Mariona Borrull

Festival de Berlín: Cada actor con su tema

La competencia por la Mejor Interpretación se estrecha: Jesse Eisenberg y Franz Rogowski entran en el ring. Encounters programa ‘Here’, nuevo caramelo de Bas Devos.

Jesse Eisenberg este sábado en Berlín.
Jesse Eisenberg este sábado en Berlín. (John MACDOUGALL | AFP)

El bochornoso desfile de Sean Penn no acabó con las reivindicaciones en el Palast: previo al estreno de ‘And, Towards Happy Alleys’, documental de Sreemoyee Singh que repasa los obstáculos que creadores como Jafar Panahi o Mohammad Shirvani ante la durísima censura iraní, unas cincuenta personalidades del mundo del cine se manifestaron bajo una enorme pancarta con la proclama ‘Jin, Jiyan, Azadi’ (‘Mujeres, vida, libertad’).

La frase lleva siendo icono de las protestas contra la represión del gobierno desde el asesinato de la joven activista Mahsa Amini, en setiembre. También hubo ternura en las pantallas, con la presentación en Panorama Dokumente del nuevo documental de Maite Alberdi (‘El agente topo’), un «retrato colectivo» sobre Augusto Góngora que, por iniciativa del propio periodista chileno y apoyado por su mujer, la actriz Paulina Urrutia, registra su propia fragilidad tras ser diagnosticado de alzhéimer en 2014.

Jesse Eisenberg, Uber Driver

Si ayer Michael Cera doblegaba su propio arquetipo como niño grande y triste, Jesse Eisenberg radicalizaba la línea de roles caóticos y encerrados en sí mismos que lleva años cultivando. Quizás el que más se asemeje al Ralphie de ‘Manodrome’, epítome dopado de la masculinidad frágil, sea el aspirante a karateka al que daba vida en ‘La mejor defensa es un buen ataque’, cuyo título sintetiza el núcleo temático de la nueva película de John Trengove.

Ralphie trata de calmar la fogosidad de sus inseguridades ingresando en un grupo sectario de hombres, guiados por la voz suave del gurú Adrien Brody. De ahí, la película trazará un arco similar al de Travis Bickle en el clásico de Scorsese. La apuesta, claro, pasa por creerse la rabia que Eisenberg moldea a base de sus habituales miradas inflamadas y sus rápidos murmullos sincopados. El resultado actualiza el descenso al infierno de su referente, especiándolo con algún que otro giro de guion que, aun así, no logra salvarnos de una cierta sensación de déjàvu.

Bas Devos vierte luz sobre Edward Hopper

Autor de ‘Hellhole’ y ‘Ghost Tropic’, ha trabajado hasta el día de hoy con la noche en la ciudad por motivo, abriendo en ella pequeñas viñetas que vale la pena observar y arropar. Ahora, con ‘Here’ (Encounters), Devos se aleja de la rotundidad de Hopper e incorpora a su paisajismo habitual una preciosa pizca de cotidianidad diurna, siguendo a un operario que visita a amistades y familiares mientras les reparte sopa casera, poco antes de partir de viaje sin fecha prevista de vuelta.

La película lo asociará de una forma muy libre, a través de un montaje paralelo pero no ahogado, con una micóloga que conoce y que, quizás, quién sabe, podría retrasar su partida. Pero ¿querremos llamarlo romance? Consciente del peso de su brocha en esta película-acuarela, Devos se esfuerza porque sus imágenes caminen de puntillas por lo real. Que la gente hable poco, que en el bosque se oigan los pájaros, no el tren que pasa. Esta debe verse en pantalla grande.

Los ojos de ‘Disco Boy’

Ha ganado en Sitges, en Sevilla, en Venecia y en los premios del cine alemán, pero Franz Rogowski nunca se ha hecho con el Oso de Oro a Mejor Interpretación. Con la nueva película de Giacomo Abbruzzese (‘Stella Maris’), parece que el alemán esté pujando por el galardón: toda la trama, un intricado viaje de redención de un mártir sin papeles (Rogowski), está hecha para caer, una y otra vez, rendida a la presencia del actor.

Sincronizar la música electrónica de Vitalic con los primerísimos primeros planos de sus ojos funciona, da volumen a unas imágenes que vibran como los bajos de un club nocturno. Esa es la receta de Helène Louvart, directora de fotografía, y de un Abbruzzese entregado a un simbolismo híper estético. No obstante, quedaría por comprobar si el plegado esqueleto de una trama que es comprensible solo por deducción responde y sostiene un artefacto tan bonito como ineficaz.