Bajo el lema “Democracia siempre”, el presidente de Chile, Gabriel Boric, encabezó la ceremonia oficial en el palacio de La Moneda, bombardeado hace 50 años durante el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet que derrocó a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. El acto estuvo marcado por mensajes en defensa de la democracia y de condena a todo régimen que viole los derechos humanos.
«No importa el color del régimen que viole los derechos humanos, sea rojo, azul o negro: los derechos humanos deben ser respetados siempre y su vulneración, condenada sin matiz alguno», subrayó Boric. «No es separable el golpe de lo que vino después, desde el mismo momento se violaron los derechos humanos», apuntó.
Pidió que «nunca más la violencia sustituya el debate democrático» y dijo que este 50 aniversario es una oportunidad para «fortalecer la convivencia». «Hoy decimos ante Chile y el mundo: democracia hoy y siempre», indicó. «La democracia es una construcción continua», dijo, y «el único camino para avanzar a una sociedad más justa y humana».
En presencia de los gobernantes de México, Colombia, Bolivia, Uruguay y Portugal, Boric pronunció un sentido discurso, donde describió a Allende como un hombre «de impecable trayectoria democrática» e hizo un reconocimiento a las 40.000 víctimas que dejó la dictadura, entre ellas 1.747 personas ejecutadas y 1.469 desaparecidas.
«Nos rebelamos cuando nos dicen que no había otra alternativa, por supuesto que había otra alternativa», dijo Boric en entre aplausos de familiares de detenidos desaparecidos y de dirigentes extranjeros, entre quienes estaban también los expresidentes uruguayo José Mujica y colombiano Juan Manuel Santos y la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, entre otros.
Antes, el partido ultraderechista UDI aseguró que el derrocamiento de Allende se debió a «la situación extrema que vivía Chile» y que fue «inevitable» debido «al quiebre» institucional y social.
«La memoria es democracia y futuro»
Durante la ceremonia oficial, la senadora e hija del derrocado presidente, Isabel Allende, subrayó entre lágrimas que «la memoria es un primer paso para llegar a la verdad, pero necesitamos mucho más para llegar a la justicia y asegurar la no repetición de los hechos de ese día. Por eso, suscribo el lema de que la memoria es democracia y futuro».
Uno de los momentos más emotivos fue el minuto de silencio a la hora exacta, las 11.52, en que La Moneda fue bombardeada. Siguió la interpretación de la “Cueca sola”, un tema del grupo folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, pero danzado por una sola mujer.
En lenta procesión, con coronas florales, banderas y fotografías de ejecutados políticos y detenidos desaparecidos, cientos de personas homenajearon a Allende paralelamente al acto oficial. «¡Allende vive, ahora y siempre!», se escuchaba junto a la estatua que le recuerda en la cara norte de la sede de Gobierno.
La ciudadanía chilena, ajena a la conmemoración
El 75% de los chilenos no había nacido el 11 de septiembre de 1973, quizá por eso a pie de calle la ciudadanía parece cada vez más ajena a una dictadura de la que quedan herencias, como la Constitución. Solo un 25% se ha interesado en la conmemoración del 50 aniversario del golpe de Estado, según un sondeo de Pulso Ciudadano-Activa Research, aunque otra de las razones podría ser que cuatro años después del estallido social apenas «se ven avances».
Hoy, en medio del ascenso de la ultraderecha y de las condenas a los represores, solo un 47,5% de los chilenos considera que Augusto Pinochet fue un dictador. Casi el mismo porcentaje que votó en las presidenciales de 2021 por el José Antonio Kast (45%). La mayoría de los consultados cree que el golpe fue negativo, injustificable y evitable, pero el 44% piensa que se justifica según la situación. El 39,9% responsabiliza del golpe al propio Allende; el 30,8%, a las FFAA; y el 30,6%, a EEUU. En mayo, un 36% justificaba el golpe, frente al 16% que hace dos décadas entendía las razones de los militares.