Javier Remírez por fin ha entrado a calmar las aguas en Osasunbidea. Este jueves, o el viernes como tarde, está previsto negociar los detalles del eventual acuerdo. El consejero de Función Pública estaría dispuesto a reconocer la carrera profesional del funcionariado no sanitario. A cambio, pide paz social.
«Del acuerdo se está hablando en Mesa General, pues es ahí donde estaba el bloqueo. Pero quienes estamos poniendo toda la carne en el asador somos nosotros, Osasunbidea», ha explicado a NAIZ Iban Irisarri, portavoz del sindicato LAB en Salud.
Remírez propone modificar este punto a través de una proposición de ley que se plantearía al Parlamento en un marco de «ausencia de conflicto», según han difundido los sindicatos LAB, SAE, UGT, ELA y CCOO en una circular, donde informan de puntos clave que se trataron en Mesa General.
Hay más elementos sobre la mesa. Remírez se muestra «favorable a implementar algunas medidas de acuerdos anteriores que no se han llegado a desarrollar y que están incluidas en las reivindicaciones del comité de huelga formado por LAB, SAE, UGT, ELA y CCOO, como sería el caso de la homologación de festivos, turnicidad y nocturnidad».
La otra gran promesa, ya más a largo plazo, sería un «compromiso de trabajo» para que en la próxima legislatura se negociara la reforma del Estatuto del Personal al servicio de las Administraciones Públicas de Nafarroa, incluyendo con ello «la adecuada reclasificación de muchos colectivos profesionales».
Además de la huelga del 23, se está trabajando en una gran movilización ciudadana en defensa de la sanidad pública para el sábado 18. Esta cita se mantiene.
Conflicto laboral en Osasunbidea
El Gobierno parece haber optado por cesiones en todos los marcos negociadores con el objetivo de llegar a las siguientes elecciones con la situación en Salud más relajada. Así, Remírez movió ficha para tratar de resolver el problema de la mayoría sindical, mientras que accedió a una de las dos peticiones que le formuló UPN para sacar adelante el pacto que había cerrado con los médicos.
En concreto, la gestión que ha realizado el Gobierno es la consideración de la zona de Tutera como «de difícil cobertura», lo que generará pluses económicos para los médicos que trabajen en esa zona.
La segunda condición necesaria que puso UPN sobre la mesa para apoyar el pacto alcanzado por el Gobierno y el Sindicato Médico es que los cambios en la ley 11/1992 se realicen por la vía de las enmiendas.
El apoyo de UPN –y, en consecuencia, el de Navarra Suma– es trascendente, pues el Gobierno no cuenta con el respaldo de sus socios habituales para cumplir lo que prometió al SMN. Eso sí, uno de los puntos más conflictivos coincide con la segunda condición que fijó UPN. De modo que, si esto se elimina, quizá reaparezca cierto margen de negociación.
Existe un tercer conflicto que lleva en solitario el sindicato corporativo de Enfermería (Satse). El martes llevó a cabo un paro de un día, cuyo alcance fue el menor de cuantas movilizaciones se han realizado hasta la fecha (5,15%). Satse (como ya hiciera el Sindicato Médico y el bloque mayoritario) denunció los servicios mínimos abusivos que fijó el Gobierno.
Pese a su movilización, la portavoz del Satse, Idoia Valencia, reconoció en la concentración ante los hospitales que el diálogo con Salud va por buen camino y que hay voluntad de alcanzar un acuerdo.