​La referencia a la película ‘Thelma y Louise’ (1991), guionizada por Callie Khouri, es clara. Pero esta vez Louise es un chico que se llama Louis. La idea procede de la novela original de Julien Sandrel ‘Le chambre des merveilles’, que ha sido llevada a la pantalla con el título homónimo por Lisa Azuelos.

Es la primera de sus películas que no es autobiográfica, ya que hasta ahora se había inspirado en su experiencia como madre para hablar de la adolescencia. El autor al que adapta aquí es algo más joven, pero también tiene hijos, y ha querido hablar de lo que, en este caso una madre, es capaz de hacer por amor a un hijo. Así que esa mujer se llama Thelma y Louis es su chaval preadolescente, y juntos protagonizan una de viajes en la cual ella recorre mundo en nombre de él.

La fatal circunstancia que abre la narración y el motivo por el que Thelma viaja sola constituye la razón de ser de esta historia. Se trata de una mujer hiperactiva y madre soltera a la que su trabajo le ocupa mucho tiempo y espacio, por lo que se siente culpable y hundida cuando a Louis le atropella una furgoneta al cruzar la calle en su patinete. El chico queda inconsciente, sin que el pronóstico médico asegure que vaya a despertar del coma. Thelma no sabe qué hacer, hasta que encuentra un diario de su hijo lleno de garabatos y anotaciones. En él descubre una lista de las diez cosas que Louis quería hacer antes del fin del mundo que iba a llegar antes de lo esperado.

A la mujer se le ocurre que ella va a hacer por él todas esas cosas pendientes, para así cumplir los sueños de Louis. Da igual que se trate de un curso de fútbol, de pintar graffitis a la carrera, de nadar con las ballenas o de contactar con el padre biológico. Alexandra Lamy encarna a esa persona que se lanza a una aventura sin fronteras, con localizaciones rodadas en Escocia, Portugal o Japón. Lo que no sabe es que esa experiencia itinerante le va a servir a la postre para descubrirse a sí misma y recuperar la esperanza en la vida.