Entrevista
María del Río
Candidata de EH Bildu a la Alcaldía de Bilbo

«Lo que hay que hacer es, de verdad, tener mucha más vivienda social en alquiler»

Doctora en Derecho, profesora de la UPV-EHU, con experiencia en la gestión de Políticas Sociales en la Diputación de Gipuzkoa, María del Río afronta con ilusión el reto de liderar un equipo humano que piensa más en el futuro que en gestionar el pasado. Dibuja una ciudad para quienes la habitan.

María del Río, candidata a la Alcaldía de Bilbo por EH Bildu.
María del Río, candidata a la Alcaldía de Bilbo por EH Bildu. (Aritz Loiola | Foku)

En la presentación de la candidatura, manifestó que Bilbo debe ser punta de lanza de la transformación ecosocial y urbana del país. ¿A qué se refería?

Más allá de presentar el programa para cuatro años para atender a las urgencias, que lo hemos hecho teniendo en cuenta las necesidades generales de Bilbao y también por barrios, nos parecía imprescindible antes presentar otro plan; lo hemos llamado Bilbo Biziberritzen Bidea 2040. Nos encontramos en un momento histórico, fundamental para las ciudades. Nos vienen por delante la crisis ecológica, la crisis climática, la digitalización, diferentes retos a los que vamos a tener que enfrentarnos.

¿Por qué 2040?

Entendemos la idea de un reto generacional, hacia dónde tenemos que avanzar. Quienes ahora dan sus primeros pasos para entonces alcanzarán la mayoría de edad y no queríamos perder esa perspectiva. Hablábamos de cinco ecosistemas distintos y el objetivo es que lo que hagamos en estos cuatro años apunte en esa dirección. Apostar por la innovación social, teniendo en cuenta además que tenemos un ayuntamiento que está dando la espalda a la ciudadanía, a los movimientos sociales, a los agentes económicos... y queríamos aprovechar toda esa fuerza.

¿Cuáles son los grandes retos a los que se enfrenta Bilbo en este 2023?

Son muchos. Tenemos un problema de vivienda que implica, por ejemplo, que la edad media de emancipación se sitúe en torno a los 30 años, que es más tarde de lo que muchos jóvenes quisieran y que implica atrasar otros proyectos vitales. Luego nos sorprendemos de que la tasa de natalidad sea tan baja. Desde los ayuntamientos siempre hemos tenido herramientas, pero desde la aprobación de la Ley de Vivienda vamos a contar con más para tasar los alquileres, generar una oficina para el control de las viviendas turísticas... Lo que hay que hacer es, de verdad, tener mucha más vivienda social en alquiler. Es uno de los retos fundamentales, pero tenemos otros vinculados con la movilidad, la gobernanza y los servicios públicos.

«Con la Ley de Vivienda vamos a tener más herramientas para tasar alquileres, generar una oficina de control de viviendas turísticas...»

 

Viviendas Municipales ha ido perdiendo peso. ¿Igual es el momento de relanzar este organismo o trabajar en colaboración?

Tiene que ser un plan integral, encaminado desde diferentes ámbitos. Viviendas Municipales sí que está renovando alguno de sus pisos, pero no creciendo. Tiene cero euros del presupuesto del Ayuntamiento porque se autofinancia, lo cual es insuficiente.

¿Plantea algún tipo de inversión pública en vivienda?

Eso es.

O sea, ¿no las viviendas que pueda recibir de promociones, que son las que ahora asume, sino que impulse otras operaciones?

Sí, pero no va a ser la única solución. Tiene que ser un conjunto de medidas, hemos hablado antes de tasar el precio del alquiler. Viviendas Municipales va perdiendo peso. Van pasando los años, no aumenta la oferta de pisos pero el número de solicitantes, sin embargo, se dispara. Y luego hay que tener en cuenta que algunos planes que se hicieron antes de la aprobación de la Ley de Vivienda, como es el caso de Ribera de Deustu, incluían que podía haber viviendas de compraventa, que se están construyendo, cuando lo que la Ley establece es que esa inversión pública tiene que destinarse al alquiler.

¿Cómo se debe afrontar la realidad de una ciudad que se ha convertido en destino turístico?

Hace unos años nos hacía ilusión encontrarnos con un turista por la calle y ya, en algunas zonas, empieza a cansar. Me sorprende que nos hayamos embarcado en este proceso de turistificación sin saber muy bien a dónde vamos, sin un modelo de gestión y sin sentarnos a hablar cómo lo vamos a hacer teniendo ejemplos tan cercanos como Donostia.

Además, ligado a la turistificación, si no se gestiona bien, puede haber problemas como el incremento de los alquileres por los pisos turísticos. Ahora que vamos a tener el Tour, están a unos precios increíbles. El día anterior al Tour, superiores a los 600 euros, casi 700 euros. ¿Qué impacto tiene eso? Tampoco no hay que olvidar las condiciones laborales que se generan con los grandes eventos y la turistificación. Tenemos la realidad de los ‘free tour’ que frecuentan el Casco Viejo, con grupos grandes que provocan molestias al vecindario, y que sus ingresos provienen de las aportaciones de los turistas. ¿Es ese, de verdad, el turismo que queremos?

Ha tocado el tema de Zorrotzaurre. ¿Cree que hay alguna posibilidad de reorientar esa operación urbanística?

Es un proyecto que no arranca, que se hizo hace más de 20 años y no responde a las necesidades actuales. Se ha apostado por un modelo de urbanismo caduco, donde no se tienen en cuenta cuestiones tan básicas como la movilidad en bici o no se ha apostado por crear una zona de bajas emisiones.

Es una pena que haya vecinas y vecinos, que lleven muchos años sufriendo las obras, que no tienen muy claro qué va a pasar. No se está contando con ellos. Se empiezan a construir viviendas y los equipamientos, de nuevo, se han dejado para la última fase. Se habla de atraer talento, atraer universidades, pero al final se está cediendo espacio público, financiando obras y tampoco parece que haya un plan muy claro con ese polo de la innovación.

En la otra margen de la Ría, ¿cuáles creen que tienen que ser las prioridades de Punta Zorrotza?

Pensamos que sí que tiene que haber vivienda pero que, sobre todo, es necesario generar un polo industrial 5.0. Es una zona que está bien comunicada y permitiría generar empleo, un empleo donde se fomente la innovación, un empleo que de verdad podamos tener cerca y con unos parámetros más ecológicos.

¿Qué se puede hacer para terminar con las bolsas de pobreza que hay en la ciudad?

Tenemos un problema y lamentablemente vivir en un barrio u otro pesa y las circunstancias son muy distintas. Sabemos que la renta de los barrios más empobrecidos no llega a un tercio de la de los más ricos; que vivir en un barrio puede suponer siete veces más posibilidades de estar en desempleo que estar en otros, pero es que incluso afecta a la esperanza de vida. El otro día en Otxarkoaga, veíamos que hay seis años menos de esperanza de vida que en el centro. Esa cohesión social de la que estábamos orgullosos en este momento peligra. Luego, además, la tasa de desempleo juvenil en el área metropolitana es de las más altas de Europa...

«La renta de los barrios más empobrecidos no llega a un tercio de la de los más ricos, e incluso afecta a la esperanza de vida»

 

¿Cómo hay que atajar todo esto? Hay que hacer un plan integral. Bilbao se ha construido en vertical y no en horizontal. Nos hemos fijado mucho en el continente y nos falta entrar en el contenido. Hemos hablado de vivienda, de empleo, pero tenemos que hablar también de políticas sociales, de poner el cuidado en el centro.

Con una población cada vez más mayor, ¿cómo se puede afrontar el reto de los cuidados?

La Ley de Servicios Sociales establece que la atención primaria es de competencia municipal. En políticas sociales, hay mucho que hacer desde el Ayuntamiento. Aparte de las funciones que le son propias, como el Servicio de Ayuda Domiciliaria, no podemos olvidar que los Servicios Sociales de Base son la puerta de entrada al sistema, de detectar las necesidades, de derivar, de conocer qué es lo que está pasando y también los responsables de gestionar esa prevención de la dependencia tan importante. Están saturados y, por lo tanto, no pueden realizar de forma adecuada su trabajo, porque se ven ahogados en trámites burocráticos y en la pura gestión.

¿Qué hace falta?

En primer lugar más inversión y más medios, más trabajadoras sociales en los Servicios Sociales de Base y abrir nuevos centros. La realidad es que el Servicio de Ayuda Domiciliaria lo que ha hecho en diez años es decrecer el número de horas que oferta, cuando sabemos que las necesidades van aumentando porque la población cada vez está más envejecida y por lo tanto, el riesgo de estar en una situación de dependencia es cada vez mayor. Al no poder ser atendidos, las personas, las familias, tienen que dar ese cuidado mediante otros servicios. Y me temo que además de la carga que supone para las personas cuidadoras, a veces se recurre a servicios externos de personas empleadas del hogar que no están en las mejores condiciones posibles. La solución es que el Servicio de Ayuda Domiciliaria se amplíe, se mejore, hacerlo más atractivo con un copago para que pueda ser transversal para la población, generar servicios de respiro para que las personas cuidadoras tengan un descanso por su salud mental. Son muchas las tareas pendientes.

El próximo mandato puede echar a andar la operación de Abando.

Es un reto y una oportunidad en el sentido de que es una opción para generar espacios verdes en el centro, generar vivienda pública, equipamientos, una vez que se soterren las vías. Por cierto, el soterramiento no tiene que ver con la llegada del TAV, aunque lo quieran asociar. En EH Bildu estamos a favor del soterramiento. La operación no se está fraguando de forma transparente para que todos los agentes participen. No se está contando con los vecinos para conocer sus necesidades. Nos vamos a encontrar en el momento que se ejecute el proyecto con barrios con niveles socioeconómicos muy diferentes. Lo que esperamos es que sirva para mejorar la vida de los vecinos de uno y otro barrio, pero que no sirva para procesos de gentrificación o para eliminar la identidad de los barrios colindantes como Irala, Zabala, San Francisco y Abando.