Pello Guerra

José Dueso condensa en un libro la mitología vasca, que evoluciona y «sigue viva»

El antropólogo José Dueso ha condensado cuarenta años de estudio de los mitos de Euskal Herria en su obra ‘Quién es quién en la mitología vasca y sus parientes por el mundo’, editada por Txertoa y en la que evidencia cómo ese conjunto de leyendas «se ha adaptado a cada momento de la historia».

Jose Dueso posa con su nueva obra, titulada ‘Quién es quién en la mitología vasca y sus parientes por el mundo’.
Jose Dueso posa con su nueva obra, titulada ‘Quién es quién en la mitología vasca y sus parientes por el mundo’. (Gorka RUBIO/FOKU)

Cuarenta años de estudio sobre los mitos vascos y su relación con los existentes en otras culturas es lo que se reúne en el nuevo libro del antropólogo José Dueso, que evidencia cómo la mitología vasca evoluciona y «sigue viva».

Su nuevo trabajo, titulado ‘Quién es quién en la mitología vasca y sus parientes por el mundo’, ha sido presentado a los medios de comunicación por el editor de Txertoa, Martin Anso, y el propio autor de los textos. Las ilustraciones que iluminan la obra han corrido a cargo de Gorka Aranburu.

En este libro, Dueso ha reunido a centenares de personajes que integran la mitología vasca, desde aquellos más antiguos que hunden sus raíces en la prehistoria, hasta los que fueron surgiendo a través de la literatura en el siglo XIX a raíz del movimiento romántico y que, de personajes de novela, han terminado integrándose en este mundo. Y todo ello buscando las conexiones con la mitología de otros pueblos, con los que existe una conexión evidente, según ha destacado Dueso.

Adaptarse al momento

Al respecto, el antropólogo ha puesto de relieve que esa especie de fusión de los mitos más ancestrales con los más recientes pone en evidencia cómo «ese conjunto de leyendas que nos llegan del pasado se ha adaptado a cada momento de la historia».

Entre los mitos originarios, ha destacado a Mari, «el origen de todo: es la gran diosa madre». Como sucede en otras culturas con personajes como Perséfone, Cibeles o incluso la Pachamama, Mari «es la tierra, a la que se termina dando forma humana y cada pueblo lo hace a su manera, tanto física como mentalmente». En un principio, «los dioses eran femeninos, porque quien da vida es la mujer», una situación que cambia a raíz de «la llegada de las sociedades patriarcales con los pueblos indoeuropeos».

Alrededor de Mari orbitan otros seres mitológicos, como su consorte Maju, o sus hijos Axular y Atarrabi, que «han existido y a los que se les atribuyen poderes fantásticos».

Junto a ellos, existe una «larga serie de personajes» que, en algunas ocasiones, se han desdibujado o que incluso llegan a tener contradicciones entre unos lugares y otros. Y que, como en el caso de Mari, tienen personajes semejantes en otras culturas, lo que evidencia que existen «troncos comunes con otras mitologías».

Son leyendas muy parecidas, pero que, «aunque existen en otros sitios, tienen su particularidad vasca», como sucede con el cíclope Tartalo, que entre los griegos era Polifemo. Sobre este caso en concreto, ha señalado que se da por hecho que esa leyenda griega terminó llegando a suelo vasco, donde fue adaptada. Pero Dueso ha querido darle una vuelta de tuerca a esta cuestión señalando que también puede ser posible que «mitos vascos fueran trasplantados a Sicilia» a través de viajeros que visitaron estas tierras y se llevaron esa leyenda a su tierra.

A estos mitos más antiguos se han ido sumando los más modernos, con especial relevancia de los que se han incorporado desde la literatura, especialmente desde el movimiento romántico del siglo XIX. Esa sería el caso de Aitor y de Amaia, que «son personajes inventados directamente, pero que terminan convirtiéndose en mitología».

En este terreno, Dueso ha destacado cómo las corrientes políticas e ideológicas también influyen y terminan incorporando nuevos mitos y ha citado varios ejemplos. Uno de ellos es el de Teodosio de Goñi, el dragón y San Miguel de Aralar, que, en realidad, es una leyenda escrita en el siglo XVIII por un sacerdote que mezcla otras tradiciones de otros lugares con el objetivo de ensamblar un relato que «justificara el origen divino del solar de Goñi».

El caso de Mari Domingi

Acercándonos al presente y como una de las muestras de esa evolución de la mitología, ha traído a colación el caso de Mari Domingi, incorporada a la mitología «desde el feminismo» al hacerla compañera de Olentzero. En origen, «es el personaje de una canción, pero ha pasado a la Navidad y como compañera de Olentzero, que empezó siendo un árbol y ahora es un personaje que trae regalos». Incluso este último era un ser mitológico que, como Tartalo, «antes generaban miedo».

Una evolución que también han sufrido otros personajes, como es el caso de las brujas. Dueso ha explicado cómo, en su origen, la sorgiña era la contraposición de la lamia. Una era «bondadosa y bella», mientras que la primera «es fea, como las arpías, y siempre va a hacer el mal». De ahí la necesidad de proteger el hogar con el eguzkilore.

De ese mito, las brujas pasaron a ser personas perseguidas por la Inquisición y que terminan dando miedo, como también sucedió con las lamias. Pero, con el paso de los siglos y como les ha ocurrido a Tartalo y Olentzero, esa figura «se ha trivializado» y ha perdido ese componente maligno. Es una muestra más de esa evolución, de ese «seguir viva» de la mitología vasca que ha querido poner en evidencia Dueso en su nueva obra.