Ayuntamiento de Bilbo y las empresas Sader y Profersa llevan meses negociando el convenio que busca el traslado de esta actividad molesta de Punta Zorrotza. En 2015 ya se alcanzó un acuerdo para la reubicación de la planta en terrenos del puerto exterior, que preveía la marcha para 2018, pero no se cumplió. Hasta cinco intentos de traslado ha habido, pero no han fructificado.
Las protestas contra la inacción de las administraciones ante las emisiones y los malos olores se han sucedido, sin que haya sido debidamente atendida esa reivindicación. Ante la próxima cita con las urnas, han vuelto a producirse pronunciamientos de grupos políticos, como es el caso de Elkarrekin Podemos-IU demandando el traslado de la planta.
A raíz de una iniciativa presentada al Pleno del Consistorio bilbaino, el Gobierno Aburto informó de que en un mes licitará el Plan Especial de Punta Zorrotza y desveló que negocia la salida de Sader-Profersa de este área de desarrollo urbanístico.
En ese contexto, desde la dirección de Sader-Profersa se ha expuesto que no ponen en cuestión que deben trasladarse pero demandan una «ubicación de futuro». El directivo Xabier Caño, en una entrevista el pasado martes en Radio Bilbao, negó que sean una empresa contaminante, aunque reconoció que como toda actividad industrial provoca molestias. Desde el movimiento vecinal le rebaten que los malos olores, tránsito de productos tóxicos y partículas en suspensión sí afectan a su salud y calidad de vida.
Quien fuera director general de Ihobe y actualmente presidente del clúster de empresas de Medio Ambiente de la CAV aseguró que, en 35 años de actividad, no han tenido ningún expediente sancionador y que disponen de todos los permisos y certificaciones que necesita una industria como la suya. La dificultad está en la búsqueda de un nuevo emplazamiento después de que el simple anuncio de su traslado a Ortuella provocará movilizaciones en Meatzaldea.
«Manipulación populista»
Los comités de empresa de Sader y Profersa han reproducido este jueves en rueda de prensa los argumentos de la dirección, rechazando cualquier «manipulación populista» que abandere el cierre de las instalaciones «sin ninguna solución de reubicación». «No todo vale a la hora de jugar con el pan de 120 familias», han enfatizado.
Han incidido en que la actividad que desarrollan en Punta Zorrotza está calificada de «esencial», ya que «la gestión de residuos evita que estos impacten negativamente tanto en el medio ambiente como en la salud de las personas y porque la actividad de fabricación de fertilizantes está dentro de una cadena que garantiza la producción de productos alimentarios».
A pesar de que son continuas las denuncias vecinales por los picores de garganta y otras molestias que se soportan en Zorrotza pero también en San Inazio y barrios cercanos, los trabajadores lo niegan. «Se han realizado numerosos estudios que han dejado patente que, más allá del impacto que genera una industria, no hay afección en términos de calidad del aire ni, como consecuencia, sobre la salud», han defendido, al igual que la dirección de la compañía.