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La calle árabe grita su ira por las masacres que Israel continúa en Gaza

La calle árabe mostró su ira por la agresión a Gaza en una jornada de movilizaciones que son un arma de doble filo para regímenes dictatoriales y estados que han normalizado relaciones con Israel. Mientras, el Ejército israelí continúa con una operación que prepara «una nueva realidad» en la Franja.

Manifestación en solidaridad con Gaza en Beirut.
Manifestación en solidaridad con Gaza en Beirut. (Anwar AMRO | AFP)

De El Cairo a Bagdad pasando por Túnez, decenas de miles de personas se manifestaron ayer en las capitales árabes en apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza, bombardeada sin pausa por Israel desde el ataque sorpresa de Hamas hace dos semanas.

Una de las movilizaciones más multitudinarias tuvo lugar en la capital egipcia, donde el régimen de Abdelfatah Al Sissi ha aplastado cualquier protesta desde el golpe de Estado. Ahora las movilizaciones en apoyo a Gaza van acompañadas de muestras de adhesión al régimen. Así, la jornada fue bautizada como «el viernes de Viva Egipto» y el rostro de al Sissi se entremezclaba con los banderas palestinas.

El presidente egipcio convocó las marchas para que le dieran un «mandato» sobre medidas de seguridad frente a la crisis, en una demostración de fuerza la víspera de que sea el anfitrión de una cumbre internacional sobre Gaza.
Pero Egipto ilustra cómo la ira de la calle árabe es un arma de doble filo para el poder.

En la plaza Tahrir, lugar no incluido entre los puntos de reunión autorizados, rechazaron que la movilización amparara al Gobierno. «Aquí no damos ningún mandato. Esto es una verdadera manifestación». De hecho, adaptaron algunas de las consignas de la revolución de 2011. «Pan, libertad, Palestina árabe» y «El pueblo quiere la caída de Israel».

La Policía dispersó a los manifestantes y detuvo a decenas de personas. En la mezquita de Al-Azhar, sede de la máxima autoridad del Islam suní, la multitud coreaba  «Israel terrorista» y «¿Dónde está el Ejército árabe?», criticando el desamparo de los palestinos. Varios de los Estados árabes que acogieron las protestas y que ahora expresan su apoyo a Gaza han restablecido relaciones con Israel pese a la oposición de sus comunidades. La ira también retumbó en Jordania, país vinculado a Israel por un tratado de paz. En Ammán más de 5.000 personas se reunieron frente a la Gran Mezquita Husseini. En Túnez, miles de manifestantes dirigieron la cólera a las embajadas estadounidense y francesa. «Francia, lárgate». «El pueblo quiere la destitución del embajador», corearon.

«¡Muerte a Israel!» y «Muerte a América», gritaron miles de personas en la Mezquita Diraz de Bahrein, reclamando acabar con la normalización de relaciones y la expulsión del embajador israelí. Cerca de 2.000 personas marcharon en Beirut, en otra jornada de fuego cruzado en la frontera libano-israelí.

Amenaza a otro hospital

Mientras, en Gaza, Israel sigue adelante con el castigo colectivo y las denuncias por  crímenes de guerra son diarias. El jueves bombardeó dos panaderías en las que numerosas personas hacían cola, causando la muerte de al menos 25 personas.

Tras los ataques contra varias mezquitas con decenas de muertos, la aviación israelí destruyó la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio, matando a 18 personas. En ella se refugiaban cientos de desplazados por los bombardeos. Asimismo, destruyó seis edificios residenciales en Jan Yunis, con al menos 21 muertos.

Ayer el Ejército israelí ordenó evacuar el hospital Al Quds, ubicado en la Ciudad de Gaza, lo que amenazaba con otra matanza como la del hospital Al Ahli, en la que sigue negando responsabilidad. En el hospital Al Quds hay alrededor de 400 pacientes y se refugian cerca de 12.000 desplazados. Se suma a anteriores ataques a los hospitales, ambulancias, sanitarios, trabajadores de Naciones Unidas (ya ha matado a 16 empleados de la Unrwa), y población civil en general, ignorados por los aliados occidentales de Israel, como denunció un grupo de relatores especiales de la ONU. 

Una mujer llora en su casa destruida en Rafah, al sur de Gaza.

Son ya más de 4.100 muertos y 13.000 heridos y solo el jueves los bombardeos mataron 350 personas e hirieron a 670. Las autoridades de Gaza creen que aún hay cerca de 1.400 desaparecidos entre los escombros, la mitad niños.
Israel no está dispuesto a parar el asedio y según el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, tiene un plan con tres etapas: bombardeos, intervención terrestre y finalmente «una nueva realidad de seguridad» en la que el Estado israelí «quedará eximido de responsabilidades con la vida» en la Franja, una idea que sugiere una administración ajena.

Mientras, la ayuda internacional que necesitan desesperadamente los 2,3 millones de gazatíes seguía bloqueada por las exigencias de Israel para controlar su contenido. Una ayuda, que en cualquier caso, no acaba con el sufrimiento de los bombardeos.

Hamas exigió la apertura permanente del paso de Rafah entre Gaza y Egipto, y lamentó que esta ayuda no es más que una distracción de Israel y EEUU mientras sigue la agresión, reclamando la apertura permanente del paso. Además, rechazó que quede circunscrita al sur de la Franja porque supone una maniobra de presión para forzar el desplazamiento del pueblo palestino.

Liberadas

Las Brigadas Al Qasam de Hamas liberaron a dos rehenes, madre e hija, tras la mediación de Qatar. Aseguraron que el gesto quiere  «demostrar al pueblo estadounidense y al mundo que las afirmaciones hechas por Biden y su Administración fascista son falsas e infundadas». «Es un paso humanitario claro para demostrar que nuestro conflicto es solo con Israel», añadieron.

Al Jazeera

El Gobierno de Israel va a ordenar cerrar medios cuyas informaciones «dañen la seguridad nacional», una medida dirigida al canal qatarí Al Jazeera, que implica suspender transmisiones, cerrar oficinas, revocar las credenciales de periodistas y confiscar los equipos del canal.