Maite Ubiria

Usuarios y surfistas tratan de adaptarse a las playas sin ducha en Lapurdi

La Mancomunidad Vasca adoptó a primeros de mes un plan contra la sequía dentro del cual se incluye una medida, la de no ofrecer servicio de ducha en las playas labortanas, a la que se adaptan, a duras penas, usuarios y surfistas. Máxime en estos tiempos de algas y medusas.

Imagen de la playa de Donibane Lohizune el 14 de julio, día no laborable en el Estado francés.
Imagen de la playa de Donibane Lohizune el 14 de julio, día no laborable en el Estado francés. (Patxi BELTZAIZ)

El consejo de la Mancomunidad Vasca adoptó a principios de julio un plan para hacer frente a la sequía, que es objeto de debate social, aunque no necesariamente desde la misma óptica.

Sin ir más lejos, Les Verts-Europe Ecologie, además de demandar una tarificación social del agua, reclama una mayor osadía a la hora de afrontar medidas contra la sequía, que vayan más allá de «los ecogestos y los mensajes de culpabilidad que se dirigen a la ciudadanía».

«En situación de crisis, el cierre de fuentes y en general la restricción al abastecimiento público de agua puede convertirse en un problema añadido para las personas en situación de precariedad, y contrasta en la excepción en el uso del agua que se ha concedido a los campos de golf», estima en un artículo de opinión publicado por ‘Mediabask’ la formación política ecologista.

A pie de calle, o si se prefiere de paseo junto al mar, el debate está servido. Ese plan de ahorro de agua se ha traducido en la supresión de las duchas y de las fuentes murales para limpiarse los pies al salir de la playa, lo que no ha sido muy bien acogido por bañistas y, en especial, por quienes hacen un uso más intensivo del mar, caso de los surfistas.

En Angelu, sin duchas y con OTA

La medida se considera, sin embargo, imprescindible para cumplir con los objetivos de rebajar el consumo del agua, y desde los ayuntamientos se recuerda el alto costo de ese servicio.

Claro que ese segundo argumento se hace más difícil de digerir cuando en algunas localidades se ha cerrado el grifo de la ducha y al mismo tiempo se implantaba el parking de pago, con la habitual mala acogida de los vecinos.

De hecho, una docena de máquinas de la OTA han sido objeto de sabotajes en Angelu.

La Manconunidad Vasca se fija como objetivo rebajar el consumo de agua en un 10% pasando de consumir 30 millones de litros de agua en este año a utilizar 27 millones en 2024.

Dentro de ese plan de ahorro se incluye la supresión de las duchas de las playas, que ya en agosto de 2022 se cerraron para hacer frente al contexto de fuerte sequía.

Por orden de la Prefectura de Pirineos Atlánticos, en agosto de 2022 se suprimieron no solo las dichas sino que se prohibieron otros muchos usos del agua considerados superfluos como lavar el vehículo particular, limpiar las fachadas, regar la huerta o llenar la piscina.

Emmanuel Alzuri, alcalde de Bidarte y responsable de la política de agua y litoral en la Mancomunidad Vasca, defiende la medida al estimar que «la mayoría de la gente se ducha primero en la playa y luego en casa» y apela a cambiar los hábitos.

Por el contrario, Guillaume Barucq, médico y electo de oposición en Biarritz, destaca el momento especial que se vive en los arenales, donde se asiste a fenómenos que impactan en la calidad del agua y en ciertos casos en la salud pública, como la aparición periódica de la ostreopsis.

Entre la ostreopsis y la carabela portuguesa

De acuerdo a los datos de la Agencia Regional de Salud de Nueva Aquitania la microalga tóxica ha provocado hasta 900 intoxicaciones desde 2021 en la costa labortana.

A ello hay que añadir la alerta generada por las picaduras de la carabela portuguesa, que se desplaza por el litoral vasco empujada por las corrientes y el aumento de la temperatura del agua.

Su aparición llevó al cierre de varias playas, el pasado domingo, en Angelu y Biarritz.

A la vista de esas nuevas circunstancias, Guillaume Barucq estima como anacrónica la medida adoptada por la Mancomunidad dentro de un plan de optimización de los recursos hídricos que fue apoyado de manera unánime en el consejo de la Mancomunidad Vasca.

Precisamente desde el Ayuntamiento de Biarritz, su alcaldesa, la conservadora Maider Arosteguy, incide en el factor que determina esa supresión del servicio de duchas y que, indirectamente, saca a la luz las dificultades de muchas localidades costeras para adaptarse a la normativa global, europea y hexagonal, cada vez más estricta en materia de calidad del agua.

Sin bandera azul no hay ducha

La mejora en el tratamiento de las aguas usadas y en general la modernización de la red de saneamiento es una tarea pendiente en muchas localidades costeras labortanas.

Así, Arosteguy recuerda que no se puede ofrecer el servicio de duchas en playas en las que no ondeen la bandera azul que impone que ese agua de las duchas sea tratada para su reutilización.

«En mi localidad solo la playa de la Costa de los Vascos cumple ese requisito», detalla la alcaldesa biarriztarra, en unas declaraciones de las que se hace eco el digital ‘Kazeta’, para remarcar que, más allá del plan contra la sequía, es ese label de calidad del agua y de las playas el que determina que se abra o no el grifo de agua dulce en los arenales. 

Un debate más en profundidad obligaría a responder al interrogante de por qué municipios que reciben a centenares de miles de visitantes cada verano no han contado con los planes y los recursos precisos para abordar a tiempo el reto ecológico y sanitario en las playas.

O directamente a reflexionar sobre cómo asumir y adaptarse a los límites que plantea el medio natural a un modelo de turismo que dispara los consumos de recursos básicos en la época estival.