La dirección del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy ha revelado en París los largometrajes que integrarán este año la selección oficial de este evento, referencial dentro del género animado y que tendrá lugar del 11 al 17 de junio.

Entre los 23 títulos que han sido seleccionados, entre un centenar de inscripciones, figura la producción vasca ‘Robot Dreams’, del director bilbaíno Pablo Berger y que competirá en la sección Contracampo.

Por otro lado, y en dentro del apartado Work in Progress, se presentan este año 17 proyectos en producción, de los cuales doce son largometrajes, una serie, un cortometraje y tres propuestas de Realidad Virtual. Entre estos proyectos figura otra producción vasca, ‘El sueño de la sultana’, de la donostiarra Isabel Herguera.

Debut de Berger en el género animado

Tras ‘Blancanieves’ (2012) y ‘Abracadabra’(2017), Pablo Berger debuta en el cine de animación con la adaptación en formato 2D de la novela gráfica ‘Robot Dreams’, de la estadounidense Sara Varon. Un proyecto que tuvo buena parte de su proceso de creación en Iruñea.

En palabras de la productora del filme, Arcadia Motion Pictures, ‘Robot Dreams’ quiere ser «una experiencia sensorial y una carta de amor de Pablo Berger al Nueva York que le adoptó en su juventud». De esta forma, la compañía fundada en 2004 por Ibon Cormenzana, productora de ‘Blancanieves’, también debutará en el género animado.

El propio director añade que «muchas de mis películas favoritas son de animación, desde ‘Fantasía’, de Disney hasta ‘Mi vecino Totoro’, de Ghibli, ‘Wall-E’, de Pixar, o el cine reciente de animación europea como ‘Persépolis’ o ‘I lost my body’. Con esta película quiero explorar las infinitas posibilidades narrativas de este medio».

La trama de la novela gráfica en la que se basa el filme narra la aventura que comparten un perro y su compañero de piso, un robot que fue creado única y exclusivamente para ser su amigo, en el Nueva York de los años 80.

Un día, el robot sufre un accidente que le provocará una invalidez y el perro, ante esta situación, decide abandonarlo y seguir con su mecánica cotidiana. Marcado por dicha decisión, el perro es incapaz de afrontar nuevas relaciones y amistades. Por su parte, el robot, afronta su nueva realidad recurriendo a su imaginación.

Herguera y ‘El sueño de la sultana’

Isabel Herguera es una autora de reconocido prestigio dentro del género animado. Tras cursar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes en Leioa, prolongó su carrera en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf y posteriormente viajó a Estados Unidos, donde realizó un master en el Instituto de las Artes de California.

Fue allí donde comenzó su trayectoria profesional, trabajando durante varios años en estudios de animación de Los Ángeles.

Animadora, directora y productora de animación, esta creadora vasca es conocida por dirigir la Mostra Internacional de Cinema d'Animació de Catalunya, por ser nominada al Premio Goya al Mejor Cortometraje de Animación por ‘La Gallina Ciega’ (2006) y ganar el Premio Unicef de Cortometrajes y Documentales en Bilbo en 2012 con su obra ‘Bajo la almohada’.

Sobre ‘El sueño de la sultana’, la propia autora apunta que «estamos ante una película muy coral por paisajes, idiomas, técnicas de animación. Estoy segura de que va a ser una película espectacular desde el punto de vista artístico y también por la historia».

La trama arranca con la llegada de Inés -una joven donostiarra, directora de animación- a la localidad india de Ahmedabad para romper con su amante Àmàr. Casualmente, entra en una librería donde descubre ‘Sultana’s Dream’, una novela escrita en 1905 por Rokeya Hossain en la que se relata sobre un país imaginario, Ladyland, gobernado por mujeres.

Fascinada por la historia y la actitud transgresora de la autora, Inés decide hacer una película. A partir de este momento la historia de Inés y la de Rokeya Hossain discurren paralelamente.

Sobre los motivos que la llevaron a embarcarse en esta propuesta, Helguera dice que «cuando leí el libro por primera vez, me quedé muy sorprendida de que se hubiera escrito en 1905, más aún por una mujer que no había tenido acceso a la formación. Es un cuento revolucionario, Rokeya Hossein tuvo un gran coraje al imaginar una utopía tan contemporánea, no solo por el feminismo, sino también por la tecnología».