Rabia, frustración, impotencia… El Barcelona se ha llevado una inmerecida victoria de Anoeta merced a un gol de Araujo con el tiempo cumplido, un mazazo para una Real que ha sido mejor durante la mayor parte del encuentro pero que no ha podido trasladar esa superioridad al marcador. Una película similar a la del día de Inter, pero peor. En la recta final se nota que los equipos grandes cuentan con mejores bazas en el banquillo, como hoy por ejemplo Pedri.
Imanol ha apostado por su once de gala, mientras que en el Barça eran titulares Koundé y Lewandowski, además de un Iñigo Martínez que ha escuchado música de viento cada vez que ha intervenido en el juego.
La Real ha salido como un cañón, en menos de tres minutos Barrenetxea, Oyarzabal y Merino han podido marcar, pero Ter Stegen ha desviado los remates de los dos primeros, y el cabezazo del navarro se ha ido fuera por muy poco.
Tras esa salida en tromba, la Real ha seguido con el acelerador a fondo. Merino ha estado dubitativo para resolver un cuatro contra tres, Ter Stegen ha vuelto a exhibirse ante Kubo y Traoré no ha acertado con la asistencia tras llegar a línea de fondo.
El asedio blanquiazul era una constante, los culés achicaban como podían, y pasada la media hora Zubimendi casi aprovechaba un error de Ter Stegen para mandar la pelota a la red.
Caídas en el área
En el otro lado del campo, Remiro vivía con relativa placidez, teniendo en cuenta quiénes estaban delante. El único susto llegaba al filo del descanso, con un par de caídas de Lewandowski y Joao Felix que los visitantes han reclamado como penalti, pero el árbitro ha dejado seguir y el VAR ha confirmado su decisión.
La Real había sido mucho mejor durante los primeros 45 minutos, pero el marcador se mantenía en tablas porque este juego es a veces así de injusto y lo que dice el luminoso no tiene nada que ver con lo que pasa sobre el verde.
El inicio de la segunda parte ha equilibrado la balanza. El Barça, al que el empate no le servía de gran cosa, acumulaba más posesión, aunque la Real seguía generando peligro. Xavi metía oxígeno con Ferrán Torres y Pedri por el reaparecido Lewandowski y Fermín, e Imanol respondía con Aritz en el lugar de Traoré.
Esta vez era Oyarzabal el que pedía penalti, en un forcejeo con Koundé, pero tampoco. Ter Stegen volvía a salvar a su equipo al repeler una volea de Barrene y una espectacular llegada de Kubo no encontraba rematador. Faltaban veinte minutos y Anoeta rugía. Zubeldia cortaba con el brazo una contra y no jugará en Almería, al ver la quinta amarilla. Lejos de parecer un equipo grande, los visitantes aguardaban una contra ganadora, incapaces de generar en juego estático.
En el 78, Cho entraba por un Barrene que se había fajado con un morlaco como Araujo. Los hombres más adelantados daban señales de cansancio, y Carlos Fernández entraba por un fundido Oyarzabal.
Pero como el día del Inter, los últimos minutos se han hecho largos. Remiro ha salvado las dos primeras, un duro tiro de Araujo y sobre todo un mano a mano ante Gavi, pero ya en el descuento no ha podido hacer nada ante un testarazo de Araujo a centro de Gundogan. En vivo parecía fuera de juego, pero por la tele se veía claramente que no era. Lo dicho, qué injusto es a veces este juego.