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La venta de palomitas y refrescos es para las grandes cadenas de cine una fuente de ingresos que compensa la bajada de la venta de localidades, pero las asociaciones de consumidores no están dispuestas a tolerar las prácticas abusivas en que incurren algunas empresas de exhibición. Facua ha denunciado a cines Yelmo, segunda cadena del Estado español, con 500 salas en 23 provincias.
En nuestro territorio están implantados en Araba, Bizkaia y Nafarroa. La reclamación se debe a que Yelmo no permite en sus cines que el público introduzca en el recinto consumibles adquiridos fuera de su ambigú, llegando incluso a prohibir los recipientes rellenados con agua del grifo.
Se da el caso de que las diferencias entre el precio en sus cines en comparativa con el de las tiendas normales resulta hasta trece veces más caro. Un refresco que en el supermercado cuesta 1’39 euros lo cobran a 4’95, y un botellín de agua de 20 céntimos a 2’70. Son tarifas que pueden arruinar cualquier economía familiar.
Pero en el centro del contencioso aparece el derecho de admisión, porque Yelmo se reserva el derecho de admisión para quienes incumplan sus normas sobre introducción de alimentos y bebidas del exterior. En Facua consideran que la venta de palomitas y refrescos es una actividad complementaria, siendo la principal la proyección de películas, y no pueden utilizar el derecho de admisión como un bar o un restaurante.