Otro diputado balear vuelve a ostentar el tercer cargo más importante del andamiaje institucional del Estado. Félix Pons, oriundo de Palma, lo hizo en los 80, y ahora es el turno de Francina Armengol, nacida en Inca (tercera ciudad de la isla de Mallorca) y hasta hace muy poco, presidenta del Govern de les Illes Balears.
Tras dos legislaturas en las que cogobernó con los soberanistas de Més y con Podem, la ciudadanía le dio la mayoría a PP y Vox en el Parlament y ella renunció a su escaño. El líder de su partido, Pedro Sánchez, decidió adelantar las elecciones tras el batacazo que cambió el mapa de poder territorial a favor de los conservadores, y le invitó a pasar a la política madrileña. Una suerte de rescate para una dirigente que se ganó prestigio interno a fuerza de gestión, comenta a NAIZ un dirigente que compartió con ella los tiempos convulsos de 2015.
Farmacéutica de profesión y madre adoptiva de dos niños saharauis, fue la primera dirigente del PSOE balear que pactó un gobierno con un partido a su izquierda y con los soberanistas
Convulsos porque cuando esta farmacéutica de profesión y madre adoptiva de dos niños saharauis fue electa presidenta de Illes Balears había conseguido los peores resultados históricos del PSOE en su comunidad autónoma. La suma de un potente Podem y un ascendente soberanismo de Més le permitieron ser investida. Quienes vieron su derrotero desde aquellos días consideran que logró «generar un relato de liderazgo que fue muy acentuado en su buena gestión de la pandemia».
Fue la primera dirigente del PSOE balear que pactó un gobierno con un partido a su izquierda (Podemos) y con los soberanistas (cabe recordar que dentro de Més está la pequeña pero simbólica filial balear de ERC). Catalanohablante en su día a día (lo ha vuelto a demostrar en el twitt en el que ha agreadecido la elección de su partido para que sea presidenta del Congreso, al hacerlo en castellano y catalán, a pesar de haber dado el salto a Madrid), Armengol es vista por el PSOE como una dirigente del ala más escorada a la izquierda y pragmática.
Se define a sí misma como federalista y republicana, lo que no le impide tener su encuentro anual con los reyes cuando van a vacacionar a Palma. Es su perfil plurinacional, de contundente defensa de las lenguas cooficiales (siempre se ha conducido en catalán durante su vida política en Balears) y buen vínculo con los soberanistas lo que le ha granjeado el cargo por el que fue votada este jueves.
De hecho, hay quienes dicen que en los peores momentos de la relación de PSOE con Junts, ella fue un puente. Las fuentes preguntadas asienten y recuerdan las reuniones bilaterales que tuvo Armengol con Carles Puigdemont antes de que el expresident fuera cesado del cargo en 2017. La mallorquina también ha tejido lazos intensos con Ximo Puig cuando era president de la Generalitat valenciana y trató de hilvanar un eje mediterráneo particular en el PSOE.
«La defensa de la lengua catalana sin ser catalana»
«No es ninguna casualidad que haya sido elegida por Sánchez porque ella representa la defensa de la lengua catalana sin ser catalana y, más importante aún, sin representar un riesgo electoral para Esquerra ni para Junts. No pueden utilizar el argumento de que no la pueden votar porque el cargo le serviría para perfilarse como rival autonómica, porque simplemente nunca lo será», señala con suspicacia en conversación con NAIZ un soberanista que conoce a Armengol y su relación con los soberanistas.
Votar a un dirigente del PSC hubiera sido muy difícil para Junts y ERC. Sánchez encuentra en Armengol alguien que encaja en su mensaje de plurinacionalidad, que tiene mucha experiencia política al máximo nivel (más que la que tenía Meritxell Batet, de hecho) y que deberá encarar el muy probable cambio de reglamento en la Cámara para que los diputados puedan dar discursos en las lenguas cooficiales.
Sus críticos señalan un defecto compartido con el presidente: fagocita los éxitos surgidos de ideas de sus socios. «Es una Perra Sanxe», ironizan
Sus críticos señalan que Armengol tiene un defecto que comparte con Sánchez: fagocita los éxitos que surgen de las ideas de sus socios. El líder del PSOE lo ha hecho con varios hitos que impulsó Podemos y la flamante presidenta del Congreso lo ha hecho durante sus años en sociedad con Podem y Més. «Es una Perra Sanxe», comentan con ironía, utilizando el eslogan que Ferraz ha convertido de moda en el argot político madrileño.
Tiene como medallas legislativas haber impulsado dos leyes muy progresistas en su gestión en Illes Balears: la ley de vivienda y la ley de memoria democrática. Ambas ya están siendo desmanteladas a nivel autonómico por parte de PP-Vox. Desde este jueves, Armengol tendrá la difícil tarea de articular un hemiciclo muy polarizado en dos bloques casi empatados. No le espera tarea fácil pero nadie cree que le huiría al reto.