El Papa Francisco ha nombrado arzobispo de Iruñea y obispo de Tutera al mercedario Florencio Roselló Avellanas, actualmente director de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE). El turolense, de 61 años, lleva desde 1983, antes incluso de ordenarse como sacerdote, vinculado al trabajo con presos y presas.
La designación de Roselló cierra por el momento los relevos en el seno de la Iglesia vasca –se baraja la posibilidad de que se designe a un auxiliar para Bilbo– y termina con la situación de interinidad en que se encontraba la diócesis navarra desde que en enero de 2022 Francisco Pérez –que ha ocupado la plaza durante 16 años– presentó la renuncia por edad, tal y como establece el Código de Derecho Canónico. El Papa ha aceptado el desistimiento y este jueves la Santa Sede ha dado a conocer la identidad de su sustituto.
Una vez que se ha hecho pública la identidad de su sucesor, Pérez ha comparecido en rueda de prensa. En ella, ha querido pedir «perdón» por «todo aquello en lo que no he estado a la altura de las circunstancias» y por los «fallos que a veces podamos cometer en la Iglesia, sabiendo que el único perfecto es Jesucristo».
En respuesta a los medios sobre si este «perdón» también se dirige a las víctimas de abusos, ha respondido afirmativamente, asegurando que «a todos, yo pido perdón todos los días». La posición de Pérez, al igual que la de otros obispos, ha sido criticada en numerosas ocasiones por las víctimas.
En junio de 2021, se produjo un hito en la Iglesia navarra, cuando Pérez pidió perdón a los niños abusados por el sacerdote José San Julián en el colegio El Puy de Lizarra entre 1958 y 1973, pero no lo extendió a otros casos. Entonces, algunas de las víctimas, le recordaron a Pérez que faltaba justicia y reparación.
Francisco ha adoptado por un religioso para ponerle al frente de la Iglesia de Nafarroa, al igual que hizo en octubre de 2022 cuando eligió al sacerdote claretiano y periodista Fernando Prado Ayuso (Bilbo, 1969) como obispo de Donostia en sustitución de José Ignacio Munilla, que dejó la diócesis de la capital guipuzcoana para ser prelado de Orihuela-Alicante. Antes, en mayo de 2021, tal y como estaba previsto, puso al frente de la diócesis de Bilbo a Joseba Segura, El de Iruñea era el último arzobispado del Estado español que estaba vacante.
Capellán de la cárcel de Castelló
Hasta el momento Roselló era el superior de la comunidad mercedaria de Castelló y capellán de esa cárcel. Tras su consagración episcopal, el próximo 27 de enero, se convertirá en el séptimo prelado religioso de la CEE.
Dos años antes de ser ordenado como sacerdote, siendo seminarista, el próximo arzobispo de Iruñea entró en la ya desaparecida cárcel Modelo de Vàlencia, experiencia que según ha relatado en múltiples ocasiones cambió su orientación vocacional, volcándose en el trabajo con los presos.
Su primer destino, de 1985 a 1986, fue la comunidad del Hogar Mercedario de Barcelona (Casa de acogida de presos en permiso y/o libertad condicional o definitiva). Después estuvo en las comunidades mercedarias de Vàlencia (1986-1987); de Castelló (1987-1994); de Elx (Alacant) (1994-2003); y en la Curia Provincial en Barcelona (2003-2015). En 2015 regresó a Castelló, donde reside en la actualidad.