El Bloque Nacionalista Galego se encamina a celebrar su mayor logro electoral en unas generales en sus cuatro décadas de existencia, superando el anterior. Los sondeos muestran un empate con Sumar en la disputa por el tercer lugar, y los soberanistas buscan consolidarse como la opción galleguista con un reclamo por un «nuevo status político» que exija una treintena de transferencias de competencias.
«El voto al BNG vale doble porque defiende a Galiza en Madrid y resta escaños a Feijóo y a sus amigos de extrema derecha», recalcaba hace pocos días la portavoz nacional del partido y líder de la oposición gallega, Ana Pontón, en un mitin en Allariz, cuyo concello es muy sentido para esa formación: llevan gobernándolo con mayorías absolutas a pesar de estar en la provincia de Ourense, en donde el PP suele arrasar y el soberanismo cuaja poco.
Pontón lamentó que los gallegos tuvieran que conformarse «con un cara a cara del bipartidismo viejuno porque el PP y PSOE vetaron un debate para hablar del país» y fustigó a su viejo máximo rival, Alberto Núñez Feijóo: «En Galiza sabemos lo que él significa: menos rural, menos sanidad pública, menos empleo, menos vivienda, menos derechos, más emigración, más precariedad, más deuda pública, más ataques a nuestra lengua. La mejor manera de frenarlo a él y su aliado de extrema derecha antigallega es llenar las urnas de votos al BNG y tener un grupo gallego fuerte en Madrid»
El eslogan del «doble valor» del sufragio para los soberanistas no es sólo un artilugio literario, sino que está basado en la aritmética parlamentaria: Galiza se divide en cuatro circunscripciones, dos medianas (A Coruña y Pontevedra, con 8 y 7 escaños) y dos pequeñas (Lugo y Ourense, 4 cada uno). Por el reparto del sistema D’Hont, reforzar una tercera o cuarta opción puede quitarle un diputado a la primera fuerza que despunta con diferencia de la segunda.
Reforzar una tercera o cuarta opción puede quitarle un diputado a la primera fuerza, que será el PP con claridad
Los cabezas de listas del Bloque son el actual diputado Néstor Rego (A Coruña), Daniel Castro (Lugo), Noa Presas (Ourense) y la teniente de alcalde pontevedrense Carme da Silva (Pontevedra). Según los sondeos, no sólo Rego renovará su escaño, sino que la concelleira tiene buenas posibilidades de ser diputada por la provincia que contiene a Vigo.
El promedio de las encuestas para Galiza señalan que, de los 23 escaños totales, el claro ganador será el partido del candidato «popular» y expresidente de la Xunta, con una horquilla de entre 12 y 14 diputados, mientras que los socialistas electos serían siete y el BNG empata con Sumar en dos cada uno, algo que da alas a la teoría que siempre repiten los nacionalistas sobre la gran diferencia del voto en las municipales y autonómicas con respecto a las generales (en las primeras, el BNG hizo el sorpasso al PSOE y barrió a las mareas de Podemos hace tres años).
Campaña y transferencias
«Somos prácticamente los únicos que hacemos campaña en Galicia, en territorio. Se nota en la cartelería y las farolas, apenas ponen cosas», relata sorprendida a NAIZ una fuente de la ejecutiva del Bloque que participa del comité de campaña. Es cierto que tanto Yolanda Díaz como Feijóo dieron el puntapié inicial de la campaña formal allí en Galiza (la primera en A Coruña, el segundo en Ourense), aunque para los soberanistas el proselitismo de los partidos españoles está bastante ausente.
Fuentes del partido aseguran que sus números propios les otorgan dos escaños por las dos provincias más grandes y anhelan dar una sorpresa en Lugo, aunque saben que es muy difícil. Admiten que la división del voto progresista complica la situación: en Galiza se da la peculiaridad que Vox prácticamente no existe y que las izquierdas van en tres papeletas distintas. «En Lugo y Ourense los de Sumar no tienen opciones pero se divide el voto», remarcan.
El BNG viene de un resultado histórico en las municipales, siendo la formación en esa comunidad autónoma que más creció y consiguiendo un hito: ganar Santiago de Compostela. Desde hace unas semanas gobierna el concello de la capital junto al PSOE, al igual que la ciudad de Pontevedra (y cogobiernan como fuerza minoritaria con el PSOE en A Coruña).
Desde la comandancia de campaña de los independentistas recuerdan que «los marcos de discusión que salen de Madrid, al estilo ‘comunismo o libertad’, ese tipo de pamplinas, en Galiza no entran, la lógica es diferente y el propio PP es diferente, aunque no mejor, algo que el progresismo español no entiende». El BNG reitera hace tiempo que los grandes medios españoles y cierta parte de la progresía aupaba a Feijóo por parecer más moderado con respecto a Pablo Casado o Díaz Ayuso y que eso no es así, más allá de los tonos.
Uno de los ejes de campaña del partido ha sido recordar que el PP ha logrado «cero transferencias en 14 años de Feijóo» para Galiza y de hecho Pontón ha defendido la PNL llevada al Parlamento regional para reclamar el traspaso de 35 nuevas competencias «con dos objetivos: disponer de más medios para hacerle frente a la crisis e impulsar el desarrollo económico; no podemos seguir con el mismo manual de instrucciones, el manual del centralismo, de la sumisión a Madrid, de la parálisis».
En ese sentido, el BNG recuerda que muchas transferencias aún siguen pendientes a pesar de que el estatuto autonómico fue aprobado hace cuatro décadas, por lo que están aún pendiente «el desarrollo de una policía gallega, la meteorología, los archivos, un ferrocarril interior propio, museos y bibliotecas y varios etc».
El PP no ha logrado ni una transferencia en 14 años de Feijóo. Pontón reclamará negociar 35 traspasos en una comisión mixta
Pero Pontón va más allá: a través del uso del artículo 150 de la Constitución, reclama que se negocien 35 nuevas competencias en una comisión mixta Xunta-Gobierno central. Entre ellas figuran la autopista AP-9, la gestión de los aeropuertos y puertos, el salvamento marítimo y las inspecciones laborales y de pesca.
En este paquete de requerimientos que el BNG tiene decidido llevar al Congreso (y someterlo a discusión en una hipotética negociación para formar una mayoría de investidura) figura un asunto muy caro al soberanismo: la lengua. El gallego cuenta con la peor situación de todas las lenguas cooficiales (incluso llevó a que el Consejo de Europa pida explicaciones al Gobierno del Estado) y sus diputados buscarán más competencias para fomentar la industria audiovisual en gallego y en archivos y fondos documentales.
Hablando de audiovisual, un mal hábito del PP gallego volvió a ser motivo de disputa y reclamo por parte del Bloque: la partidización a favor de los conservadores de la televisión y radio públicas, la CRTVG. Para las municipales ya habían denunciado que los debates electorales fueron transmitidos en horarios matutinos en vez de nocturnos, y ahora se suma el pedido de dimisión de ocho miembros de su ejecutiva al estar imputados por el delito de «acoso laboral».