Daniel   Galvalizi
Periodista

Llega la moción de censura de Vox con un Tamames que atacará a Podemos y «los separatistas»

La derecha radical española tiene asegurado martes y miércoles su show mediático en sede parlamentaria con un candidato a investir que le ha valido una lluvia de críticas, especialmente del bando propio. El exdirigente del PCE defenderá la unidad del Estado y propondrá generales anticipadas al 28M.

Ramón Tamames, en la presentación de esta moción de censura.
Ramón Tamames, en la presentación de esta moción de censura. (Jesús Hellín | Europa Press)

«Has traicionado al obrero de Orcasitas (Vallecas), al obrero de San Blas...no te podré creer en la vida, Ramón. Me has decepcionado totalmente. Y sabes que soy una persona que te ha admirado», le dice en tono lacónico el concejal Felix López Rey (IU) a Ramón Tamames, en una acalorada discusión en los pasillos del consistorio madrileño. El tránsfuga del PCE, visiblemente incómodo, le responde «¿Me haces caso?», a lo que López Rey, atónito y angustiado, concluye: «Pero ¡cómo te voy a hacer caso!».

La escena ocurrió en 1989, cuando Tamames, concejal electo por IU, apoyó la moción de censura del PP que le dio la alcaldía a Rodríguez Sahagún, arrebatándosela al PSOE. El propio López Rey colgó el video en su cuenta de Twitter la semana pasada y no tardó nada en volverse viral en redes.

Se trata tan solo de una de las tantas imágenes de putrefacción política e ideológica que puede dar Tamames, miembro del PCE y del antifranquismo que luego cofundó Izquierda Unida para acercarse después a Adolfo Suárez, quien en 1989 llegó a ofrecerle liderar la papeleta para diputados por Sevilla. El excomunista y profesor de Economía rechazó la propuesta, pero fiel a su ego monumental, le dijo que requería para sí mismo un «rol internacional» que promoviera las virtudes del partido conservador fuera del Estado español, como consta en la hemeroteca.

A Tamames ya lo tentó Suárez en 1989, pero, fiel a su ego momumental, requirió un «rol internacional»

Es que lo que le sobra a Tamames es lo que, increíble pero real, no ha visto Vox: hemeroteca. Y en ella, las contradicciones de un dirigente ganado por el narcisismo. No hace falta ser Sigmund Freud para entender que el excomunista acepta liderar la moción de censura de Vox, la sexta desde el posfranquismo, en buena parte por una necesidad egocéntrica de concentrar el foco mediático y reivindicar a sus casi 90 años su supuesto rol en la historia. Y Santiago Abascal, líder de la formación de derecha radical, le ha puesto la alfombra roja.

Una decisión polémica

La elección de Tamames ha significado una lluvia de críticas a la cúpula de Vox y especialmente desde el arco conservador español, por el tono ridículo que ha cobrado todo el proceso. Algo potenciado por el hecho de que esta moción de censura nacerá para morir, jamás ha tenido, como la de 2020, probabilidad ninguna de prosperar y acabará exhibiendo una vez más que la mayoría de la cámara sigue estando en manos de la izquierda española y los soberanistas.

El recorrido hasta el pleno que comienza este martes ha sido una tormenta impensada para Vox (nota al pie: algunos portavoces del conservadurismo nacionalista español como Jiménez Losantos dejan trascender que esto podría ser un plan de Espinosa de los Monteros para forzar una renuncia de Abascal). Era tan imprevisible la actitud de Tamames que acabó siendo un tiro en el pie para Vox, no solo por las más que controversiales entrevistas que dio a muchos medios, en las que contradijo más de un punto estructural del programa electoral de la ultraderecha, sino porque encima permitió que se filtrara, por error u omisión, su discurso de investidura.

Tras la filtración, una exclusiva de Eldiario.es, Vox intentó subsanar el error con una conferencia de prensa en el Congreso. Solamente Abascal y Tamames ante los medios, con un relato más controlado y sin la verborrea del candidato a presidente (cabe recordar que por reglamento, no puede haber moción de censura sin propuesta de líder de Ejecutivo a la vez).

«Tamames puede representar a todos los compatriotas que quieren un cambio de rumbo», dijo en tono defensivo Abascal, ratificando que la propuesta básica de la moción de censura será la convocatoria a elecciones generales el próximo 28 de mayo. Esto es, Tamames es un instrumento que vehicularizaría, de prosperar, unas anticipadas que coincidieran con las municipales. Por tanto, el discurso de una hora que dará el excomunista tendrá poco sentido porque no habría gobierno alguno.

En esa rueda de prensa Tamames aseguró que no habrá muchos cambios con respecto al discurso filtrado, que consta de 30 páginas y 33 capítulos, en el que considera que el Estado español se acerca a una «moderna autocracia absorbente» y acusa a la mayoría de investidura de querer «romper España».

El discurso comienza, cómo no, hablando de sí mismo, justificando su decisión de aceptar la propuesta de Abascal: «Rendir personalmente mi último tributo a la defensa de los intereses actuales y futuros de España». Luego comienzan párrafos relatando todos los cargos por los que ha pasado y experiencias personales, para luego hacer su radiografía del statu quo. Se diferencia con Vox en el tono, debe recalcarse, y en defender el sistema autonómico y el derecho al aborto.

Pero de todas las entrevistas que ha dado en los últimos días, más a pesar de Vox que con su beneplácito, es en la que hace Enric Juliana para ‘La Vanguardia’ donde Tamames enfatiza en lo que podría considerar los culpables de todos los males: Podemos y soberanistas vascos y catalanes.

Cuando el entrevistador le pregunta por su opinión sobre Pedro Sánchez, Tamames responde que el presidente del Gobierno «demostró tener un gran coraje político cuando luchó para recuperar la secretaría general del PSOE» y que él hará foco en criticar «la labor» de un Gobierno que «no funciona porque es Frankenstein, como lo vaticinó» en su momento Alfredo Pérez Rubalcaba. Ante una repregunta, el académico recalca: «Ese es el problema. Podemos. Han incordiado mucho. Y el problema también son los separatistas. Una cosa es aceptar las nacionalidades y otra aceptar la disgregación de España. Yo voté en contra del derecho de autodeterminación en 1977».

Según confirmaron a NAIZ fuentes con acceso a la cúpula de Vox, Fernando Sánchez Dragó ha sido el ideólogo del intento Tamames

Según confirmaron a NAIZ fuentes con acceso a la cúpula de Vox, el escritor madrileño y militante de Vox Fernández Sánchez Dragó, de contacto constante con la cúpula del partido, ha sido el ideólogo del intento Tamames. Él cree que llevar al hemiciclo a un extrapartidario con un pasado ideológico muy distinto puede servirle a su formación para perforar el techo electoral.

Santiago Abascal y Fernando Sánchez Dragó. (Ricardo RUBIO / EUROPA PRESS)

«Sánchez Dragó siempre dijo internamente que era muy importante sumar gente en el partido que sea de izquierdas o conservadores moderados. Por ejemplo, lo ha intentado con Jorge Verstrynge, pero este se ha negado», señala la fuente. Sí, hablamos del prestigioso politólogo padre de Lilith, la número 3 de Podemos.

Lo cierto es que miembros del partido se han encargado de filtrar a medios de derecha en Madrid la disconformidad con la estrategia y que Tamames demostró ser incontrolable y preso de su ego. Evidentemente nadie se tomó el trabajo de leer su biografía.

Un día y medio sin destino

Quien observa todo esto con alegría es Sánchez, quien rechazó un ofrecimiento de cena a solas con Tamames (lo contó este último en una de sus entrevistas). La mesa está servida, pero no para comer, sino para exhibir que el gobierno de coalición no gozará de la mejor salud por estos días pero sí con una mayoría parlamentaria inamovible e indisoluble.

En la mente de Abascal y su entorno, pedir una moción de censura es marcarle un gol a su verdadero rival, el PP. Ya sucedió en octubre de 2020, mientras morían cientos de personas diariamente por covid (todavía no había vacunas) y se producía la mayor caída del PIB desde la Guerra Civil. El candidato a presidente propuesto en aquella oportunidad fue el líder del partido, pero la presentación en nombre de Vox la hizo el barcelonés descendiente de guineanos Ignacio Garriga. Una forma barata de instalar mediáticamente al cabeza de lista para las elecciones al Parlament de Catalunya que iban a llevarse a cabo en el invierno por venir.

Por supuesto, la moción fue derrotada, con la mayor cantidad de votos negativos de todas las mociones de censura. Dos años después, y facultado por la Constitución porque cuenta con más de 35 diputados que lo avalan, el partido de derecha radical vuelve a insistir con este método, como una herramienta de recuperación de la iniciativa. Durante dos días se paraliza el debate político (y de hecho toda la labor de las comisiones del Congreso) y ellos se muestran como los grandes combatientes contra el sanchismo, los que sí hacen acciones más allá de actos discursivos.

Tienen a favor que no estará presente en el hemiciclo el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo (es senador), como sí lo estuvo Pablo Casado hace dos años y allí utilizó su discurso para desmarcarse de Vox y trazar una línea roja. Pero Casado tenía un discurso nacionalista español del cual Feijóo carece (más allá que en cuanto a políticas, sean ambos igual de centralistas), por lo que en lo simbólico el expresidente de la Xunta tendría mucho más para perder ante el electorado más escorado a la derecha españolista.

El pleno, que por decisión de la presidenta del Congreso Meritxell Batet tendrá lugar este martes 21 de marzo, comenzará a las 9 y el primero en intervenir será uno de los firmantes de la moción. El elegido es Abascal, quien hará allí el discurso que ellos desean que sea el que concentre la atención. Luego vendrá Tamames, que no tiene límite de tiempo (aunque anticipó que hablará una hora).

¿La alfombra roja tendida a Tamames puede acabar convirtiéndose en bumerán contra Vox?

Después será el turno de defenderse de Sánchez y puede pedir la palabra cualquier miembro del Consejo de Ministros, tampoco con límite de tiempo (en 2020 lo hizo también el exvicepresidente Pablo Iglesias). Es posible que hablen dos vicepresidentas, aunque no seguro: podrían ser Nadia Calviño y Yolanda Díaz, según dijeron fuentes de Moncloa a NAIZ.

Cada portavoz de los grupos parlamentarios contará con media hora de tiempo y otros 10 minutos de respuesta. Según los tiempos, es posible que los grupos de PNV y EH Bildu hagan uso de la palabra en la jornada del miércoles, cuando sea la votación en la que la moción será derrotada. Con menos votos, eso sí, porque Feijóo se ha decantado por la abstención y no por la negativa, como quiso Casado. Pero la menor cantidad de votos en contra no es señal que la alfombra roja tendida a Tamames no acabe convirtiéndose en un bumerán en contra de Vox.