Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad

«Es más fácil cambiarse de sexo...», el último desatino que delata a Feijóo

«Es más fácil cambiarse de sexo que sacarse el carné de conducir». Es la última afirmación polémica, con tintes muy homófobos, del aspirante del PP a La Moncloa. Núñez Feijóo llegó a Génova con un barniz moderado que ya se desmentía desde Galiza, pero no ha tardado es desnudarse.

Núñez Feijóo, en un acto durante la reciente campaña.
Núñez Feijóo, en un acto durante la reciente campaña. (Pierre Philippe Marcou | AFP)

«Es más fácil cambiarse de sexo que sacarse el carné de conducir. Basta con ir al registro y decir que desde hoy eres un señor». La declaración, falsa en su contenido, además de claramente homófoba, no ha salido de boca de un youtuber en busca de impacto, ni de un tertuliano exaltado, ni tampoco de un dirigente de Vox, sino de la del presidente del PP y candidato a presidente español el próximo 23 de julio, Alberto Núñez Feijóo.

Ha sido pronunciada este martes en los micrófonos de Onda Cero. Queda claro por su contenido que no ha sido una improvisación, sino un intento de remarcar que si llega a La Moncloa revocará la Ley Trans, al igual que la Ley de Memoria Democrática. Lo ha subrayado a continuación.

Visto el momento, podría concluirse que Feijóo trata de arrancar votos a Vox de cara al 23J, emulando de algún modo a la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que el pasado 28M ha logrado laminar al partido de Abascal utilizando un discurso muy radical en su españolidad (con ETA como leitmotiv básico todavía) y en su rechazo a los derechos sociales. Pero ocurre que no es el primer desatino ultra del presidente del PP que ha tenido que ser corregido o matizado posteriormente.

La patraña homófoba llega tras la xenófoba de Algeciras o el reconocimiento de que pretende atacar las pensiones a lo Macron.

Así, en enero, cuando todavía no había urnas a la vista, el ataque de un hombre con problemas sicológicos en una iglesia de Algeciras fue valorado así por el líder derechista gallego: «Desde hace siglos no se verá a un cristiano matar en nombre de su religión como hacen otros pueblos». Una aseveración que fue rápidamente señalada como falaz y con tintes xenófobos, más en el ámbito internacional (con relevancia en medios como ‘The Guardian’) que en el Estado español.

También en materia económica a Núñez Feijóo se le ha visto la patita, con declaraciones como las de marzo en que respaldaba expresamente la reforma de pensiones impulsada por Emmanuel Macron en el Estado francés y fuente de potentes protestas. «Me da la sensación de que en España nos estamos equivocando aplazando un debate que es imprescindible», aseguró, introduciendo una opción que no está a debate, y más cuando París eleva ahora a 64 años una edad de jubilación que en el Estado español supera los 66.

En este caso, el portavoz de campaña del PP, Borja Semper, tuvo que salir a echarle una mano: «[Feijóo] no ha defendido el modelo concreto de Macron. Lo que ha decidido Macron es lo que necesita Francia. Eso lo tendrán que resolver los franceses».

«Cínico» y muy español

Aunque Alberto Núñez Feijóo arribó desde Galicia a Madrid con vitola de líder moderno y más centrista que su antecesor, Pablo Casado, los hechos han demostrado lo que ya entonces se advertía desde su tierra natal: que es un derechista de tomo y lomo, y lo es además en todos los terrenos.

El escritor Suso de Toro, por ejemplo, explicaba en este perfil elaborado por Daniel Galvalizi a su llegada a la presidencia del PP que «si lo comparas con Casado o Ayuso, que son realmente personas que podríamos calificar como no-adultos, inmaduros, al lado de ellos Feijóo parece un señor normal, una persona completa, que si dice algo que no tiene coherencia de fondo, lo expresa con un tono que parece sensato. La mayor insensatez él puede expresarla con sensatez y transmitir confianza».

Suso de Toro: «Aznar puede resultar antipático pero tiene convicciones; Feijóo políticamente es un cínico»

Pero añadía: «Feijóo carece de convicciones. Aznar puede resultar antipático, pero tiene convicciones y pretende ejercer en un campo ideológico. En el otro caso, no, lo que quizás lo hace más dañino socialmente, porque él defenderá lo que interese en cada momento; no tendrá problemas en asumir lo que tenga que asumir con Vox. Políticamente es un cínico».

En el mismo reportaje, el sindicalista nacionalista Suso Bermello remarcaba otra parte edulcorada de su trayectoria política y que ahora va aflorando: el españolismo radical. «Estuvo casi 14 años y no ha gestionado ni una sola transferencia a su comunidad autónoma, cuando se trataba simplemente de exigir el cumplimiento del traspaso, como hacen los gobiernos vasco y catalán. Por ejemplo, con la policía autonómica o Tráfico. Él es profundamente español y centralizador, ha ejercido como virrey».

Visto lo visto, Sánchez quiere debate

A todas estas declaraciones políticamente muy reveladoras se suman un montón de lapsus verbales desde su llegada al cargo, que más que despiste revelan desconocimiento general. Así, confundió el dato de la prima de riesgo (dijo 250 cuando era 113) o ha bautizado a Valladolid como capital de Castilla-León cuando no existe tal y es una cuestión que genera polémica.

Los deslices, y lo que no lo son, han hecho que Sánchez rete al líder del PP a hasta seis debates cara a cara.

En un plano más banal, se ha hecho habitual que Feijóo se líe con las localizaciones. Ha confundido Melilla con Sevilla, situado a Badajoz en Andalucía, identificado a la candidata a la Alcaldía de Valencia como la de Barcelona... Y todo ello pese a haber tenido una presencia mediática muy inferior a la que correspondería a un líder de la oposición, puesto que al no ser diputado sus únicas intervenciones institucionales se han producido en el Senado, con poco eco.

Así las cosas, no es de extrañar que el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, haya planteado este miércoles hasta seis debates a dos con Núñez Feijóo, uno por semana hasta la cita electoral. De momento el gallego solo acepta uno.