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El G20 suaviza el tono sobre la guerra de Ucrania al urgir a respetar la integridad territorial

Los líderes del G20 han denunciado el uso de la fuerza para obtener ganancias territoriales en una declaración que ha suavizado el lenguaje sobre la operación rusa en Ucrania, para irritación de Kiev. La cumbre no ha dado pasos para el abandono de los combustibles fósiles más allá de las palabras.

El primer ministro indio, Narendra Modi, con el presidente de la Unión Africana, Azail Assoumani.
El primer ministro indio, Narendra Modi, con el presidente de la Unión Africana, Azail Assoumani. (Ludovic MARIN | AFP)

El primer ministro indio, Narendra Modi, ha logrado que los participantes en la cumbre de las principales economías mundiales adoptaran una declaración final con la que salvar la reunión del G20 celebrada en su país, pero las divisiones sobre la guerra en Ucrania –en un mundo cada vez más multipolar y con intereses y agendas diversos– y las resistencias a la respuesta al cambio climático han requerido concesiones que han suavizado el documento.

Así, si bien la declaración final denuncia el «uso de la fuerza» destinado a obtener ganancias territoriales, lo hace sin mencionar explícitamente la operación rusa en Ucrania, a la que en la anterior cumbre del G20 celebrada en 2022 en Bali se calificó como «una agresión», al referirse a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que deploraba «en los términos más enérgicos la agresión cometida por la Federación de Rusia contra Ucrania».

Esta rebaja del tono ha irritado a Kiev. «Ucrania agradece a los socios que intentaron incluir una redacción fuerte en el texto. Al mismo tiempo, con respecto a la agresión de Rusia contra Ucrania, el G20 no tiene nada de qué enorgullecerse», ha señalado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko.

El texto exhorta a «todos los estados» a abstenerse del uso de la fuerza para actuar contra la «integridad territorial y la soberanía o independencia política de cualquier Estado».

El comunicado destaca el «sufrimiento humano y el añadido impacto negativo de la guerra de Ucrania», si bien no incluye una condena explícita sobre el conflicto.

Los líderes de las principales economías ricas y en desarrollo citan en concreto el impacto de la guerra en la cadena alimenticia y en la seguridad energética, además de en la estabilidad financiera, la inflación y el crecimiento, destacando su especial repercusión en los países en vías de desarrollo.

Hubo, admite, «consideraciones diferentes sobre la situación».

Una fuente diplomática francesa ha considerado «muy satisfactorio» el lenguaje utilizado en el comunicado, que «nos permite proyectarnos hacia lo que debería ser (...) una paz justa y duradera al final de la guerra en Ucrania».

El asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan, ha opinado también que la redacción del texto, en particular sobre Ucrania, es «un muy buen trabajo».

Sin pasos ante la emergencia climática

En lo que respecta al clima, los jefes de Estado del G20 ni siquiera han logrado mencionar que tenían un desacuerdo sobre la reducción de los combustibles fósiles, como lo habían hecho sus ministros de energía en julio en Goa.

También se han apegado al lenguaje utilizado el año pasado en Bali, pidiendo «acelerar los esfuerzos para reducir la generación de energía a partir de carbón», sin ir acompañada de dispositivos de captura o almacenamiento de carbono. Esto excluye de facto el gas y el petróleo.

«Es un mensaje terrible enviado al mundo, en particular a los países más pobres y vulnerables, que son los que más sufren el cambio climático», ha lamentado Friederike Roder, vicepresidenta de la ONG Global Citizen.

Los países empobrecidos se encuentran en primera línea frente a fenómenos meteorológicos extremos vinculados al cambio climático, así como ante la inseguridad alimentaria alimentada por la guerra en Ucrania que pesa sobre los precios de los cereales.

El presidente brasileño, Lula da Silva, ha vuelto a recordar el sábado al inicio de la cumbre la «emergencia climática sin precedentes» que afronta el mundo debido a la falta de compromiso con el medio ambiente.

Los países del G20, responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, han declarado su apoyo a los esfuerzos para triplicar la capacidad mundial de energía renovable para 2030.

También han advertido de que la inversión y el financiamiento del cambio climático deben «aumentar sustancialmente» para ayudar a los países en desarrollo a realizar la transición verde.

«Una voz para África»

En cualquier caso, el G20 ha suscitado un concierto de reacciones positivas en África al anunciar la integración de la Unión Africana, que cuenta con 55 miembros (de los cuales seis están suspendidos) y totaliza tres billones de dólares de PIB. Anteriormente, el continente estaba representado en el G20 por un solo Estado: Sudáfrica.

La entrada de la Unión Africana en el G20 ofrecerá «voz y visibilidad» a África, la parte del planeta que hoy muestra el crecimiento más rápido, y le permitirá hacer valer sus intereses y sus puntos de vista en el seno del G20, ha señalado el presidente de Kenia, William Ruto.

«Como continente, esperamos seguir avanzando en nuestras aspiraciones en la escena mundial, utilizando la plataforma del G20», ha coincidido la presidencia nigeriana, también invitada a la reunión de Delhi.