El jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozin, ha anunciado este sábado la toma total de Bajmut, tras hacerse con el último reducto en el barrio de Samoliot» en el oeste de la urbe.
En un vídeo publicado en su cuenta de Telegram. Prigozhin, con una bandera rusa en las manos, y acompañado de varios combatientes, ha señalado que «la operación para la toma de Bajmut, la ‘picadora de carne de Bajmut’, duró 224 días» y ha tenido el objetivo de desgastar al Ejército ucraniano y «para darle al maltrecho Ejército ruso la oportunidad de recuperarse».
Además, ha indicado que ahora sus milicianos establecerán defensas y se retirarán de la ciudad a partir del 25 de mayo para dejar la defensa al Ejército regular ruso, poniéndose a disposición de futuras operaciones de Moscú.
La batalla por Bajmut ha durado diez meses que han devastado la ciudad y se ha cobrado miles de víctimas de ambos bandos. También la defensa ucraniana ha supuesto para el Ejército ruso un considerable desgaste y la necesidad de concentrar tropas en este frente.
Kiev lo niega
Kiev, sin embargo, ha negado inmediatamente que sus fuerzas abandonasen la ciudad. Eso sí, la viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Malyar, ha afirmado que «la situación es crítica».
«No obstante, nuestras fuerzas mantienen la defensa del barrio Samoliot», ha afirmado, asegurando que aún controlan algunas instalaciones industriales y de infraestructura en esta zona y en el sector privado.
El portavoz del mando oriental de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Serhiy Cherevaty, ha sido más categórico al afirmar que «esto es mentira. Nuestras unidades combaten en Bajmut».
En los últimos días la batalla de Bajmut se ha convertido en una especie de carrera en dos frentes: mientras dentro de la urbe las fuerzas de Wagner avanzaban cada vez más al oeste y tomaban paulatinamente los últimos barrios, las fuerzas ucranianas obligaron a retirarse de sus posiciones a varias unidades regulares rusas que debían mantener los flancos de la ciudad.
Prigozin arremete contra el Ministerio de Defensa
La batalla de Bajmut no solo ha supuesto un duro desgaste para las tropas rusas, sino que además ha puesto en evidencia las disputas de los mercenarios de Wagner con el mando del Ejército.
Prigozhin ha arremetido en varias ocasiones en contra del Ministerio de Defensa ruso quejándose de falta armas y municiones y por abandonar territorios anteriormente ocupados por Wagner. Hoy lo ha vuelto a hacer en el vídeo en el que ha anunciado la toma de Bajmut.
«Combatimos en Bajmut no solo contra el Ejército ucraniano sino contra la burocracia rusa que nos metía palos en las ruedas, me refiero en especial a los burócratas cercanos a los círculos militares», ha denunciado.
El jefe de Wagner ha ido más allá al afirmar que el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigú, y el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerasimov, «convirtieron esta guerra en un entretenimiento personal» y sus «caprichos» costaron un gran número de bajas al grupo paramilitar.
«Aquí combatieron solo los muchachos de Wagner, aquí no hubo, como contaba (el portavoz de Defensa, Igor) Kohashénkov, tropas aerotransportadas u otras semejantes que pudieran ayudarnos. Nos ayudábamos nosotros mismos», ha añadido para reasaltar el papel de los tropas.
Crece la coalición de aviones F-16 para Ucrania
Entretanto, Ucrania ha celebrado el anuncio del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que en la cumbre del G7 en Hiroshima ha anunciado que apoyará el esfuerzo conjunto para entrenar a pilotos ucranianos en el manejo de aviones de cuarta generación, incluidos cazas F-16.
En febrero, Gran Bretaña anunció que iba a desarrollar un nuevo programa de capacitación para pilotos ucranianos con el fin de apoyar sus esfuerzos por crear una nueva fuerza aérea ucraniana con aviones de combate F-16 de la OTAN.
Esa iniciativa ha sido apoyada por el Estado francés, Países Bajos y Bélgica, entre otros países. También Polonia se ha puesto a la cabeza de la «coalición de los aviones» como lo hizo en su día con la de los tanques.
Biden ha autorizado además a otros países que suministren los aviones de combate F-16 de fabricación estadounidense, una medida a la que hasta ahora se había mostrado reacio.