Cuando acaba de cumplirse un año desde su detención y encarcelamiento en Polonia, el periodista vasco Pablo González ha podido recibir al fin este viernes la visita del abogado Gonzalo Boye. La reunión ha sido preparada por el letrado junto al equipo de defensa polaco que asiste a González y que sí ha tenido contacto puntualmente con él en estos meses. Hasta la fecha las noticias sobre su situación y algunos escasos detalles de las actuaciones jurídicas provenían básicamente de estos abogados polacos.
Este paso supone el reconocimiento por parte de las autoridades polacas de Boye como abogado de Pablo González. Y permite, según ha trasladado el letrado, avanzar en una única línea de defensa.
La entrevista se ha producido en la cárcel de Radom, donde como es sabido González está en situación de alslamiento, con lo que solo puede salir al patio durante una hora al día, y tiene casi totalmente restringidas las visitas, además de los libros y material de lectura y estudio.
El abogado ha podido constatar, en cualquier caso, que el periodista preso se encuentra bien de salud y ánimo, dentro de lo que cabe dado el encarcelamiento y la incertidumbre sobre la acusación.
Otra cosa es el aspecto jurídico, puesto que Boye ha corroborado que el acceso a las actuaciones judiciales es muy limitado, con lo que el derecho de defensa se ve casi totalmente suprimido en su vertiente efectiva.
Explica además el abogado que no se ha limitado el tiempo de comunicación, y confía en que se haya respetado el secreto profesional.
Emocionado y con confianza
Junto a todo ello, Boye ha aprovechado para trasladar al preso las iniciativas y muestras de apoyo que han proliferado a lo largo de todo el año, y también algunas noticias de prensa. El periodista lo ha recibido agradecido y visiblemente emocionado.
Pablo González se declara confiado en que se rectifique la situación y se le permita un ejercicio efectivo del derecho de defensa para poder demostrar que los cargos son infundados y parten del erróneo entendimiento de lo que es el derecho a la libertad de información, el secreto profesional y la protección de las fuentes de los periodistas.