El presidente de la CDU copia al PP y prepara la cooperación con la AfD

Friedrich Merz, líder de la CDU y de oposición en el Bundestag, agujera el «cortafuegos» contra la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) que impulsó Angela Merkel. Sus recientes declaraciones ponen de manifiesto el problema estratégico de su formación y le ponen entre las cuerdas.

Conferencia de prensa del líder de la CDU, Friedrich Merz, el pasado 13 de febrero en Berlín.
Conferencia de prensa del líder de la CDU, Friedrich Merz, el pasado 13 de febrero en Berlín. (Odd ANDERSEN | AFP)

En la tradicional «entrevista de verano» en la segunda cadena de la televisión pública, la ZDF, el líder de la CDU, Friedrich Merz, planteó colaborar con la ultraderechista AfD, aunque limitó la no cooperación sólo a las «instituciones legislativas», es decir a los parlamentos europeo, federal y regionales, pero no a las instituciones municipales.

La pregunta surgió a raíz de la victoria en el este alemán del partido de carácter fascista en sendas elecciones que le obsequiaron su primera Alcaldía en Sajonia-Anhalt y la administración del distrito de Sonneberg, en Turingia. «Eso, pues, tenemos que aceptarlo», dijo Merz, para añadir: «Y, por supuesto, han de buscarse caminos en los parlamentos municipales de cómo se podrá gestionar conjuntamente la ciudad, el país, la comarca».

En 2020, el congreso de la CDU rechazó cualquier tipo de cooperación con la AfD y con el partido socialista Die Linke (La Izquierda). Los militantes que ignoran esa decisión se enfrentan a un proceso de expulsión del partido. Quizás por eso se escucharon alto las voces más críticas contra Merz en el seno de la formación democristiana.

«La CSU rechaza cualquier colaboración con la AfD, da igual a qué nivel político», sentenció desde Baviera el ministro presidente del estado libre y líder de la Unión Social Cristiana (CSU), Markus Söder, en nombre de la socia regional de la CDU. «La AfD es enemiga de la democracia, ultraderechista y divide a nuestra sociedad. Eso no es compatible con nuestros valores», subrayó Söder.

Ante la avalancha de críticas que se le han venido encima, Merz retrocedió. Pero la retirada no ha convencido porque, obviamente, intenta llevar a la CDU a una posición desde la cual sí podría cooperar con la AfD. Opera semánticamente, pero pronto sus palabras se pueden convertir en hechos. Primero, adoptó un lenguaje ultra tachando a los ecologistas Verdes de ser «el adversario principal» de la CDU.

Según él, su política climática daña la economía alemana, cuyo principal defensor es su partido. Después, en una conferencia de prensa, secuestró el nombre de la AfD definiendo la CDU como «la Alternativa para Alemania con sustancia».

Un comentario así es un desliz, dos son un desastre, pero tres ya sugieren una estrategia. Las salidas de tono de Merz van acompañadas de un cambio en la cúpula de la CDU. El exbanquero de inversión acaba de sustituir al secretario general, Mario Czaja, representante del sector socialcristiano, por Carsten Linnemann, un conservador experto en  economía.

Este último coronó su nombramiento arremetiendo contra personas de origen extranjero que, supuestamente, habían causado trifulcas en piscinas públicas de Berlín. Pidió «juicios rápidos» ignorando la legislación vigente. Pero, así, copió el discurso xenófobo y autoritario de la AfD.

Por el mismo sendero que Linnemann avanza también el alcalde gobernador de Berlín, Kai Wegner. Tras los disturbios de San Silvestre mostró su racismo simplicista exigiendo que se publicaran los nombres de pila de los detenidos, suponiendo que habría más extranjeros que alemanes entre ellos. A Merz, sin embargo, le ha respondido: «La CDU no puede, no quiere y no va a colaborar con un partido cuyo modelo de negocio es el odio, la división y la exclusión».

El evidente giro semántico hacia la derecha se explica por que la CDU todavía no ha encontrado su norte ideológico después de que Angela Merkel dejara, primero, la Presidencia del partido en 2018 y, luego, la política en 2021.
Y eso se debe a su forma de actuar, que depende de las circunstancias y de las encuestas, pero sin ningún rumbo ideológico definido.

Merz tiene pendiente para 2024 un congreso que debe redefinir las bases ideológicas de la CDU. No le será fácil, porque aún existen «merkelianos» en el partido, como Hendrik Wüst. El ministro presidente que lidera un bipartito con los Verdes en Renania del Norte Westfalia ha dejado claro que continua por el camino que marcó Merkel.

Su artículo, publicado por el diario conservador “Frankfurter Allgemeine Zeitung” (FAZ), no le gustó nada al líder de la CDU, quien lo consideró una «declaración de guerra». Hasta ahora no ha dicho cómo va a atraer a su electorado conservador, que no quiere una inmigración masiva o la política climática de los Verdes, pero tampoco se identifica con la AfD.

Los ultras viven un auge en los sondeos que los colocan en el 20% a nivel nacional, siete puntos por detrás de la CDU y por delante del SPD y los Verdes. Está por ver si la coyuntura les favorecerá en las elecciones regionales de Baviera y Hessen, en septiembre, aunque sus feudos están en el este, en Turingia, Sajonia y Brandenburgo, donde se votará en 2025. Entonces se elegirá también el Bundestag. No obstante, es ahora cuando Merz, que levanta pocas simpatías en el electorado, asienta las bases que le podrían hacer ganar los comicios, pero perder el Gobierno si le faltan socios.