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Las acusaciones mantienen sus peticiones para el juzgado en Bilbo por el intento de homicidio

Las acusaciones han mantenido sus peticiones de 9 y 17 años de cárcel para el acusado de intentar asfixiar hasta la muerte a un hombre con el que se había citado a través de una aplicación para homosexuales. Los peritos han sostenido que «fue un acto deliberado y planificado».

Vista general de la sala en la que se celebra el juicio.
Vista general de la sala en la que se celebra el juicio. (EUROPA PRESS)

La Fiscalía y la acusación particular han mantenido sus peticiones de pena para Nelson M.B., de 25 años, a quien se le juzga en la Sección Segunda de la Audiencia de Bizkaia por intentar matar mediante asfixia a un hombre con el que se había citado para mantener relaciones sexuales en diciembre de 2021 en el domicilio de la víctima en Bilbo.

En el trámite de conclusiones definitivas e informes finales, celebrado este miércoles, el Ministerio Público ha mantenido la acusación de un delito de homicidio en grado de tentativa, por el que pide 9 años de prisión, al estimar que el acusado aplicó una técnica a la víctima, conocida como «del abrazo o mataleón», que «sabía que podría causar su muerte».

La acusación popular, en nombre de la asociación Gehitu, eleva la pena hasta más de 17 años al considerar los hechos una tentativa de asesinato, con el agravante de homofobia ya que «buscó y seleccionó a la víctima» en una aplicación para homosexuales.

Considera también que perpetró un delito de lesiones ya que, según esta parte, se produjo un primer ataque con intención de matar a la víctima y, al resultar frustrado, le atacó una segunda vez ya con intención de huir.

La defensa, por su parte, ha pedido la absolución al considerar que el ataque «duró unos segundos, solo fue un impulso» y «cesó, y evitó así la consumación del delito».

«Castillo de naipes»

«Se ha construido un castillo de naipes para presentar al acusado como un asesino en serie y ha tenido una buena acogida mediática», ha criticado, al tiempo que ha extendido dicha crítica a la Ertzaintza que «quizás debido a una defectuosa investigación, intenta vestir al muñeco».

Ha destacado que «en todo caso, se trataría de delitos contra el patrimonio», en referencia a que el acusado reconoció que había sido «tarjetero» y dedicarse, en su momento, junto a otras tres personas –que no han sido localizadas– a robar tarjetas bancarias y sus claves para extraer y gastar dinero.

Los ertzainas que declararon en el juicio afirmaron que no encontraron huellas del acusado en los domicilios de los siete fallecidos, pero sí localizaron documentación bancaria en relación a extracción de dinero en cajeros o bizums.

En la sesión de este miércoles también se han practicado pruebas periciales que han determinado que las lesiones que presentaba la víctima son «compatibles» con un intento de estrangulamiento a mano y que el acusado padece un trastorno antisocial que «no afecta a su capacidad volitiva y cognitiva».

«Acto deliberado»

«Es perfectamente consciente de lo que hace; fue un acto deliberado y planificado», han dicho.

El acusado ha afirmado en el último turno de palabra que se entregó «para limpiar mi nombre, tengo la conciencia tranquila».

«Ni intenté matar a nadie, ni soy una asesino en serie», ha dicho en referencia a las testificales en la vista oral de dos ertzainas que afirmaron ante el tribunal que el acusado «podría ser un posible asesino en serie» de gais, ya que su nombre aparece en las investigaciones de la muerte de siete hombres, inicialmente consideradas naturales, y en otro intento de homicidio.