Entre el 14 de abril y el 8 de mayo, la incineradora de Zubieta estuvo pretratando toneladas de residuos pero sin quemarlos ni generar energía. Ahora la situación es la contraria. Según el contador de Ekondakin, desde el 20 de junio está quemando diariamente entre 300 y 600 toneladas de material, pero el pretratamiento es de 0.0.
Según GuraSOS, esto «supone que el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK) está incumpliendo la Autorización Ambiental y el plan de gestión de residuos aprobado por las Juntas Generales de Gipuzkoa».
A su entender, los datos indican que «la Planta TMB está parada y fuera de funcionamiento desde esa fecha. Sin embargo sigue incinerando una gran cantidad de residuos, lo que indica que la mezcla en masa de residuos domiciliarios que va recibiendo pasan directamente a los fosos de la incineración».
La Autorización Ambiental otorgada por el Gobierno de Lakua a la incineradora determina que su tratamiento tiene dos partes. Una primera en la que la fracción resto de los residuos domiciliarios son tratados para recuperar materiales, triturar residuos y biosecarlos para eliminar agua, lo que reduce su peso y aumenta su poder calorífico. Y solo después de ese pretratamiento se puede puede proceder a su incineración.
GuraSOS: «Dos consecuencias importantes»
GuraSOS asegura que esta situación tiene «dos consecuencias ambientales importantes». Por un lado «se está llevando al foso de la incineradora material muy húmedo que estará generando una gran cantidad de lixiviados no previstos en el proyecto, en un contexto además muy crítico, toda vez que hoy precisamente hace un año se detectaron importantes fugas y vertidos contaminantes precisamente desde ese foso».
Y, además, «por otro lado la humedad del residuo a incinerar produce una bajada de temperatura del funcionamiento de los hornos y por ello un mayor peligro de contaminación en el aire».
El incendio del 4 de julio
Junto a todo ello, GuraSOS recuerda que «el pasado 4 de julio se produjo un incendio, al parecer en el foso de voluminosos de la incineradora que tardo más de dos horas en poder ser extinguido». La asociación sostiene que esta falta de pretratamiento «ha podido influir en el suceso de que los residuos llegaban directamente a los fosos sin un previo control y tratamiento, o lo que es lo mismo, que el funcionamiento de la incineradora en aquel momento (como a día de hoy) estaba incumpliendo las condiciones de la Autorización Ambiental».
En una nota, GuraSOS asegura que «la falta de transparencia y el funcionamiento irregular de la incineradora así como sus continuos incidentes han llegado a tal punto que hace necesario que al menos por los Ayuntamientos cercanos se adopten iniciativas políticas en aras a garantizar la transparencia y el control democrático, que vayan más allá de la mera queja».
Y recuerda que «no se puede obviar que en esa instalación se tratan los residuos de todos lo municipios de Gipuzkoa y los generados en todos sus hogares y por lo tanto todas somos co-responsables.