Koldo Landaluze

Kubrick, Spielberg, Scott y la prolongada sombra de Napoleón

Stanley Kubrick siempre quiso rodar la ascensión y caída de Napoleón. Atesoró guiones, preguntas, bocetos de personajes y localizaciones que, finalmente, serán plasmadas por Steven Spielberg y Kari Fukunaga en una serie de HBO. Mientras tanto, Ridley Scott aportará su «Napoleón».

 

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0310_napo (scott free)

Stanley Kubrick figura entre los grandes de la historia del cine, un autor tan metódico como obsesivo, lo que se traduce en una filmografía no muy extensa pero nutrida de títulos tan referenciales como “Senderos de gloria”, “La naranja mecánica”, “El resplandor”, “2001. Una odisea del espacio” o “La chaqueta metálica”.

No obstante, el cineasta estadounidense siempre albergó un deseo que nunca pudo plasmar, a pesar de haberlo estudiado milimétricamente: una película dedicada a Napoleón Bonaparte. En una carta fechada en 1971, Kubrick se refería a a su anhelado proyecto en estos términos: «Es imposible decirles qué voy a hacer, pero sí puedo decir que espero realizar la mejor película que se haya hecho jamás».

El elevado coste de una obra que ya en sus bocetos se intuía monumental y, sobre todo, el fracaso en taquilla de la superproducción “Waterloo” (Sergei Bondarchuk, 1970), en la que Rod Steiger encarnaba a Napoleón, provocó que los estudios ni se plantearan la posibilidad de plasmar en imágenes la idea de un Kubrick que palió un poco su deseo con el rodaje de otra película de época, “Barry Lyndon” (1975).

En la mente del neoyorkino siempre hubo un hueco para l militar y estadista francés, al que le dedicó innumerables horas de estudio. Aquella meticulosa labor de pre-producción, junto a una versión del guion, se conserva en el archivo que la familia Kubrick donó en 2007 a la University of the Arts de Londres.

En 2009, cumplido el décimo aniversario de su fallecimiento, la editorial Taschen publicó el libro “Stanley Kubrick´s Napoleon: The greatest movie never made” (“La mayor película jamás realizada”) de Alison Castle que, en diez volúmenes, recogió las notas de Kubrick, artículos firmados por expertos, un análisis del guion, láminas y fotografías de uniformes y localizaciones, entre otros materiales inéditos. Kubrick leyó todos los libros dedicados a este personaje histórica que pudo conseguir, consultó a historiadores y acumuló una base de datos con material de investigación de un tamaño de todo punto excesivo, con más de 30.000 ilustraciones y fotografías de posibles localizaciones.

Investigó e intervino en el diseño del vestuario, incluidos uniformes militares realizados con papel, en el intento de mantener el presupuesto bajo control. Pero a medida que se acercaba el momento de entrar en fase de producción, primero Metro Goldwyn Mayer y después United Artists no se atrevieron a dar el paso definitivo.

El emperador y su osito de peluche

En secuencias filmadas bajo la lluvia, entre el humo de los cañones y el griterío de los ejércitos, Kubrick imaginó un Napoleón Bonaparte con la apariencia de Jack Nicholson -más tarde lo cambiío por Oskar Werner y Ian Holm- y a una Josefina de Beauharnais que hubiera podido haber sido interpretada por Audrey Hepburn de no ser por la amable negativa que la actriz le comunicó a través de una carta.

En su hoja de ruta, el autor de “Lolita” tenía previsto rodar esta superproducción en el Estado francés y Rumania y, tal y como era habitual en su metodología de trabajo, rodaría buena parte del metraje en Gran Bretaña. Para entonces, Kubrick era considerado un genio pero excesivamente obsesivo y ambicioso, lo cual nunca suele conectar excesivamente bien con el conservadurismo de los estudios de cine.

Según explica Jan Harlam, colaborador y cuñado del cineasta norteamericano, «buscó a la gente que sabía más de él. Leyó todos los libros escritos en inglés sobre su época y se convirtió en un experto en el personaje. El historiador Felix Markham, autor de una biografía sobre Napoleón, asumió la función de su tutor y empleó a un equipo de historiadores de Oxford que trabajaron a tiempo completo tratando de contestar las preguntas que hacía Kubrick».

Harlam también recuerda que «a Kubrick le apasionaba la historia y la filosofía. En su mente siempre bullían preguntas que lanzaba constantemete y a cualquier hora del día a su equipo de colaboradores. Le costaba comprender cómo un hombre tan capaz como Napoleón se dejó manipular por Josefina y cómo pudo equivocarse tanto con la campaña de Rusia, que precipitó su caída».

«Napoleón podría haber aprendido a controlar sus emociones telúricas de haber sabido jugar al ajedrez. Stanley creía que si uno se deja guiarse demasiado por las emociones, terminará perdiendo», añade Harlam. Como dato curioso, el guión original comienza y termina con una imagen del osito de peluche de guardaba Napoleón, en una escena que recuerda el famoso “Rosebud” de“Ciudadano Kane”.

Spielberg asume el reto

Veintitrés años después de la muerte de Kubrick, HBO rescató del olvido este ambicioso proyecto que, inicialmente iba a ser dirigido por Kari Fukunaga -firmante de la última entrega de James Bond “No Time to Die”- pero que, en la última edición de la Berlinale, se confirmó que quien se encontraba detrás de esta superproducción era, el mismísimo Steven Spielberg, el cual lo confirmó ante los medios de comunicación cuando dijo que «estamos montando una gran producción.

Con la ayuda de Christiane Kubrick y Jan Harlan estamos montando una gran producción para HBO basada en el guion original de Stanley sobre Napoleón. Estamos trabajando como una miniserie de siete partes». Por su parte, Fukunaga declaró que «los guiones ya están listos y estamos viendo cuál es el próximo paso. Está ocurriendo».

El de Ridley Scott

La que sí ha dado el primer golpe de claqueta en otra ambiciosa superproducción que tiene como protagonista a Napoleón Bonaparte es Ridley Scott, el cual quiere aportar su personal visión en torno a este personaje histórico con la ayuda del camaleónico Joquin Phoenix -quien trabajó a las órdenes de Scott en “Gladiator”- en la piel del protagonista.

Titulado inicialmente “Kitbag”, en referencia al refrán británico “There is a general’s staff hidden in every soldier’s kitbag” («Hay un bastón de general escondido en la mochila de cada soldado»), finalmente llevará por título solo “Napoleón”. Además de Phoenix, el reparto incluye a Vanessa Kirby y la película se centrará en las batallas y en la figura del líder militar histórico y en su engranaje argumental adquirirá especial relevancia el papel determinante que jugó Josefina de Beauharnais.

Según expresa Scott, quiere ser una mirada original y personal a los orígenes de Napoleón y su ascenso rápido y despiadado, visto a través del prisma de su relación adictiva y a menudo volátil con su esposa y amor verdadero, Josefina. Si bien la intención de la película es capturar las famosas batallas, la ambición y la mente estratégica de Napoleón, la historia de amor que tuvo con Josefina es tan importante para los orígenes y la forma en que fue el gran líder militar». El prestigioso director británico también recuerda que es un persona «que siempre me ha fascinado. Salió de la nada para gobernarlo todo, pero mientras tanto libraba una guerra romántica con su esposa Josefina. Conquistó el mundo para tratar de ganar su amor y, cuando no pudo, lo conquistó para destruirla. Ningún actor podría encarnar a Napoleón como Joaquin».