Con música sanferminera sonando a través de unos altavoces, durante los sanfermines y a través del programa Sportkids del Ayuntamiento de Iruñea, los fosos del fortín de San Bartolomé se convierten en un improvisado polideportivo en el que jóvenes de entre 8 y 14 años tienen la oportunidad de disfrutar de deportes diferentes.
La hípica era la disciplina que este jueves más interés concitaba, con una larga fila de progenitores y niños y niñas esperando el momento de que los más pequeños se ajustaran un casco en la cabeza y se montaran en alguno de los dos ponys y cuatro caballos con los que los monitores les daban un pequeño paseo por un hierbín junto al fortín.
Demostrando un estilo depurado de caballeros y amazonas, los txikis se dejaban llevar hasta el punto de retorno, donde les esperaban madres y padres con ganas de inmortalizar el momento con una foto. Con la explicación correspondiente, levantaban la pierna derecha para descender de su cabalgadura.
A escasos metros, la chavalería disfrutaba de otras disciplinas, como la gimnasia rítmica, para lo que contaban con cintas y aros con los que demostrar sus habilidades.
Al lado se encontraba otro espacio con bastante tirón y era el dedicado a la esgrima. Sobre una especie de tapetes verdes con marcas blancas para indicar las posiciones distribuidos por el suelo, niños y niñas se encasquetaban una careta y se hacían con una espada de plástico con la que dar rienda suelta a sus ganas de emular a los mosqueteros.
Así se habían sentido Joel, Alain y Julia, que se mostraban encantados con la experiencia. De hecho, el segundo de ellos repetía el momento. Julia la definía como «muy chula», mientras entre los otros dos espadachines había división de opiniones a la hora de comentar si se habían sentido como el pirata Jack Sparrow en el puente del mítico barco La Perla Negra.
«Ven las espadas y se ponen como locos»
Antes de demostrar sus habilidades en el arte de la finta y la estocada, Carlos, de la Federación Navarra de Esgrima, les había explicado los rudimentos básicos de este deporte, especialmente los desplazamientos, ya que «tienen sus características». Pero una vez que aprenden, «se ponen a pegarse un poco todos. Se lo pasan bomba. En cuanto ven las espadas se ponen como locos por el tema de las películas».
El monitor valoraba muy positivamente la experiencia, ya que «es una manera de practicar deportes distintos a los más jugados y nos da una publicidad enorme, porque lo descubren, les gusta y algunos hasta se apuntan».
Una vez que terminaban de emular a D´Artagnan, se abría un amplio abanico de opciones, como el voleibol, el baloncesto o el rugby. En este último, la chavalería demostraba su empuje lanzándose contra un acolchado ’escudo’ contra el que los monitores les animaban a embestirles en tromba.
Y de la defensa, al ataque con el balón apepinado que abrazaban con empeño, mientras volvían a la carga con la energía de un toro de Cebada Gago. Después ya les tocaba a los participantes competir entre ellos en un improvisado partido.
Una vez cubierto el perímetro de los fosos con toda su oferta, en el mismo interior del fortín, se había montado una improvisada pista de pádel para dar unos buenos pelotazos. Y si ya el cuerpo no daba para más, ante la puerta de la fortificación se habían colocado varias mesas con tableros de ajedrez, donde esta vez hasta los progenitores se animaban a hacer sus pinitos intentando emular Magnus Carlsen.
Un tal Asier al parecer lo estaba pasando tan bien que se había alejado más de la cuenta y por megafonía le han avisado de que «te está buscando tu tía».
Estas eran las disciplinas de la jornada de este jueves, pero en el programa se ha podido practicar también atletismo, balonmano, béisbol y sofbol, deportes adaptados, golf, herri kirolak, pelota (en el frontón Jito Alai), taekwondo, tiro con arco y hasta piragüismo en el cercano río Arga.
Unas prácticas deportivas por las que se han acercado cerca de 20.000 adolescentes en lo que llevamos de sanfermines, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Iruñea. Unos jóvenes que, además de adentrarse en unas disciplinas diferentes, han contado por las tardes hasta con merienda a base de leche y fruta refrigerada de forma gratuita y que se podían refrescar con una ‘taberna de agua’ de la Mancomunidad de Iruñerria. Había que hidratarse después de tantas emociones diferentes gracias al deporte.