‘Tierra de nuestras madres’ ha sido saludada como una especie de variante en clave manchega de la magistral ‘Amanece que no es poco’.

Supone el debut en el largometraje de la directora y productora Liz Lobato. Una surrealista comedia que cede su protagonismo a los habitantes de la llamada ‘España vaciada’.

El veterano Saturnino García encarna a una mujer nonagenaria que vive con su hijastro con discapacidad, su borrico y su cabra en un pueblo de Castilla-La Mancha, Villacarrizo, donde unos especuladores intentan hacerse con sus tierras.

Rosario será la única que se resista a vender su terreno, porque quiere permanecer en la tierra de sus antepasados.

Según explicó su directora, la película ​«nace de mi interés por las entrañas de la tierra, por nuestras raíces y lo poco legitimadas que están. Solemos despreciar esas raíces y creo que si hay que defender algo es aquello de donde venimos».

Saturnino García siempre ha participado como secundario en diferentes proyectos y su eclosión protagonista tuvo lugar en la excelente ‘Justino, un asesino de la tercera edad’, dirigida por Santiago Aguilar Alvear y Luis Guridi en 1994.