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Ipar Euskal Herria, banco de pruebas de una app dirigida a las víctimas de violencia sexista

La aplicación Luciole se activará la próxima semana de forma experimental en Ipar Euskal Herria. Un equipo de jóvenes especialistas en codificacion digital ha desarrollado este sistema que permite solicitar ayuda desde el lugar de trabajo.

Los promotores de la app durante la presentación del dispositivo en la Cámara de Comercio e Industria de Baiona (CCI).
Los promotores de la app durante la presentación del dispositivo en la Cámara de Comercio e Industria de Baiona (CCI). (Guillaume FAUVEAU)

«Con un solo clic la tecnología informática se pone al servicio de la vida y permite salvar a las personas de situaciones realmente peligrosas», resume Sébastien Carré que, al frente de un joven equipo de especialistas en codificación digital, ha puesto a punto la aplicación Luciole.

El próximo lunes, 8 de mayo, festivo en Ipar Euskal Herria, ha sido la fecha elegida para poner a punto ese útil informático pensado para empresas, asociaciones e instituciones, y que se marca el objetivo de «servir la ayuda en la lucha contra la llamada violencia intrafamiliar pero poniendo el foco en la violencia que sufren las mujeres», explica Carré.

Haciendo referencia al nombre de la app, cuya traducción es luciérnaga, añade que «Luciole quiere ser un rayo de esperanza para quien está en medio de la penumbra.

El proyecto, según la información recogida por el digital Mediabask, vio la luz a raíz de que su impulsor acudiera a una obra de teatro, titulada ‘Je me porte bien’ (‘Me porto bien’), escrita y dirigida por una expolicía, Sonia Aya.

En ese trabajo escénico la protagonista se siente en un entorno neutro y seguro cuando está en su lugar de trabajo, pese a que sufre la violencia a llegar a casa.

Esta app pivota, por lo tanto, en ese concepto del espacio neutro que a diferencia del domicilio, el móvil o el ordenador personal no están al alcance de los maltratadores.

En un minuto, sin que la empresa sepa nada

«La idea es permitir a personas que sufren esta forma de violencia que puedan dar cuenta de su situación mientras están en el trabajo«, explica Sébastien Carré.

Se trata de que esa primera declaración sea breve, para facilitar el paso. Esa petición de ayuda puede activarse en apenas un minuto, facilitando unos datos básicos para que la mujer pueda ser contactada por las instituciones u asociaciones en capacidad de ofrecerle el primer apoyo.

Se le pide además que explicite el momento y modo más oportuno para que se produzca ese primer contacto, todo ello por un mecanismo codificado que «hace que la empresa no pueda saber nada sobre el origen de esa alarma», recalca el promotor del sistema que, de modo experimental, se pondrá en marcha en Ipar Euskal Herria.

Si bien el Gobierno francés ha puesto ya un número de urgencia (el 3919) y también una plataforma al servicio de las víctimas de violencia machista, Carré recurre a la estadística y explica que hoy por hoy se estima que una mujer necesita media docena de intentos antes de formalizar una denuncia, lo que le lleva a pensar que «quizás un trámite más rápido y sencillo, y que no sitúa a la víctima en la disyuntiva de tener que explicar de inmediato su situación, con todos los detalles, ni decidir sobre la denuncia, pueda ayudar a dar la alarma antes a estas personas».

La app implicará una inversión mínima, de 600 euros al año a las empresas, «sea cual sea el número de ordenadores», un costo que contrasta con los 150.000 euros invertidos para crear la app, lo que lleva a descartar a su creador «el fin lucrativo».

Carré explica que su reflexión va más allá de la creación de un simple mecanismo de ayuda. «Nuestra idea es crear una fundación que, si funciona como esperamos, podrá aportar recursos a las asociaciones y también promover la creación de albergues de urgencia, y pensar en la creación de empleo», explica, por lo que el siguiente paso será reconocer a Luciole como un instrumento de servicio público.

Un centenar de empresas se han mostrado interesadas en un proyecto que encaja en el ámbito de sus programas de responsabilidad social o RSE pero que también puede solventar un problema del que no se habla como es el absentismo o la pérdida de empleo.

«En Francia, un 15% de las mujeres pierde su trabajo debido a la violencia de que es objeto, con lo que abonar 50 euros al mes, si puede salvar esa vida, y de paso mantener a esa persona en su actividad profesional, no parece una inversión exorbitada», defiende el creador de Luciole que, antes de presentar en público la app ha dado cuenta de sus potencialidades a instituciones como la Subprefectura o la Fiscalía de Baiona.

El proyecto se pone en marcha en Ipar Euskal Herria, en el espacio de trabajo, aunque espera contar pronto entre sus usuarios a instituciones locales o clubes deportivos.