El Conservatorio de Donostia reclama un edificio a la altura del siglo XXI
El Conservatorio Francisco Escudero de Donostia tiene como sede un edificio vetusto en el que aspectos como la climatización o la insonorización brillan por su ausencia. Hasta la fecha las administraciones han hecho oídos sordos a sus demandas, mientras el enfado sube de tono.
Do-re-mi-fa-sol-la-si-doooooo-si-la-sol-fa-mi-re-doooo. Las notas del trombón se escuchan con nitidez paseando por las calles Easo o Larramendi de Donostia. El o la estudiante ha abierto de par en par las ventanas debido al sofocante calor. Aunque también en invierno, cuando todo se cierra para tratar de escapar inútilmente del frío, se pueden oír las escalas, una tras otra, en su rutinaria procesión. ¿Insonorización? No sé de qué me están hablando.
En estas últimas semanas profesores y estudiantes del Conservatorio Francisco Escudero han aparcado sus instrumentos y a golpe de silbato tratan de que alguien les escuche y ponga remedio a las numerosas deficiencias con las que tienen que lidiar.
El edificio fue inaugurado en 1933, construido por el Consistorio. Entonces era una instalación puntera, ubicada en un solar céntrico, a tiro de piedra de la catedral. Pero han pasado 90 años y desde hace tiempo se ha quedado obsoleta, bien por la falta de inversiones o bien porque su estructura no permite las adecuaciones necesarias. «Puede decirse que el edificio incumple la normativa legal», se reconoce textualmente en la propia web del Conservatorio.
La convocatoria de una concentración en Alderdi Eder puso el foco sobre este centro, en la actualidad dependiente del Departamento de Educación del Gobierno de Lakua. Junto a la climatización –o a la ausencia de ella– o la falta de aislamiento acústico, se constatan otras cuestiones como los problemas de accesibilidad, ya que no existe ascensor y el montacargas requiere entrar por un patio –hay personas con movilidad reducida e instrumentos realmente voluminosos y pesados–; o la ausencia de una escalera para emergencias, con una única vía de escape que podría quedar bloqueada en caso de incendio. Reclamaciones importantes que se suman a la escasez de tareas básicas de mantenimiento, si bien en el interior se aprecia una mano de pintura reciente.
Parcelas para entidades privadas
Las quejas apelan también al agravio comparativo. En primer lugar externo, en relación a los centros equivalentes de Bilbo y Gasteiz, mucho más modernos. Y en segundo lugar interno, al entender que se dan muchas más facilidades a otras instituciones privadas como el Basque Culinary Center –con una nueva parcela municipal en Gros– o Musikene, ubicado en Benta Berri y que está gestionado por una fundación privada.
Cuestionado al respecto, el alcalde Eneko Goia ha planteado como alternativa que se construya un nuevo edificio en lo que ahora es la playa del vías del Topo en la zona de Easo, una opción que ya recogía en su programa electoral de 2019. Cuando se inaugure la pasante subterránea de Euskotren, todos esos metros cuadrados –propiedad del Gobierno de Lakua– quedarán cubiertos y disponibles para aún no se sabe qué, ya que se ha hablado de pistas deportivas, zonas verdes y por supuesto viviendas.
El director del Conservatorio, Roberto Nuño, asegura que con esta propuesta la solución no llegaría «al menos hasta el año 2036». Remarca que la necesidad es a corto plazo, en un espacio céntrico o bien comunicado, ya que una buena parte del alumnado –unas 400 personas– procede de distintas localidades de Gipuzkoa. «Todos quieren estar en el Centro, y al final el Centro da de sí lo que da de sí», replica Goia.
Otra de las alternativas que los responsables del Conservatorio ponen sobre la mesa es el antiguo Gobierno Civil, en la plaza Pío XII de Amara Berri, un edificio que está prácticamente en desuso y que es propiedad del Gobierno español. Las asociaciones vecinales del barrio llevan tiempo solicitando que se aproveche como equipamiento social y cultural, pero hasta la fecha Madrid no ha dado una respuesta positiva.