Andoni Lubaki
Fotokazetaria / Fotoperiodista

Los voluntarios ucranianos aseguran que la situación en Bajmut es límite

La ofensiva rusa sobre la estratégica ciudad de Bajmut, en el Donbass, ha provocado que los voluntarios que trabajaban con civiles que no han abandonado sus casas no puedan acceder a muchas partes del extrarradio, lo que da una idea de la situación crítica de la defensa ucraniana.

Un voluntario, en un local donde se almacenan alimentos y artículos de primera necesidad para atender a los habitantes de Bajmut.
Un voluntario, en un local donde se almacenan alimentos y artículos de primera necesidad para atender a los habitantes de Bajmut. (Andoni LUBAKI)

La ayuda se acumula en un gran local de Kramatorsk. «En un día normal habríamos podido despachar todo esto», asegura Mirko. El voluntario, de 38 años de edad y constitución fuerte, señala las cajas acumuladas en los pasillos y en las habitaciones del local que utilizan como almacén. «La ayuda llega desde todos los lugares del mundo, pero es Europa la que más nos apoya. Hemos podido llevar un generador de gasolina a un hospital cercano donado por la gente de Portugal; también llega mucha ayuda desde Catalunya», añade.

Esta ONG actúa en la ciudad de Bajmut y sus alrededores. Lleva comida y medicamentos a los civiles que no quieren abandonar sus casas pese al intenso fuego de los dos bandos. Muchos de ellos tienen afinidad prorrusa y prefieren esperar lo que muchos en la zona ven como algo evidente: Bajmut será tomada por las tropas de Moscú más temprano que tarde. Sobre todo si el Ejército de Kiev no es capaz de llevar a cabo un despliegue efectivo de los tanques Leopard.

«En la ciudad ya es prácticamente imposible trabajar. Los pocos civiles que puedan quedar no quieren salir afuera. Viven en los sótanos y no podemos encontrarlos. Antes alguno salía cuando escuchaba el ruido de nuestras furgonetas, pero no querían decir dónde estaban por temor. Ahora ir allí no sirve de nada. Esta destruida y vaciada. Los pocos que podían salir ya lo han hecho. En sus alrededores también trabajamos. Pero nos han disparado más de una vez. Ayer a uno de nuestros voluntarios le dispararon cerca un mortero y reventaron el cristal lateral. No murió ni sufrió ninguna herida. Un milagro», explica Mirko.

Por la noche

La ONG funciona de una manera asamblearia. Dicen no tener jefes. La ayuda les llega en camiones que viajan por la noche, porque durante el día los rusos podrían verlos y confundirlos con transporte militar.

Hacen lo imposible para que toda la ayuda llegue a este centro de distribución y de aquí, en vehículos civiles, nunca militares –insisten–,  hasta los más necesitados. «Muchos nos preguntan por las noticias de fuera, de cómo va la guerra en la zona. No saben nada de la situación. Solo que están en medio del cruce de disparos»,  dice Mijail, un voluntario de 45 años de Bajmut que se arriesga para llegar hasta casas donde saben que aún hay gente.

Un voluntario ucraniano reparte ayuda en Bajmut y sus alrededores. (Andoni LUBAKI)

«Muchos se resisten porque piensan que si llegan los rusos el problema se terminará para ellos. Les da igual estar en un bando o al otro. La creencia de que con los rusos el problema de la guerra acabará y de que podrán vivir en paz les hace aferrarse a sus casas», añade Mijail mientras trata de ordenar la ayuda. Aguantar hasta que todo pase.

No hay estadísticas oficiales ni fiables sobre la cantidad de evacuados de la ciudad. Bajmut tenía antes del comienzo de la invasión rusa unos 70.000 habitantes entre ciudad y periferia. Muchos cruzaban libremente entre el lado controlado por los ucranianos y el prorruso en Donetsk.

La invasión lo cambió todo. A muchos les pilló en Donetsk y se han quedado en ese lado. Otros habitantes de la ciudad vieron cómo la Infantería rusa se hacía con su barrio y decidieron refugiarse en la parte controlada por Rusia. También se marcharon a otras zonas del país como Rostov, ya que muchos habitantes provienen de esa parte de la Federación de Rusia y tienen familia. Bajmut ha sido históricamente una ciudad muy prorrusa.

A la espera de los Leopard

El mundo occidental anunciaba a bombo plantillo el envío de los tanques Leopard 2 de Alemania para suplir las pérdidas de blindados de Kiev. En la zona donde más se les espera es en el Donbass.

El tanque alemán tiene unas características que le hacen mejor que los carros de combate estadounidenses Abrams: son más ligeros y con cañones de disparo más rápido. En una zona tan abierta y llana moverse con rapidez es indispensable para poder causar daño sin recibirlo por parte, principalmente, de la aviación. Son los cazas MIG rusos los que más daño han causado a los tanques que tenía Kiev.

Lo que muy pocos cuentan es que el manejo de un carro de combate Leopard (da igual la generación a la que pertenezca) no es tarea fácil. Se necesitan al menos entre siete y nueve meses para aprender a gobernarlos correctamente en el campo de batalla, según el analista inglés Jack Watling, del Instituto RUSI (Royal United Services Institute por sus siglas en inglés) y experto en artillería y blindados, tal y como señalaba en un informe publicado en diciembre del pasado 2022.

La cuestión es si esos plazos erán suficientes para contrarrestar los avances que las tropas rusas están logrando en la zona. El factor sorpresa ha desaparecido al anunciar Occidente a bombo y platillo el envío de estos tanques. Eso le ha dado una ventaja momentánea a Rusia en el campo de batalla, donde ha redoblado sus esfuerzos.

Obuses y contrabaterías aéreas

Según varias oficinas de expertos que analizan la estrategia de Moscú en esta guerra, el Ejército ruso utiliza una táctica bastante moderna en la zona, una táctica que desde que comenzó la guerra han ido perfeccionando. Según el analista Jack Watling (colaborador del Royal United Services Institute de Gran Bretaña, RUSI por sus siglas en inglés), últimamente la artillería rusa se basa en esta zona en los obuses remolcados 2A65 Msta y 2A36 Giatsint, sus versiones autopropulsadas 2S19 y 2S5. Todos estos modelos no solo tienen una posición defensiva y estática, sino que, al igual que los ucranianos, cambian de posiciones las trincheras..

Los rusos también están utilizando artillería menos destructiva, pero con más movilidad, como por ejemplo el obús autopropulsado 2S7M Malka de 203 milímetros (capaz de destruir un edificio entero de un solo disparo). Un cambio de estrategia para borrar las primeras posiciones ucranianas antes de lanzar a la Infantería o a los mercenarios de Wagner.

También han cambiado la manera de actuar con las baterías antiaéreas de Kiev. Contra ellos utilizan los temidos Tosckha-U, con un poder de destrucción masivo y gran alcance. Apoyados siempre con drones espía para fijar la posición de estas baterías que impiden a los MIG rusos atacar con precisión las posiciones ucranianas.

Mucho ha cambiado el frente desde que la Federación de Rusia invadiera el país ucraniano hace ya casi un año. Aunque a simple vista, a ojos de alguien sin experiencia, parezca que no Sergei, un soldado de 57 años de edad, confirma el cambio en la estrategia desde que Ucrania dispone de armamento occidental. «Cada día recibimos órdenes de cambiar esto o aquello (no quiere especificar más a pesar de nuestra insistencia). Lo que antes funcionaba, ahora ya no. Lo único que no cambia son nuestras ganas de recuperar lo que nos han robado», asegura.

Pequeños avances de los mercenarios de Wagner
Los mercenarios del Grupo Wagner, una red paramilitar afín al Kremlin, han logrado avances en zonas al norte de la ciudad ucraniana de Bajmut, en la región de Donetsk, según los servicios de Inteligencia británicos,  aunque las tropas ucranianas mantienen posiciones en el sur. El gobernador de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, confirmó la captura de varios asentamientos en el extrarradio al norte de Bajmut, lo que acerca a las tropas rusas a bloquear la última ruta de suministros ucranianos hacia la ciudad. Sin embargo, Pushilin reconoció que, por el momento, no hay perspectivas de que Ucrania pueda rendir  Bajmut y que aún quedan duros combates.

Sistemas antiaéreos

La novena reunión del grupo de 54 países que apoya militarmente a Ucrania, presidida por EEUU, coordinó la mejora de las defensas aéreas ucranianas  sin incluir aún aviones de combate. Juntos, han comprometido hasta ahora cerca de 50.000 millones de dólares en donaciones de material letal.

Prigozhin en internet

Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo Wagner, admitió por primera vez que creó y financió la Internet Research Agency, a la que EEUU acusó de haber interferido en las presidenciales de 2016, «para proteger el espacio de información ruso de la propaganda grosera y agresiva» de Occidente.