Comienza el camino del euskara, catalán y gallego hacia la oficialidad en la UE

A propuesta del Estado español, el catalán, euskara y gallego podrían ser reconocidos este martes como nuevas lenguas oficiales de la UE. Sin embargo, las dudas de algunos países miembros auguran un camino mucho más largo y complicado del previsto.

La oficialización del catalán, euskara y gallego permitiría su uso en el Parlamento Europeo.
La oficialización del catalán, euskara y gallego permitiría su uso en el Parlamento Europeo. (EUROPA PRESS)

Los estados miembros de la Unión Europea deberán decidir este martes si reconocen el catalán, euskara y gallego como lenguas oficiales de la entidad política, tras la solicitud realizada por el Estado español. Sin embargo, algunos países, como Suecia o Finlandia, han mostrado sus dudas ante el proyecto. El caso del gaélico, por el momento, es el único antecedente de una oficialización posterior a la entrada de un país a la comunidad política europea.

Los resultados de las elecciones del pasado 28 de julio dejaron un panorama político complejo en el Estado español. Una de las cuestiones a dilucidar era la postura de Junts respecto a la posible investidura de Pedro Sánchez, y los votos de los siete diputados independentistas, avisaron, no saldrían baratos. Así, con el apoyo también de los diputados de ERC, impulsaron la defensa de las lenguas cooficiales del Estado en el Congreso y, desde este martes, catalán, euskara y gallego podrán usarse en Madrid merced a la mayoría que previsiblemente formarán PSOE, Sumar, ERC, PNV, EH Bildu, BNG y Coalición Canaria.

La segunda parte del pacto entre Junts y PSOE, sin embargo, parece que deberá recorrer un camino más largo y repleto de obstáculos. La intención es que el catalán, euskara y gallego también sean lenguas de pleno derecho en la UE, pero el requerimiento debe ser aprobada por unanimidad de los Veintisiete, y algunos estados miembros ya han expresado sus reticencias.

Concretamente, Suecia y Finlandia se han mostrado públicamente escépticas a la oficialización de estas lenguas en la UE y han pedido tiempo para analizar «los efectos presupuestarios y prácticos» antes de adoptar una decisión final. «El Gobierno considera que se necesita un análisis de las consecuencias en lo que se refiere a la influencia de la propuesta en la efectividad del trabajo de la UE, así como los efectos presupuestarios y prácticos, para tomar una postura final», consta en un documento emitido el pasado miércoles por la cancillería del Ejecutivo sueco, que encabeza el conservador Ulf Kristersson.

Por su parte, un comité finlandés centrado en temas de la UE y liderado por su primer ministro, Petteri Orpo, confirmó el pasado viernes que tampoco veía clara esta opción, alegando que la oficialización del catalán, euskara y gallego implicaría cargas financieras y una ralentización de la toma de decisiones en el ámbito comunitario.

En la reunión de este martes, el Estado español –que actualmente ostenta la presidencia rotatoria de la UE– deberá tantear a sus socios para vislumbrar si existe la unanimidad necesaria para sacar su propuesta adelante. Solo en caso de confirmarse el apoyo de todos los países tendría lugar la votación este mismo martes. Anticipándose a las dudas legales y económicas que puede generar el procedimiento en el resto de estados miembros, el Gobierno de Sánchez se ofreció el pasado viernes a costear los gastos de una hipotética oficialización de las lenguas cooficiales.

Posición de diferentes países

Otra posible explicación sobre por qué varios estados no ven con buenos ojos la oficialización de las lenguas cooficiales del Estado español es que en muchos de ellos conviven varios idiomas, algunos de los cuales carecen de reconocimiento. Así ocurre en Suecia, donde si bien el llamado Comité de Lenguas Minoritarias admite la existencia de finés, sami, romaní, yidis y meänkieli, el sueco es la única lengua oficial. En Finlandia, en cambio, además del finés, el sueco también cuenta con reconocimiento de oficialidad. No así el sami, también hablado en Finlandia pero sin ser oficial.

Además, cabe recordar que el uso por parte de los eurodiputados de las lenguas oficiales de la UE no está restringido a ningún territorio, por lo que un político natural de Iparralde o Catalunya Nord podría usar el euskara o el catalán del mismo modo que sus conciudadanos del sur de ambos países. Aun así, el Estado francés todavía no ha expuesto cuál es su postura sobre este tema.

Algo similar ocurre con el gallego y el portugués, idioma que ya es oficial en Europa. A lo largo de las últimas décadas, varios eurodiputados gallegos, como el eurodiputado de Coalición Galega entre 1996 y 1999 José Posada y el eurodiputado del BNG entre 1999 y el 2004 Camilo Nogueira, han usado su lengua para intervenir en el Parlamento europeo, haciéndose valer, eso sí, de los traductores de portugués.

Pero el galaicoportugués no es el único contínuum lingüístico que supera fronteras estatales en el seno de la UE. Por ejemplo, y sirviendo de espejo a la propuesta del Estado español, Bélgica impulsó la oficialidad de las tres lenguas habladas en su país: neerlandés, francés y alemán. Mientras el primero, en su dialecto flamenco, es la lengua de aproximadamente el 60% de la población, Bélgica también reconoce el alemán, lengua propia del 1% de sus ciudadanos, mayoritariamente en la provincia de Lieja.

También es paradigmático el caso de Irlanda, país que ha solicitado la oficialización de dos lenguas en la UE, aunque con 32 años de diferencia. La República de Irlanda entró en la comunidad europea en 1973, y en aquel momento solo pidió incluir el inglés como lengua oficial. En 2005, en cambio, se aprobó la oficialización del gaélico, pero las dificultades para encontrar traductores y la falta de medios en general retrasó hasta el año pasado su consideración como lengua oficial de pleno derecho, que en un principio estaba prevista para 2007. Es la única ocasión en la que un estado miembro ha solicitado la oficialización de una lengua años después de su entrada en la UE.

Volumen de hablantes

La exclusión del catalán, euskara y gallego de las instituciones europeas no se sostiene si se tiene en consideración el número de hablantes de cada uno. Así, según los últimos datos de la Secretaria de Política Lingüística del Govern de la Generalitat, el catalán cuenta con 9 millones de hablantes repartidos en cuatro estados europeos (español, francés, Andorra e Italia). Un número cercano a los 11 millones de hablantes de sueco y casi el doble de los 5,4 millones del finés.

El gallego, por su parte, tiene «solo» 2,4 millones de hablantes, una cifra que lo pone a la par de una lengua oficial como el esloveno, y por encima de otras como el letón o el estonio, que no llegan a los 2 millones. Además, como ya hemos comentado, el portugués y sus 10 millones de hablantes pueden ser considerad una extensión del galaicoportugués, sumando entre ambas lenguas 12,4 millones de «falantes».

En lo referido al euskara, la VII Encuesta Sociolingüística de 2021 publicada este año apunta que unos 866.000 habitantes mayores de 16 años son euskaldunes en las siete provincias vascas. A pesar de que la cifra pueda parecer baja, seguiría siendo un guarismo superior al de lenguas como el maltés o gaélico, ambas oficiales.