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Primo de Rivera, enterrado en el cementerio de San Isidro entre saludos fascistas

Tras ser exhumados de Cuelgamuros, los restos del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, han sido enterrados en el cementerio de San Isidro, en Madrid, entre los saludos fascistas que ha realizado el grupo de falangistas que se ha concentrado en el lugar.

Enfrentamientos entre falangistas y Policía a las puertas del cementerio de San Isidro.
Enfrentamientos entre falangistas y Policía a las puertas del cementerio de San Isidro. (Eduardo PARRA | EUROPA PRESS)

Entre saludos fascistas ha sido enterrado en el cementerio madrileño de San Isidro el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, una vez exhumado de Cuelgamuros. Tres falangistas han sido arrestados en los incidentes entre los partidarios de Primero de Rivera y la Policía española.

Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera han salido este lunes de Cuelgamuros, donde permanecían desde el año 1959, rumbo al cementerio de San Isidro, después de un acuerdo entre los familiares y el Gobierno. Los trabajos para la exhumación de los restos del fundador de la Falange han comenzado a primera hora en la basílica de Cuelgamuros a puerta cerrada y sin presencia de autoridades ni de prensa.

Un pequeño grupo de falangistas esperaba a la salida del Valle, recibiendo con gritos de «¡Viva España!» y «José Antonio, ¡presente!», cuando los coches fúnebres con sus restos abandonaban el recinto en dirección a Madrid. El trasiego de vehículos ha sido continuo desde primera hora en la puerta de acceso al recinto, que ha estado custodiada por agentes de la Guardia Civil y donde se encontraban más de una treintena de periodistas.

Tras la exhumación sus restos han sido trasladados al cementerio sacramental de San Isidro, donde reposan los restos mortales de varios familiares del líder fascista. El dictador Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, padre de José Antonio, también estuvo enterrado en el recinto ubicado en el distrito madrileño de Carabanchel, pero sus restos fueron trasladados a Jerez en 1947.

Cerca de un centenar de falangistas se han concentrado en las inmediaciones del cementerio de San Isidro esperando a la llegada de los restos del fundador de la Falange haciendo el saludo fascista y cantando el ‘Cara al Sol’, mientras que la Policía ha cargado contra algunos de los manifestantes.

Lo han hecho con críticas a la familia del político fusilado por las autoridades republicanas durante la guerra del 36 por no haber «luchado lo suficiente» por evitar esta situación. «La familia obviamente no está contenta con la exhumación, pero no han luchado como deberían luchar por mantener el derecho de un muerto a reposar» ha esgrimido Jesús Muñoz, convocante del «acto informal» ataviado con una camisa azul y un pin de La Falange, cargando contra los Primo de Rivera por no evitar que hoy tenga lugar el quinto entierro del político falangista. «Podía haber dado una batalla que no ha dado», ha sentenciado, en referencia a llevar el asunto de la exhumación ante la Justicia.

«Nos molesta la actitud profanadora del Gobierno de España al dictado de una basura de ley llamada de Memoria Democrática, que lo que hace es intentar reinventar la historia para decir quiénes son los buenos y quiénes son los malos», ha añadido Manuel Andrino, jefe estatal de La Falange.

Este mismo lunes se cumplen 120 años del nacimiento de Primo de Rivera, el 24 de abril de 1903, y grupos falangistas han criticado que el Gobierno haya hecho coincidir esta fecha con la reubicación de sus restos. Esta mañana han aparecido varias pancartas en puentes de Madrid en recuerdo del aniversario y protestando por la «profanación» de su tumba, según trasladan desde el movimiento falangista.

Del «rigor» al «juego de magia»

Tras la exhumación, el Gobierno español, a través de su portavoz, Isabel Rodríguez, ha destacado la importancia de haber hecho este trabajo con «todo el rigor científico y técnico y con todo respeto y acompañamiento» a su familia.

«Hoy, la democracia española cumple con los valores democráticos de los países más avanzados de nuestro entorno, ya que no se homenajea en un lugar público ni al dictador ni al líder de la Falange», han agregado fuentes del Ministerio de la Presidencia y Memoria Democrática.

El PP, por su parte, ha acusado al Ejecutivo de utilizar la exhumación como un «juego de magia» y de «birlibirloque» para distraer la atención de los problemas de la ciudadanía de los «líos» del Gobierno, mientras que Vox ha expresado su rechazo a «un Gobierno que dedica gran parte de su tiempo a profanar tumbas y desenterrar muertos».

Por contra, para IU hoy es «un gran día para la memoria democrática de este país» y Podemos ha considerado una buena noticia la retirada de los restos de José Antonio del Valle de Cuelgamuros

Ley de Memoria Democrática

La exhumación del fundador de Falange se ha producido este lunes en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, que prohibe que dirigentes del golpe de Estado, la Guerra de 1936 y el franquismo permanezcan inhumados «en un lugar preeminente de acceso público, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación», según indica el texto aprobado el pasado mes de octubre.

Hasta este lunes, su tumba se encontraba frente al altar mayor de la basílica del Valle, junto al lugar donde estaba la del dictador Francisco Franco, hasta que fue exhumado en octubre de 2019 y trasladado al cementerio de Mingorrubio en El Pardo.

Según la ley de Memoria Democrática, Primo de Rivera podía continuar inhumado en el Valle, como víctima de la guerra –fue fusilado por el bando republicano en noviembre de 1936 en Alacant– pero no en un lugar preeminente. En todo caso, su familia trasladó la petición de sacar sus restos para así dar cumplimiento al deseo que el político dejó escrito en su testamento, que sus restos descansaran en un lugar católico. Con la entrada en vigor de la norma, el Valle de los Caídos pasó a llamarse Cuelgamuros y se convirtió en un cementerio civil.

Quinto entierro

Este será el quinto entierro del fundador de Falange, que fue fusilado en la cárcel de Alacant en 1936 y enterrado en una fosa común. Dos años después, sus restos mortales se colocaron en un nicho, en el mismo lugar. Una vez finalizada la guerra civil, en 1939, fue exhumado de nuevo y llevado desde Alacant hasta El Escorial.

Su ataúd fue acarreado a pie por falangistas durante 10 días, pasó por Aranjuez, recorrió la Gran Vía de Madrid y entró en el monasterio de El Escorial el 30 de noviembre de 1939. Allí fue recibido por Franco y enterrado junto al altar mayor de la basílica.

Años después, en noviembre de 1959, cambió otra vez de ubicación, el día antes de que se inaugurase el Valle de los Caídos, y quedó enterrado en un lugar de honor en la basílica de Cuelgamuros.