El caos está siendo la tónica a la hora de acceder al estadio de La Cartuja. La desorganización de la RFEF, organismo organizador de la Copa, y la prepotencia policial se han unido para que tanto seguidores como medios de comunicación tengan auténticas dificultades para llegar a sus localidades y puestos de prensa.
Como ya viene siendo habitual en este fútbol moderno, las aficiones solo están para pagar las entradas –bastante caras, por cierto, sin que los clubes hayan dicho nada al respecto– y generar el ambiente necesario que dé una buena imagen en televisión.
La RFEF había establecido que ambas Fan Zones, tanto rojilla como merengue, cerrasen sus puertas a las 18.30. ¿La razón, habida cuenta de que el encuentro comenzaba a las 22.00, tres horas y media más tarde?
Pues que los hinchas acudiesen al estadio con mucha antelación para poder "disfrutar" del "extraordinario" espectáculo que habían montado, con Alaska y Mario, y Marta Sánchez como principales figuras estelares.
Pero es que, además, para más inri –si ya no es suficiente sufrimiento dicho concierto–, los controles policiales de las inmediaciones de La Cartuja han generado un auténtico tapón a la hora de acceder.
No solo eso, han conseguido justo el efecto contrario que perseguía la organización, que en determinados espacios se produjese el cruce entre seguidores de uno y otro conjunto, si bien el civismo de unos y otros ha impedido que se produjese ningún incidente.
Como efecto colateral añadido, el acceso para los medios de comunicación también ha sido un auténtico disparate, sin ningún tipo de criterio ni información, con total desconocimiento de los responsables de por qué puerta entrar o por dónde llegar hasta los puestos de prensa.