Mariona Borrull

El 73ª Festival de Berlín se rompe entre glamour y actualidad rasa

La Berlinale enciende motores hasta el sábado 25. El certamen llega dividido entre el fogueo de estrellas y la necesidad de atestiguar su ‘no’ a la guerra. En Competición, ‘20.000 especies de abejas’, un hito histórico del cine vasco.

Berlín se prepara para recibir a cineastas y cinéfilos de todo el mundo.
Berlín se prepara para recibir a cineastas y cinéfilos de todo el mundo. (John MACDOUGALL | AFP)

Cuando en 2019 Carlo Chatrian y Mariëtte Rissenbeek tomaron la dirección de la Berlinale, emprendieron la brava tarea de limpiar a fondo el certamen que habían heredado: esa edición, la cantidad de películas mediocres pero ‘necesarias’ disminuyeron en favor de propuestas formales más aguerridas y que, en cambio, se sostenían por su propio pie.

De estrellas y espasmos

Cuatro años más tarde, el festival parece haberse removido de nuevo. Hoy la programación viene cargada de películas sobre la Guerra en Ucrania: desde ‘Superpower’, el documental que Sean Penn dedica a Vlodomir Zelensky, al que lleva siguiendo desde antes del estallido bélico, hasta el buen puñado de coproducciones ucranianas que miran al presente desde las secciones paralelas. Esperamos ver cómo esta toma de posiciones afecta, estética e ideológicamente, a otras escenas más livianas del evento… Si es que tiene relevancia alguna.

Primero, porque choca con nuestro pequeño corazón cinéfilo, que quiere dejarlo todo y latir bien fuerte cuando recuerda las imborrables secuencias del cine de Steven Spielberg, al que se homenajeará con el Oso de Oro de Honor. Y luego, porque choca con la piel que tanto vemos en las alfombras rojas, por donde desfilarán estos días celebridades Helen Mirren (protagoniza el biopic ‘Golda’) y Cate Blanchett (es mentora de Berlinale Talents), Sydney Sweeney (con un thriller de espías, ‘Reality’) y Jesse Eisenberg (con Adrien Brody estrena ‘Manodrome’), o John Malkovich y Geraldine Chaplin, a quienes veremos en ‘Seneca’.
Sin olvidar las estrellas de la película inaugural, ‘She Came To Me’, una comedia romántica de Rebecca Miller (‘El plan de Maggie’) que corta los patrones del mundillo literario con el carisma de un reparto liderado por Anne Hathaway, Marisa Tomei y Peter Dinklage.

La Sección Oficial brilla y se dispersa

En otra liga, con esa pose cool que la aleja del paso del tiempo y del mundanal ruido, está la presidenta del Jurado Oficial, Kristen Stewart. Elegirla para el cargo es, ahora sí, un gesto programático hábil, que redondea la decisión de enfocar la retrospectiva del festival a las bondades cinemáticas de las coming of age, películas sobre la juventud rebelde. Stewart y su ecléctico jurado, con Radu Jude, Carla Simón y Johnny To a bordo, deberán juzgar los dieciocho títulos en Competición, entre las que se cuentan la nueva tragedia romántica de Christian Petzold (tras el agua de ‘Ondina’ viene el fuego de ‘Afire’), la enternecedora oda a la familia de Philippe Garrel, que junta en la pantalla por primera vez a sus tres hijos (Louis, Esther y Lena), y ‘Suzume’, otro viaje animado por la ciencia ficción colorista de Makoto Shinkai (‘Your Name’).

La prensa estos días hablará del nuevo diorama existencialista de Hong Sang-soo, ‘In Water’ (el coreano lleva tres ediciones consecutivas subiéndose al podio de los galardonados), o de la relectura de Margarethe von Trotta sobre la tormentosa vida en pareja de Ingeborg Bachmann y Max Frisch (‘Journey into the Desert’). Mientras tanto, descubriremos si Brandon Cronenberg puede superar la deuda para con su padre, el inventor de la Nueva Carne, en ‘Infinity Pool’, un thriller para estómagos fuertes. También abriremos orejas y párpados al debut de Paul B. Preciado en el cine, con ‘Orlando, ma biographie politique’, una meditación sobre el icónico ‘Orlando’ de Virginia Woolf como paradigma de los cuerpos no binarios.

Con ‘20.000 especies de abejas’, la bilbaina Estibaliz Urresola Solaguren (‘Cuerdas’) persigue el éxito de ‘Alcarrás’, ganadora del Oso de Oro de Carla Simón, pero sueña por derecho propio. Es la primera vez en la historia de la Berlinale que una ópera prima vasca (y también estatal) compite en Sección Oficial. La película retrata la lucha íntima por el reconocimiento de una niña trans (Sofía Otero) dentro de su familia, en la que Patricia López Arnaiz y Ane Gabarain brillan como su madre y su abuela. Un debut naturalista pero incisivo que, esperemos, haga caer alguna lágrima entre las butacas berlinesas.