Para cualquier amante del fútbol, el deporte y la vida en general, no se puede pedir más. Este martes, 14 de febrero y Día de San Valentín, París –también conocida como la ciudad del amor– acoge uno de los encuentros más destacados de los octavos de final de la Champions League, que se prolongarán hasta el 15 de marzo con ocho partidos y sus idas y vueltas: Milan-Tottenham y PSG-Bayern (14 de febrero y 8 de marzo), Brujas-Benfica y Dortmund-Chelsea (15 de febrero y 7 de marzo), Liverpool-Real Madrid y Frankfurt-Napoli (21 de febrero y 15 de marzo), y Leipzig-Manchester City e Inter-Porto (22 de febrero y 14 de marzo).
La espera se ha hecho larga. El 2 de noviembre, día en el que finalizó la fase de grupos, queda ya muy lejos y entre medias Qatar acogió el Mundial que encumbró a Argentina y Lionel Messi hasta lo más alto del planeta futbolístico. Es precisamente el astro argentino uno de los protagonistas de esta eliminatoria, junto a sus compañeros Kylian Mbappé y Neymar.
Se da la circunstancia de que ambos equipos transitan por terreno pedregoso y necesitan enderezar el rumbo, por lo que Europa puede ser su antídoto. Mientras los germanos parecen haber encontrado el terreno de la calma, que Europa puede apuntalar, los franceses están en el peor momento de la temporada.
Para el PSG, la eliminatoria le enfrenta al abismo. Una victoria curaría las heridas pero una derrota les confrontaría a todos los fantasmas del pasado, que aparecen siempre que llega la montaña europea en forma de nervios y problemas.
La buena noticia para el técnico Christophe Galtier es que Messi parece haber superado los problemas de isquios y estará en el once, mientras que el mencionado Mbappé ha acelerado su recuperación, ha regresado a los entrenamientos antes de lo previsto, pero todo apunta a que comenzará en el banquillo.
Los petrodólares y todos los fichajes que han llegado a París desde la llegada de los jeques al club aún no han dado sus frutos a pesar de haber sido finalistas en 2020, cuando cayeron precisamente ante el Bayern, por lo que la espinita estará ahí clavada en lo más hondo de los franceses.
Enfrente estará uno de esos pocos equipos en el mundo que pueden presumir de tener un balance positivo frente a Lionel Messi. La estrella argentina ha caído contra el Bayern de Múnich en cinco de las ocho veces que lo ha afrontado y solo dos veces ha salido ganando.
Por la cabeza del reciente campeón del mundo desfilarán las imágenes de aquel terrible 14 de agosto de 2020, cuando el Barcelona caía humillado en Lisboa 2-8 ante del equipo bávaro, en un partido de cuartos de final de la Champions League.
Con Quique Setién en el banquillo, aquel duelo marcó la salida del Barça de la élite del fútbol europeo, el principio del fin de una era dorada que había ido unida al nombre de Messi.
Ahora el Bayern llega al duelo de ida tras sumar tres victorias consecutivas, dos en la Bundesliga y una en la Copa de Alemania, aunque la racha se ha visto empañada por algunas distorsiones atmosféricas en el vestuario.
Por un lado el guardameta Manuel Neuer, de baja por una fractura hasta el final de temporada, se quejó públicamente del cese del entrenador de porteros Toni Tapalovic lo que produjo molestias en la cúpula del club.
Ha trascendido que el entrenador, Julian Nagelsmann, ha sido muy crítico con los jugadores por su actitud y la tensión es palpable con algunas estrellas del vestuario.
Justamente el regreso de Joshua Kimmich al equipo es una de las buenas noticias para el Bayern, porque su dupla con Goretzka da estabilidad el centro del campo y es importante sobre todo ante equipos con fortaleza ofensiva como el PSG.
Milan-Tottenham, otros dos necesitados
El otro duelo que se disputa este martes es el Milan-Tottenham. Nueve años después de su última participación, los italianos volverán a escuchar el himno de la Champions en unos octavos de final, a los que llega sumido en crisis de juego y mermado por algunas bajas igual que su rival, el Tottenham inglés.
El Milan atraviesa la mayor crisis futbolística desde que Stefano Pioli llegara al banquillo en 2019: eliminado de la Copa Italia, sin opciones de defender su corona en el Scudetto y goleado en la final de Supercopa por el Inter (3-0), el conjunto rossonero encara esta eliminatoria como un todo o nada en la temporada.
El conjunto milanista no compite bien en Serie A, alejado de su mejor versión como consecuencia de un bajón a nivel individual de las piezas claves de cada línea. Un bajón que fue dando pequeños avisos durante el inicio de temporada y que no supuso un problema grave, pero que tras el parón por el Mundial de Qatar 2022 se ha confirmado como una caída libre en la que el actual campeón de Italia ha sumado hasta siete partidos seguidos sin ganar.
Una espiral en la que se han visto involucrados los mejores jugadores del club rojinegro, viviendo un déjà vu constante partido tras partido desde el inicio de 2023. Un equipo irreconocible, desdibujado, sin ideas claras, despojado de toda personalidad en los metros finales, lento en el repliegue y con serios problemas para hacerse fuerte en el defensa.
El Tottenham no es que esté mucho mejor. Los ingleses llegan después de perder a dos jugadores clave. Su técnico, Antonio Conte, que acaba de recuperarse de una extirpación de la vesícula biliar, no podrá contar, ni para la ida ni para la vuelta, con Hugo Lloris y con Rodrigo Bentancur, dos titulares indiscutibles del equipo inglés.
El meta galo sufrió una lesión de rodilla y estará entre seis y ocho semanas de baja, mientras que Bentancur se rompió este fin de semana el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y se perderá lo que resta de temporada. Esto obliga a Conte a tirar de Fraser Forster, su portero suplente que este sábado encajó cuatro goles contra el Leicester City.
Esta es la tónica de un Tottenham que no ha encontrado una regularidad cómoda con el entrenador italiano y que, después de desarmar al Manchester City hace una semana, se descompuso contra el Leicester en horas bajas.
Ahora bien, la Champions es una competición diferente a la Premier League, en la que cinco jugadores del quintento titular saben lo que es llegar hasta una final, y uno de ellos ganarla (Ivan Perisic).
Con Harry Kane en forma, ya convertido en el máximo goleador de la historia del club y con 19 goles esta campaña, el Tottenham dispone de una amenaza que ya querrían tener muchos equipos en esta competición. Eso sí, el inglés solo ha anotado una diana en esta edición y se le pedirá mucho más ahora que arrancan las eliminatorias, sobre todo porque está en juego una jugosa renovación de contrato (Kane solo cobra 10 millones en el Tottenham) o un futuro traspaso para ganar algún título.
Su ejemplo más sencillo de seguir está en el Mundial, cuando no marcó ni un gol en fase de grupos y más tarde anotó en octavos de final y en cuartos.