El 16 de enero de este año llegó la primera multa por no derribar el corral. 600 euros. Vendrán más. El Ayuntamiento de Kaseda está obligado a demoler la nave destinada para ganado ovino quel levantó en 2017 sobre unas ruinas romanas con grado 2 de protección por parte de Príncipe de Viana, pues «es segura la existencia de estructuras de época romana». El Ayuntamiento decidió construir el aprisco en ese lugar sin permiso ni de Medio Ambiente, ni de la Sección de Patrimonio.
El desastre, aunque lo derriben, ya está hecho. Una valoración del Servicio de Territorio y Paisaje advirtió en 2021 de que es imposible valorar el daño causado, pues «los restos que hubieran podido existir en el punto donde se ubica el aprisco, y que hoy desconocemos, habrían desaparecido al realizar la nivelación del terreno». Para que sea más sencillo de entender, el Ayuntamiento allanó el lugar donde estaban las ruinas con una excavadora.
El yacimiento de El Planaz estaba debidamente catalogado, pero a Jesús Esparza, alcalde de Cáseda desde hace seis legislaturas, no le dio importancia. Tampoco pidió permiso a Medio Ambiente, pese a que la intervención también implicaba talar un pequeño pinar. Esparza cree estar por encima de esas cosas.
O, cuanto menos, así se desprende de un documento de 2006 –en poder de este periódico–, cuando Esparza respondió formalmente Medio Ambiente (a raíz de un talado indebido de unas encinas) que «con el fin de que su departamento no cree malestar en Cáseda, este Ayuntamiento se hará responsable desde este momento para otorgar las autorizaciones oportunas para este tipo de actuaciones».
El yacimiento de El Planaz de Kaseda se encuentra a apenas diez kilómetros de una de las principales ciudades romanas de Nafarroa y una de las más misteriosas. Se la conoce hoy como Santa Kriz, en Eslava. La hipótesis es que se trata de la Nemanturisa que ubicó Tolomeo en su famoso mapa que incluye Vasconia, pero esto no se ha podido ratificar.
De ahí que el destrozo de unas ruinas tan cercanas a esta urbe, que está obligando a replantearse cómo se estructuró el territorio durante el dominio romano, no solo constituya una pérdida material, sino que pone en entredicho la comprensión de un periodo sobre el que existen hoy día muchas lagunas.
Esparza ocupa hoy un puesto de relleno en la lista al Parlamento por UPN (el 29) y aspira a la renovación, por séptima vez, como alcalde. Difícilmente lo conseguirá. La legislatura pasada ganó por 4 representantes a 3 al partido de oposición, Izquierda de Cáseda. En esta ocasión, ha aparecido un segundo grupo de derechas cuyo móvil principal pasa por sacudirse de encima al veterano alcalde.
Tan en riesgo está viendo UPN la Alcaldía de Cáseda (un pueblo más bien pequeño, pero rico, debido a la presencia de la multinacional Viscofán) que miembros de esta plataforma han asegurado que UPN contactó con ellos y les ofreció retirar la candidatura de Esparza de que concurrieran con las siglas de Unión del Pueblo Navarro. Fue demasiado tarde.
Además del desprecio por el patrimonio histórico y ambiental que se desprende de las actuaciones citadas, Esparza se vio envuelto en la polémica por su gestión como presidente de la Mancomunidad de Zangoza, durante la que se detectaron irregularidades en los principales contratos. Una auditoría interna reveló que no sometió a concurrencia pública un contrato de casi medio millón de euros para acometer un ramal a Gabarderal.