Carlos Gil
Analista cultural

Mirando al mar

EL NADADOR DE AGUAS ABIERTAS
Autor: Adam Martin Skilton. Adaptación: Maria Goiricelaya. Intérpretes: Markos Marín, Adolfo Fernández. Espacio escénico y dirección: Fernando Bernués. Producción: K Producciones. Lugar y fecha: Antzoki Zaharra – Donostia – 15-03-23 – dFERIA.

Markos Marín y Adolfo Fernández, en ‘El nadador de aguas abiertas’.
Markos Marín y Adolfo Fernández, en ‘El nadador de aguas abiertas’. (David RUIZ)

Primero una brazada y después otra brazada se repite de manera recurrente como mensaje cauterizador de cualquier circunstancia, como una filosofía donde se aplica el principio de la paciencia frente al vértigo de lo urgente, y que se convierte en el marco flexible en el que se desarrolla la peripecia de esta obra, en que dos hombres frente al mar, o en el mar, o por culpa del mar establecen una relación que significa amistad, solidaridad, ayuda, posibilidad de superar cualquier circunstancia. Una suerte de canto al optimismo para paliar las tragedias que se aventuran, que se rozan, que se superan.

El espacio escénico acotador se convierte en un elemento que ahoga todas las acciones. Esas decenas de cubos, algunos llenos de agua, otros vacíos, a los que se les lanzan vídeos del mar con tormenta deja muy poco aire, muy poca respiración para los movimientos espaciales a los dos actores, que acaban desarrollando todas sus acciones en unos pocos metros cuadrados con incursiones a ese mar metafórico, que gana mucho significado físico. Dos actores que tienen unos textos muy racionales, muy descriptivos, muy narrativos, aunque se establezcan diálogos que son para señalar esos elogios de la amistad, del proceso de enseñanza y aprendizaje. Del esfuerzo, de la camaradería, de la soledad. Quizás no se le exija demasiada complejidad a sus personajes, por ello sus actuaciones son lineales, juguetonas, en uno de ellos con una recarga de desnudarse y volverse a vestir para indicar su incursión en el mar.

Es una obra para un espectro amplio de públicos. Todo está en su sitio. Con dignidad. Primero una brazada y después otra brazada, así es como le enseña el nadador profesional al principiante de cerca de cincuenta años. Todo es posible. Mirando al mar soñé.