Imanol Intziarte

Víctor Lasa aspira a «cambiar el marco» de Donostia como cabeza de lista de Elkarrekin Podemos

El alcaldable de la coalición de izquierdas ha celebrado un acto en el Aquarium ante asociaciones vecinales, culturales y de otros colectivos para dar a conocer sus propuestas en temas relevantes como el turismo, la vivienda y la sostenibilidad.

Víctor Lasa, durante su intervención en el Aquarium.
Víctor Lasa, durante su intervención en el Aquarium. (PODEMOS DONOSTIA)

Elkarrekin Podemos Donostia presenta un rostro nuevo al frente de su lista en los comicios municipales de mayo. Víctor Lasa, consultor y analista de 42 años con una dilatada experiencia internacional, toma el relevo de Aitzole Araneta con el objetivo de «cambiar el marco» de la ciudad.

Desde que se anunció que sería alcaldable, viene desarrollando una intensa actividad en la calle y en las redes sociales, y este viernes ha presentado algunas de las líneas maestras de su proyecto en el Aquarium ante asociaciones vecinales, culturales y otros colectivos, arropado por dirigentes morados como David Soto, secretario de organización de Podemos Euskadi y parlamentario en Gasteiz.

Durante este acto se han emitido tres breves vídeos de tres minutos de duración en los que se han abordado algunos de los temas más candentes en la capital guipuzcoana: vivienda, turismo y sostenibilidad. Antes, a modo de introducción, Lasa ha rechazado los modelos basados únicamente en «un crecimiento que significa favorecer los intereses de unos pocos», y ha reivindicado que «la ciudad es primero para las personas que la habitan. Es importante que no nos resignemos».

Respecto a la vivienda, sus propuestas pasan por aumentar el parque de VPO de alquiler y regular los precios. En el vídeo se ha puesto el ejemplo de Viena (Austria), en el que todas las rentas inferiores a 53.000 euros al año tienen derecho a un alquiler por un precio asequible, un modelo al que se acoge el 70% de la población. Lasa también aboga por limitar capacidad de compra de no residentes, para poner coto a la especulación inmobiliaria y la expansión de los fondos buitre.
 
En cuanto al turismo, ha remarcado que «bien gestionado puede ser algo que mejore a los que viven en ese destino, pero si se deja desbocado crece a costa de nuestra calidad de vida, es una falsa prosperidad».

Expulsados

Ha destacado su impacto sobre el mercado de vivienda, con la proliferación de hoteles y pisos turísticos, que está haciendo que «seamos expulsados de nuestra ciudad. Del ‘queremos más’ hemos pasado al ‘estamos empachados’».

Frente a ello, plantea medidas para «desincentivar el turismo masivo» –una moratoria de dos o tres años en la promoción externa–, o la implantación de una tasa turística cuyos ingresos sirvan para mejorar la vida de los locales, por ejemplo, con transporte público gratuito o ayudas al comercio local para no ser devorado por las franquicias internacionales.

Finalmente, en el capítulo de la sostenibilidad ha defendido «la teoría del donut», un paso más allá de la economía circular «que se ha implantado como patrón en ciudades como Ámsterdam o Bruselas» y que «busca satisfacer de manera justa e igualitaria las necesidades básicas de sus habitantes».