monumental obra, en la que Keum Suk Gendry-Kim empleó tres años, ha sido colocada a la par de otras obras maestras como ‘Maus’ y ‘Persépolis’.

Coincidiendo con el lanzamiento de la octava edición de ‘Hierba’, Keum Suk Gendry-Kim ha presentado este 12 de enero y a través de una rueda de prensa telemática, su nueva creación, ‘La espera’.

El trauma de la división de Corea

Publicada también por la editorial Reservoir Books, esta nueva novela gráfica supone una nueva pieza dentro del gigantesco puzzle que la autora ha desarrollado en torno a la historia moderna de Corea. En esta oportunidad, el argumento se centra en la profunda herida que comparten multitud de familias a causa de la división de Corea y la guerra de 1950.

Según la autora, «el hilo conductor es el dolor provocado por la división de Corea. He querido recrear a través de viñetas, y a partir de entrevistas a varios testigos, el trauma y dolor que se instaló en toda una generación que fue separada y aún vive con la incógnita de si sus familiares están vivos, y con la esperanza y anhelo de un reencuentro. Entre los testimonios figura el de mi madre, que está a punto de cumplir noventa años. Ella también fue quien me habló de la tragedia de Ok-Sun [la protagonista de ‘Hierba’] y me la presentó».

La novela gráfica nos explica que, a finales de 2018, la base de datos del Gobierno surcoreano sumaba un total de 132.124 personas separadas de su familia a raíz del conflicto. De ese total, más de 75.000 personas ya han fallecido, por lo que quedan unos 56.000 supervivientes, de los cuales un 85% tienen más de 70 años.

Keum Suk Gendry-Kim recuerda que su obra «parte de diferentes historias personales y particulares, que son a su vez relatos universales y que pueden explicar a la perfección la historia de las dos Coreas y, por extensión –y debido al valor estratégico que tiene Corea en su vertiente más geopolítica–, también permiten narrar y entender la historia del panorama mundial».

​Un punto de encuentro

Las viñetas nos ubican tras la segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética se repartieron el territorio de Corea, ocupado hasta entonces por el derrotado Japón, dividiéndolo por el Paralelo 38, una frontera artificial que provocó una guerra entre 1950 y 1953.

En la Guerra de Corea gran parte de la población del norte del país inició un éxodo que separó a muchas familias. Una de estas vidas mutiladas fue la de Gwija, una mujer que ha esperado durante siete décadas, deseando reencontrarse con su marido y su hijo mayor, y que se aferra a una esperanza: volver a verlos gracias a un programa gubernamental que favorece la reunificación de las familias.

Es en este punto de encuentro de talante burocrático donde sale a relucir el talento de la autora a la hora de abordar algo que supuestamente debería ser motivo de alegría –un reencuentro– en algo que profundiza en el dolor ya establecido entre las familias.

Para Keum Suk Gendry-Kim, «estas reuniones se realizan en una gigantesca sala. No hay espacio para la intimidad porque, en un intento de establecer una conversación, tan solo se escucha el llanto y los gritos de las personas que tienes al lado. Durante las tres noches y cuatro días que duran estas reuniones, quedan muchísimas emociones y palabras por compartir. Todo es extraño y todo se resume muchas veces en intentar paliar con dinero o ropa las carencias que puedan tener las diferentes familias. También hay que tener en cuenta que estas reuniones son pasto de la corrupción, porque algunas de las familias elegidas han sabido mover los hilos funcionariales. No obstante, estas reuniones corren peligro debido a la tensión entre ambas coreas».

Nuevas generaciones

Para Keum Suk Gendry-Kim esta es la segunda parte de ‘Hierba’, el trabajo que mayor proyección internacional le ha dado, traducido a catorce idiomas y galardonadas con los más prestigiosos premios. Ambas historias coinciden en abordar las heridas abiertas que comparte Corea. Son crónicas del pasado pero fuertemente arraigadas en el presente.

Sobre cómo reaccionan los jóvenes ante estas historias de dolor y trauma, la artista es contundente al afirmar que «los jóvenes coreanos no están interesados en las secuelas de la guerra en la sociedad porque lo ven como algo lejano. Sus preocupaciones están enraizadas en cuestiones más inmediatas como la precariedad del empleo, los problemas para acceder a una vivienda o lograr tener una relación sentimental».

Panorama actual

Finalmente, y sobre su visión de la actualidad, la artista afirma que «tengo la triste sensación de que hoy en día no se empatiza ni entiende el dolor ajeno. Es por ello que creo necesaria una reflexión seria y muy profunda sobre la importancia de lograr la paz entre las dos Coreas. Es la base fundamental para que las familias puedan reencontrarse y cerrar de una vez la herida abierta».

«Lamentablemente, el tema de las familias que fueron separadas no ha tenido excesivo eco en la obra de los autores coreanos, tal vez sean los creadores internacionales quienes le dediquen más atención y ello pueda servir para alertar de que conflictos bélicos como el de Rusia y Ucrania pueden estallar en cualquier rincón del planeta. Nadie es ajeno al dolor y la tragedia de una guerra», añade la prestigiosa autora surcoreana.