No son muchas las ocasiones en las que un futbolista recala cedido tres veces en un mismo club. Manu Sánchez es una de esas excepciones. Colchonero de origen, al lateral madrileño se le ha ido tintando de rojillo su corazón a medida que ha encontrado en Osasuna el mejor lugar para ir creciendo como persona y como jugador.
Aterrizó en Iruñea en enero de 2021, con 20 añitos y menos de 400 minutos en Primera, Una proyección de futbolista de futuro, pero en ese momento todo un pipiolo para la categoría. Y, como ya ha ocurrido en la historia del club rojillo con otros jugadores que han llegado de fuera, Manu Sánchez se aclimató a la perfección a la relación diaria con el resto de sus compañeros y con la ciudad.
Llegado por la necesidad de cubir un puesto que había quedado huérfano con la marcha de Estupiñán, a quien Juan Cruz no hizo olvidar en primera instancia, el madrileño encajó en la idea de juego de Jagoba Arrasate y entró como un guante en el equipo disputando prácticamente toda la segunda parte del campeonato liguero.
Su regular actuación no pasó inadvertida en el siguiente mercado veraniego, teniendo varias proposiciones para volver a salir a préstamo, algunas de conjuntos con mayor capacidad económica que Osasuna. Sin embargo, en cuanto surgió la posibilidad de regresar a Iruñea, el futbolista no se lo pensó dos veces y puso mucho de su parte para vestir de nuevo de rojillo.
33 partidos y 2.260 minutos confirmaron el ejercicio pasado la progresión de una lateral zurdo que ya se podía sentir asentado en Primera. La reconversión, además, de Juan Cruz como central le facilitó las cosas para ser uno de los indispensables para el técnico de Berriatua.
Con esa seguridad de sentirse importante en el equipo, volvió a forzar la máquina este pasado verano para ser parte de una tercera cesión. Y aunque su protagonismo se ha visto resentido por el gran momento de Juan Cruz, Manu Sánchez sigue siendo un jugador cotizado, como lo demostró el interés del Betis hace unas semanas.
Ocho derrotas
El madrileño, que no jugó contra el Sevilla el miércoles, puede ser una de las novedades del once que se medirá al Atlético de Madrid, bestia negra de los rojillos en los últimos tiempos. Como dato que lo corrobora, Osasuna ha perdido los ocho últimos enfrentamientos en los que se ha medido a los colchoneros, eliminados el jueves del torneo copero a manos del Real Madrid y no sin una importante polémica arbitral.
No es extraño, pues, que ante la visita de los de Diego Simeone en el club rojillo se esté con la mosca detrás de la oreja por la posibilidad de que pueda ser el pagano de dicha situación. En todo caso, la escuadra navarra deberá cambiar el chip y centrarse ahora en el campeonato de la regularidad, donde también ocupa una posición privilegiada, pugnando por entrar en Europa el próximo curso.
Todo apunta a que Aitor Fernández regresará al once, donde habrá más cambios, habida cuenta de la paliza que se dio el equipo después de jugar 120 minutos frente al Sevilla. Pese a que ambos jugadores han entrado en la convocatoria, los problemas físicos tanto de Aimar Oroz como de Moi Gómez podrían dejarles en primera instancia en el banquillo, por lo que parece que el equipo que salte de inicio tendría más empaque físico.
Sadar Bizirik y la junta vuelven a enfrentarse
Sadar Bizirik y la directiva de Osasuna han vuelto a chocar, esta vez a cuenta de los episodios ocurridos durante el partido contra el Mallorca retirando banderas de Nafarroa e ikurriñas por parte de miembros del dispositivo de seguridad del estadio.
En concreto, la plataforma ha denunciado que «el club no ha abierto ningún expediente ni ninguna investigación por el incidente de las banderas y carteles», a lo que los rectores del club han correspondido con un comunicado en el que se indica que este se inició el pasado día 16.
«Nuevamente sacan un comunicado rápido para acallar una nueva polémica creada por su afán de limitar la libertad de expresión tanto de socios y socias, como de la plantilla trabajadora», ha contrapuesto Sadar Bizirik.
La junta directiva ha argumentado que se han nombrado como instructores del caso al directivo José Manuel Piquer y al director general, Francisco Canal, quienes «se entrevistaron con tres socios afectados», los cuales «expusieron su versión de los hechos».
Asimismo, ha asegurado que se han recabado videos, fotografías e información publicada en medios y redes sociales, así como que esta próxima semana se van a reunir «con el jefe de seguridad y vigilantes participantes en la intervención». Sadar Bizirik ha indicado que, «pasada más de una semana, no se ha depurado ningún tipo de responsabilidad».